Por I. H.

“Yo no soy un arrepentido, siempre me presenté ante la Justicia, que quede claro”, se ataja Roberto Martínez Medina, el ex secretario de Raúl Granillo Ocampo que ayer dejó perplejo al tribunal oral que juzga a María Julia Alsogaray con sus relatos sobre el pago de sobresueldos millonarios durante el menemismo. Alguna vez fue mano derecha de Granillo, antes y durante su paso por el Ministerio de Justicia, pero terminó denunciándolo en varias causas. “Compró tres pisos para sus hijos a 200 mil dólares cada uno y mejoró su bodega en La Rioja”, advirtió ayer. Hace un tiempo el ex ministro le devolvió la patada acusándolo de extorsión.
–¿Cómo llegó usted al juicio contra María Julia? –preguntó Página/12.
–Hasta yo estoy sorprendido. Debe ser porque cuando hace dos años declaré en el juzgado de Urso por el tema de las cárceles comenté que por lo menos María Julia blanqueó en su declaración jurada lo que cobraba, cosa que Granillo no hizo.
–¿A qué se debe su participación en la causa por sobrepagos en la construcción de cárceles (por la que Menem tiene pedida la captura)?
–Porque había visto anotado en el escritorio del hermano de Granillo, Nicolás Granillo, que decía Techint 250 mil y 250 mil y de caja 500 mil (Techint fue la concesionaria en la licitación para montar los penales). Lo vi y lo declaré. Creo que declaré espontáneamente. Nicolás se compró en 500 mil dólares al contado cuando el hermano era ministro el piso donde vive en avenida Alvear.
–¿Cómo sabe que lo que usted llevaba al ex ministro era un sobresueldo?
–Su sueldo era de 10 mil pesos. Yo le iba a buscar, aparte, el sobre de 50 mil. Se lo dejaba en el despacho y él llamaba a la otra secretaria y la mandaba “andá a pagarme la tarjeta de crédito, andá a pagarme el piso de los chicos, esto, lo otro”. Compró tres pisos para sus hijos a 200 mil dólares cada uno en Libertad al 1500 casi avenida Libertador. Y mejoró su bodega en La Rioja. Esto que yo digo está bajo investigación de Oyarbide, en la Oficina Anticorrupción yo di detalles y ese organismo denunció enriquecimiento ilícito. Parece que Granillo no puede justificar cerca de cinco millones de pesos. Lo llamó a indagatoria a él, a la esposa, los tres hijos, los socios y el contador. Ahora debe resolver.
–¿Quién era la secretaria que le hacía aquellos trámites?
–Graciela Ponte de Lanza. Su marido es el titular del registro automotor de Lanús otorgado por Granillo Ocampo.
–¿Qué puede aportar Jorge Rodríguez en las investigaciones?
–Tendrá que confirmar o desmentir. La oficina de él quedaba donde yo iba a cobrar, arriba en un entrepiso, donde había un balcón. Si Rodríguez entraba a su despacho uno desde ahí abajo podía verlo.
–¿Cuándo decidió denunciar y por qué?
–No es que lo decidí, un día me citó la Oficina Anticorrupción y hablé.
–¿Y por qué, entonces, usted no lo denunció antes?
–No sabía si eran sobresueldos o qué. Además estuve secuestrado, me reventaron a palos. Fue por el 2001, a raíz de una broma que hice entre algunas personas después de un acto, cerca de la sede partidaria. Me dijeron “che, a ustedes los va a llamar la Justicia” y yo contesté que sabía perfectamente lo que tenía que decir. Parece que al doctor Granillo le llegó. Al mes me allanaron la casa, bajé 25 kilos, casi arruinan a mi familia.
–¿Qué lo distanció de Granillo Ocampo?
–Fue después de la desastrosa elección de 2000. Le recordé que me debía mucha plata y me contestó que sólo me podía recomendar. A mi contestador telefónico le puse: “Diríjase a otro teléfono, yo no estoy más en política, no me dedico a cosa sucias”. Estaba asqueado, el Ministerio de Justicia se había transformado en una unidad básica.
–¿Qué implicancias tiene para María Julia lo que usted dijo?
–Puede ser que esté contenta. Ella admitió que cobró eso. En todo caso, ha complicado a otros ministros. Yo ratifico lo que dijo ella porque sé que es verdad. Escuché decir a algún ex ministro “esta chica nos complica a todos”, pero no quiero decir quién.