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Un plan de asociación anunciado entre gaita, bombos y platillos
Kirchner y Rodríguez Zapatero se reunieron en medio de la Cumbre Iberoamericana. El acuerdo abarca “todas las áreas de gobierno”, según dijo el español, quien aseguró que las empresas españolas se quedarán en la Argentina. Acuerdo con Aguas Argentinas.
› Por F. C.
Desde Salamanca
A algún sensato encargado de la seguridad de la Cumbre Iberoamericana se le ocurrió cortar el tránsito en 200 cuadras alrededor del casco histórico de esta bella ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad. Los participantes del encuentro pudieron apreciar entonces sus espléndidos edificios con mayor tranquilidad. Más disfrutable le habrá parecido todavía al presidente Néstor Kirchner luego de reunirse con su par español, José Luis Rodríguez Zapatero, y escuchar, a una semana de las elecciones, consideraciones tales como que “el nuevo gobierno de Argentina va a superar la política hecha durante muchos años”. Renglón seguido, ambos anunciaron las bases para la firma del postergado plan de asociación estratégica y confirmaron el acuerdo para la provisión de material ferroviario por el que Argentina comprará a precio conveniente vagones y locomotoras españoles en desuso. También mencionaron la existencia de un plan para que Aguas de Barcelona se haga cargo por dos años de la administración de Aguas Argentinas (ver aparte). Rodríguez Zapatero insistió en que su deseo es que “las empresas españolas contribuyan a la recuperación argentina”.
La diplomacia española había considerado el encuentro entre ambos presidentes como “informal”. Se haría en una sala de la Hospedería Fonseca, un edificio del siglo XVI que, como todo Salamanca, está construido en piedra arenisca, lo que otorga a la ciudad un característico color beige. Al término del encuentro informal, imprevistamente, anunciaron que los presidentes hablarían con la prensa. Rodríguez Zapatero, de eterna sonrisa, no esperó la primera pregunta. “Bien se sabe que la excepción que hago con la prensa argentina es por mi debilidad con ese país. Es conocido por mis profundas raíces borgeanas ese cariño y por el presidente Kirchner”, bromeó el anfitrión.
Por su actitud y por el tenor de sus declaraciones, Rodríguez Zapatero volvió a demostrar el grado de afinidad alcanzado con el presidente Kirchner, al nivel de convertirse el español en uno de los más importantes aliados del argentino –si no el más– en el campo internacional. Seguramente conocedor de la repercusión que su actitud tendría en Argentina y que apenas faltan días para unas elecciones que el Gobierno considera cruciales, el jefe de gobierno español se hizo de tiempo en medio de una cumbre que reunió a una veintena de mandatarios para ponderar al gobierno y criticar las políticas utilizadas en el pasado en el país.
Rodríguez Zapatero pasó a detallar “las bases para un plan de asociación estratégica” entre Argentina y España. El presidente del gobierno español resaltó la importancia del hecho dado que España sólo tiene firmadas tres asociaciones estratégicas (las otras dos son con Brasil y México). Para el paper debió trabajar contrarreloj el embajador argentino en Madrid, Carlos Bettini, y representa un paso más respecto a la “Declaración de Buenos Aires” que firmaron ambos presidentes en la Casa Rosada en enero pasado.
El plan de asociación estratégica en sí será suscripto con todas las formalidades del caso durante una visita oficial que Kirchner hará a España en los primeros meses de 2006. Pero ayer quedó determinado que ambos países acordarán:
- Establecer un mecanismo de concertación política periódica.
- Impulsar la conformación institucional de la Comunidad Iberoamericana.
- Coordinar la defensa y promoción de los derechos humanos.
- Concertar posiciones en los foros multilaterales y fortalecer el sistema de las Naciones Unidas.
- Promover el desarme.
- Colaborar para que la Alianza de Civilizaciones se concrete.
- Apoyar la Iniciativa contra el Hambre y la Pobreza.
Además, se comprometieron a trabajar en forma conjunta en una larga lista de zonas de acción. “Es una alianza especial, singular, que prácticamente abarca todas las áreas de gobierno”, amplificó Rodríguez Zapatero. Durante el tiempo en el que habló, de pie, en una habitación de dimensiones reducidas, con las banderas argentina y española de fondo, Kirchner permaneció a su lado. Los flanquearon los respectivos cancilleres, Rafael Bielsa y Miguel Angel Moratinos.
Rodríguez Zapatero contó algunos pormenores sobre lo conversado acerca de las empresas españolas con inversiones en Argentina (ver aparte). Pero, sobre todo, confirmó que considera fundamental que esas empresas permanezcan en el país. Luego se despachó con algunos conceptos que, casi casi, lo acercaron a un candidato en campaña.
“Queremos apoyar al país moderno que Argentina tiene la aspiración de ser, un país con una fuerza histórica, cultural y educativa impresionante que décadas de mala política llevaron al borde de una situación que todos conocemos. Esto es una injusticia de la historia, para Argentina y para España. Y ahora que ha llegado el momento de recuperar todo este proceso, España ha de estar del lado de Argentina, lo debemos y lo queremos hacer”, sostuvo.
Antes de despedirse, el Presidente anunció que Rodríguez Zapatero se reuniría con su esposa, la senadora Cristina Fernández de Kirchner, para conversar sobre la construcción de un museo en el edificio del Correo como parte de las celebraciones para el Bicentenario. Es decir, Cristina también tendrá una foto para el álbum de campaña.
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