Por A.F.

“Es un fallo muy importante por distintos motivos –explica María Elena Naddeo, titular del Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes del gobierno porteño–. En primer lugar porque consagra o refuerza el concepto de ciudadanía de niños y adolescentes, de ser parte de una causa y contar con su propio abogado defensor, más allá del defensor público que representa el interés general. Es un fallo que sienta jurisprudencia. Tiene que ver con la Convención Internacional de los Derechos del Niño, que plantea que todos los chicos tienen que ser escuchados en las instancias en las que son parte.”
–El mismo fallo habla de la posibilidad de que el Consejo actúe como querellante en casos similares. ¿Ya se están planteando otros casos?
–Sí, absolutamente. Se abre una estrategia jurídica diferente. Se están plasmando en el ámbito institucional estrategias que fortalecen el ejercicio de los derechos de los chicos con sus abogados y profesionales, en una nueva etapa en la cual la Justicia reconoce su aplicación.
–Este caso involucra la explotación sexual de una adolescente. Se sabe que hay muchas otras chicas en situación similar, pero pocas veces hay condenas. ¿Qué falla?
–El tema de la prostitución infantil es un tema muy invisibilizado; en particular cuando se trata de adolescentes hay una cierta aceptación de pautas culturales, como que la prostitución siempre existió y que de alguna manera ha sido consentida por algunos estereotipos y patrones culturales muy antiguos. En segundo lugar porque las víctimas de abuso y de explotación sexual para probar el delito tienen que ser sometidas a numerosas pericias y el andamiaje institucional es generador de traumatismos. Muchas personas víctimas de delitos prefieren no hacer las denuncias para no pasar por esto. Además existe la complicidad de sectores vinculados con el tráfico de chicos, con la prostitución, cierta connivencia de circuitos delictivos de parte de un sector de las fuerzas de seguridad. Esto permanentemente se denuncia, se hacen esfuerzos por modificar y capacitar, hay permanentes recambios de autoridades policiales justamente porque por acción u omisión están implicadas.
–En este caso puntual, el padre de la chica era policía.
–Sí. Pero más allá de este caso, lo que hemos visto es en algunos casos cierta indiferencia o incluso complicidad, porque las denuncias que formulan vecinos acerca de fenómenos sospechosos son fácilmente observables por el personal de la zona y no ha habido intervención. Muchas veces recurrimos a las oficinas de Asistencia a la Víctima y a la División Delitos contra Menores, un equipo alejado del ámbito comunitario y barrial, justamente para despejar cualquier duda con respecto a la connivencia. En cualquier caso, lo importante en este caso es el fallo, que excede esta situación y que establece un importante precedente.