EL PAíS
• SUBNOTA › REPORTAJE A JORGE RIVERA PIZARRO,
REPRESENTANTE LOCAL DE UNICEF
“Es impensable que haya niños con hambre”
› Por Mariana Carbajal
Por la mañana, se embarró en las calles de tierra del barrio El Trula, uno de los más pobres del Gran Tucumán, para acompañar el lanzamiento de la Marcha por la Vida. A pesar de las cámaras y la prensa, prefirió el bajo perfil y se mezcló entre los pequeñitos que, sonrientes, trataban de olvidarse del frío. Por la tarde, el boliviano Jorge Rivera Pizarro, representante de Unicef en Argentina desde 2003, conversó con Página/12. Al evaluar el problema de la niñez en el país, fue contundente: “Es una situación de amenaza importante para los derechos de los niños y debiera ser enfrentada”, afirmó. Y destacó la importancia de esta marcha porque “genera un instrumento por el cual se garantiza la participación de los chicos, su derecho a expresarse y a hacer escuchar su voz”.
–¿Cómo analiza la situación de la niñez en el país?
–Es impensable para la sociedad argentina que haya chicos que digan que tienen hambre. En el período poscrisis las consecuencias para las familias argentinas configuraron un escenario de enorme dificultad para poder atender las necesidades básicas de los hijos, de alimentación, pero de una alimentación nutritiva. Este cuadro genera una serie de indicadores que marcan por ejemplo que hoy, según el Indec, seis de cada diez niños están por debajo de la línea de pobreza. Hasta hace poco eran siete. Esto significa una mejora. Pero hay que tener en cuenta que la forma en que los niños perciben la pobreza no es la misma que la de los adultos. No tener una cancha para jugar al fútbol, no tener posibilidades de juego, no poder ir a la escuela son las formas como ellos miden la pobreza. La atención a estas necesidades que parecen pequeñas para los adultos son sus sueños. Las estadísticas se quedan cortas, no llegan a captar la forma en que la pobreza los afecta, lo que sienten los niños. Y no estoy más que reflejando lo que ellos dicen.
–¿Cuáles son otras asignaturas pendientes?
–El hecho de poder garantizar la permanencia de los chicos en la escuela es muy importante, y de garantizar una educación de calidad. También disminuir sustancialmente el trabajo infantil. Este es un problema grave. Si la niñez no cumple con sus etapas, si los chicos no hacen lo que tienen que hacer y tienen que trabajar, el país compromete su desarrollo. Otro tema que compete a toda la sociedad es el de la violencia intrafamiliar. Los chicos argentinos lo han expresado en la última consulta nacional que hizo Unicef en el país. Fue un llamado proveniente de la voz de los más pequeños. Es importante escuchar lo que dicen. No lo que los adultos piensan sobre los chicos.
–¿Y usted cree que se los escucha poco?
–No existen mecanismos apropiados a nivel local para escucharlos. Los chicos ni siquiera pueden tener voz para decidir dónde quieren estar, si con su familia o afuera, cuando interviene la Justicia por razones asistenciales, porque todavía está vigente la Ley de Patronato, cuya modificación es otra asignatura pendiente.
–Cuesta creer que en la Argentina se mueran chicos desnutridos, de hambre...
–Es una enorme contradicción en un país tradicionalmente productor de alimentos y es una muestra de que existe una inadecuada distribución de la riqueza y de los alimentos.
–¿Qué opinión tiene del lugar que ocupan los niños en la agenda del Gobierno?
–El viernes el Gobierno propuso y lanzó un plan nacional de acción, que tiene algunas virtudes. En primer lugar, coloca la discusión de la niñez en el más alto nivel, en el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales: antes estos temas dependían del Consejo de Niñez y Adolescencia, un órgano sin rango ministerial, de segundo nivel. Otro elemento importante es el compromiso con los niveles locales, es allí donde debe generarse un sistema de protección de los derechos. Un tercer aspecto interesante es que se hizo la convocatoria con varios ministros nacionales: está hablando de integralidad de los derechos, no está un derecho antes que otro. Además, señalaría el fuerte respaldo anunciado por el Gobierno a la Ley de Protección Integral de la Infancia (que tuvo media sanción en el Senado, y reemplazaría a la de Patronato). Es la primera vez que este Gobierno hace una expresión tan explícita para lograr una mejor inversión social para la niñez. Es un buen inicio.
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