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Sospecha de trabajadores
Los trabajadores de las Salinas del Bebedero no dudan en sostener que inundar las minas de sal, lejos de tener un fin ecologista, esconde la búsqueda de un rédito comercial. “Lo que se busca es crear un parque provincial, con hotel cinco estrellas incluido, para que los turistas puedan bañarse en aguas saladas”, afirman en sus volantes los trabajadores de Dos Anclas. Incluso en San Luis suele repetirse que los Rodríguez Saá tienen tierras y otras propiedades cercanas a esta zona.
Para justificar la construcción de este canal, el gobierno provincial recurre a un texto de Manuel Alejandro Pueyrredón: Historia de mi vida. El libro, escrito en la segunda mitad del 1800, describe a la zona con cierta vegetación y un mayor caudal del río.
Las sospechas de la existencia de un negocio oculto se acrecentaron a partir de abril de este año. Concretamente a partir del 23 de abril. Ese día se publicó en el boletín oficial de San Luis la Ley General de Expropiaciones. Allí se afirma que “la expropiación por causa de utilidad pública puede disponerse y realizarse sobre bienes adyacentes o no a una obra pública, vinculados o no a ésta”. En el capítulo III de esta ley, cuando se define el objeto de la expropiación, el apartado c, dice que pueden ser expropiados: “los derechos de agua y minero, con independencia de la propiedad pública o privada estatal sobre las aguas o las minas o canteras”. También se incluye al subsuelo, con independencia de la propiedad superficial.
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