La agrupación HIJOS (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) fue espiada por la policía bonaerense desde su creación hasta, al menos, 1998, cuando se disolvió la Dirección de Inteligencia de la fuerza. La Comisión Provincial por la Memoria entregará hoy a los miembros de ese organismo de derechos humanos los expedientes que dan cuenta de ese seguimiento. Allí consta que, para la policía, los HIJOS pretendían “ser la vanguardia de un movimiento insurgente a nivel continental”.
La Comisión Provincial por la Memoria es custodia de los archivos de la ex Dirección de Inteligencia de la Policía Bonaerense (Dipba). Allí hay papeles que documentan la represión ilegal de la última dictadura pero también las tareas de inteligencia previas y posteriores al terrorismo de Estado. De hecho, el espionaje a la agrupación que forman los hijos de desaparecidos comenzó en 1995.
Entre los expedientes que entregará hoy la Comisión hay varios recortes periodísticos pero también documentos de elaboración propia de la policía, como una ficha de la agrupación y fichas personales de distintos integrantes. Entre los datos que figuran, están los domicilios de los militantes de HIJOS, con quiénes vivían y los autos en los que se manejaban.
Una preocupación de los bonaerenses era ligar a cada Hijo con la agrupación en la que habían militado sus padres desaparecidos. Los documentos revelan que la policía tenía infiltrados o al menos informantes que participaron en algunas reuniones en la casa de los HIJOS de La Plata. Como en todo el material que proviene de ese archivo hay hechos ciertos que me mezclan con datos falsos o análisis desacertados. Por ejemplo, hay una especie de análisis político sobre el organismo, en el que entre los “puntos estratégicos” se menciona la idea de constituirse en una “vanguardia insurgente” del continente.