EL PAíS
• SUBNOTA › EN EL GOBIERNO HICIERON UN BALANCE POSITIVO DEL ACTO
“Salió muy pero muy prolijo”
› Por Diego Schurman
Ni la gripe le impidió muecas de satisfacción. Y menos cuando la pantalla de la residencia de Olivos le devolvió la imagen de Cristina cantando Sueño con serpientes de Silvio Rodríguez. Para Néstor Kirchner el festival de Plaza de Mayo había salido “redondo”, aunque prefirió mantener el bajo perfil y dejar que sea su gente la que le ponga palabras a tanta alegría.
Eso es lo que hizo su vocero, Miguel Núñez, apenas culminó el singular Himno Nacional de Charly García. “La verdad es que fue un gran acto, salió muy pero muy prolijo. Y agradecemos a los artistas y a la gente. Se cumplió el objetivo de que fuera una fiesta popular y a la vez un espectáculo de calidad”, transmitió a Página/12 la opinión presidencial.
Tal fue el entusiasmo que en la Casa Rosada ya se veían armando una fiesta del mismo tenor para el 20 de Junio. El más exultante fue el secretario de Medios y uno de los organizadores, Enrique Albistur. “La convocatoria fue muy importante y lo demuestra que hubo 200 mil personas. Hay que decir que ayudó el transporte gratuito. El grueso de la gente era de clase media y uno podía ver que conocía los temas y cantaba con los artistas”, dijo.
Cristina encuadró en esa descripción. Además de la ópera y la música clásica, la primera dama también demostró estar al tanto de los clásicos de Víctor Heredia, Luis Aute y Silvio Rodríguez. A ellos aplaudió con especial énfasis.
Claro, cada uno con sus preferencias: un Alberto Fernández sin corbata se puso al costado del escenario para vivar a sus amigos de los Súper Ratones y a su ídolo de juventud, Litto Nebbia. El jefe de Gabinete fue el que propuso cerrar el show con Charly García, una idea tan festejada como temida en Gobierno por la imprevisibilidad del ídolo.
Para su suerte, el ex Seru Giran –que el día anterior se paseó por los pasillos de la Casa Rosada con un vaso de whisky en la mano– cumplió lo convenido como un señorito inglés. Su cuota de rebeldía apenas la insinuó al final, rompiendo su guitarra contra el piso en un gesto que a esta altura forma parte de su puesta en escena.
Si Fernández –un aficionado a la guitarra como su homónimo del gabinete Aníbal Fernández– irradiaba felicidad, ni hablar de Daniel Filmus. El ministro de Educación se dejó ver por la mañana cerca del escenario “infantil”, frente al Cabildo, donde Piñón Fijo deslumbró a los más chicos.
Ese mismo entusiasmo se veía en el otro escenario, el de los “mayores”, frente a la Rosada. Eso quedó plasmado en las palabras de Oscar Parrilli.
“Fue una fiesta de la gente, del pueblo. Recuperamos la mística de las fiestas populares, con una celebración. El Presidente siguió muy atento el acto y espectáculo y se emocionó por el entusiasmo de la gente que recuperó el orgullo de ser argentina”, manifestó el secretario general de la Presidencia a la agencia Télam.
Hubo, también, muchos funcionarios perdidos entre la gente. Una de ellos fue la titular del Banco Nación, Felisa Micelli. La otra, Alicia Kirchner. “Fue emocionante, espectacular”, consideró la hermana del Presidente, quien se cobijó debajo de una palmera, en medio de la Plaza de Mayo. La ministra llegó para el final, a eso de las 17.30, cuando le tocaba el turno a Silvio Rodríguez.
–¿Usted es Alicia Kirchner? –le preguntaron varios chicos, incrédulos. Algunos hasta se animaron a pedirle un beso. Otros, sacando papel quién sabe de dónde, le escribían cartitas.
Si admira al cubano, qué decir de Charly. Alicia utilizó el himno del rockero en spots institucionales durante la gestión santacruceña en Desarrollo Social. La mujer, empapada, se mimetizó con la gente y en más de una oportunidad estuvo cerca de ser arrastrada por una marea de chicos, que se divertían en el barro a puro pogo.
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