EL PAíS
• SUBNOTA › LOS ABOGADOS, CASI TODOS DE ACUERDO CON EL FALLO
Pocas chances de apelaciones
› Por Carlos Rodríguez
Pedro D’Attoli, el defensor de Omar Chabán, admitió que lo ocurrido en el boliche Cromañón “está bien calificado como estrago”, aunque recordó que él había solicitado que fuera “estrago culposo y no doloso” como lo consideró la Sala V de la Cámara del Crimen. D’Attoli opinó que “ninguno de los defensores” estaba de acuerdo con la carátula de “homicidio”, pero recordó que, de todos modos, la actual es “una calificación provisoria” que recién será definitiva “cuando llegue el juicio oral”. Por eso dijo que aceptarán la decisión de la Cámara: “No vamos a recurrir a Casación”, anticipó. Fernando Soto, uno de los letrados querellantes, sostuvo que “mientras se mantenga la figura dolosa, es correcto que al hecho se lo califique como estrago”. Soto dijo que entendía “el rechazo, desde el dolor” de los familiares de las víctimas, pero insistió en que “no es malo que sea estrago, porque se trata de una calificación que es incluso más fácil de probar que el homicidio”. Entre los abogados de la querella, el único que se opuso al cambio fue Javier Miglino, quien estimó que es “una afrenta, no sólo a las víctimas, sino a toda la sociedad”.
D’Attoli afirmó que no recurrirán ante la Cámara de Casación porque su defendido quiere “llegar al juicio oral lo más rápido posible”. El abogado de Chabán insistió en que se trata de “una calificación aceptable, aunque vamos a seguir peleando para que en el juicio se pase de estrago doloso a culposo”, lo que disminuye notablemente el monto de la pena. Al justificar el apuro para llegar al juicio oral precisó que, aunque está en libertad en una isla del Tigre, “Chabán se siente como si estuviera preso en Marcos Paz”.
Fernando Soto, que representa a familiares de víctimas fatales y a sobrevivientes, se manifestó conforme con la calificación. “El estrago es más fácil de probar, porque no hay que demostrar la intencionalidad de matar. Basta con demostrar, como está demostrado, que las puertas de emergencia estaban cerradas, que el techo que se había prendido en otras ocasiones volvió a incendiarse y que hubo un cúmulo de circunstancias que llevaron a que 194 personas perdieran la vida”. Tampoco mostró preocupación por el hecho de que a Raúl Villarreal, el socio de Chabán, lo consideren ahora como “partícipe secundario” del “estrago doloso”.
“Estuvimos haciendo cálculos y le podrían tocar de tres años y medio a 16 años de máxima, de manera que no podría escapar a una prisión efectiva y eso es más que razonable para nosotros”, resaltó Soto. Aunque ayer no fue posible hablar con él, José Iglesias, otro de los querellantes, ya le había dicho a Página/12 que no le preocupaba el cambio de carátula respecto de Chabán, pero sí de los funcionarios imputados “porque estrago es menos rico, jurídicamente hablando, que el homicidio”.
Javier Miglino, víctima y abogado querellante, aseguró que Chabán “hizo un gran negocio” con el cambio de carátula porque “abre la puerta a nuevas apelaciones que, finalmente, podrían dejarlo impune”. Por eso, Miglino dijo del fallo que “es una afrenta, no sólo a los afectados por la tragedia, sino a la sociedad toda”.
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