Tanto el discurso del Presidente de la Nación como el del ministro de Economía emitieron señales acerca de dónde están las responsabilidades por el origen de esta deuda y por haber llevado al país a una situación crítica:
- Kirchner I: “No se trata de exitismo ni de espíritu de revancha, pero los argentinos somos gente de buena memoria: la deuda agravó la situación de la Argentina por la impericia de quienes condujeron el gobierno durante los ’90”.
- Kirchner II: “Algunos (de los gurúes del establishment) tienen su correlato en la vieja política y otros son la voz de los acreedores, cuando no de los fondos que quisieron hacer un gran negocio especulativo con nuestro default”.
- Lavagna I: “Van a comenzar los cantos de sirena. Ya hay ofertas para que tomemos deuda. Es el negocio de muchos, pero no del país”.
- Lavagna II: “Es preciso mantener el superávit fiscal, pero para eso es necesario mantener una política independiente del Estado de los grupos de interés, que vienen a él a pedir, pero nunca para dar”.
- Lavagna III: “La inversión productiva no depende de la clasificación del riesgo país de una consultora sino del crecimiento, las oportunidades de inversión, y reglas claras y sustentables. Ningún artilugio financiero puede reemplazar al crecimiento”.
- Lavagna IV: “Hablamos con cientos, diría que miles de financistas para pedir ideas. La mayoría no hizo ningún aporte de valor. Afortunadamente, actuamos de acuerdo con un pensamiento propio. No bastaba con actuar en defensa del interés nacional, también era necesario saber cómo hacerlo”.