EL PAíS
• SUBNOTA › MIMOS CON SILVIO RODRIGUEZ Y LA NUEVA TROVA CUBANA
Con la canción como bandera
Por E. T.
Desde Mar del Plata
La idea era establecer un diálogo con los participantes de la Cumbre de los Pueblos. “Como la muerte anda en secreto”, entonaba la voz de Silvio Rodríguez desde las cajas de sonido de la denominada Carpa del Alba. Los enormes retratos de Simón Bolívar y José Martí enmarcaban la charla “¿Para qué sirve la canción?”. Fue la primera pregunta que tuvieron que atajar los cantantes Silvio Rodríguez, Vicente Feliú, Amaurí Pérez, Rally Barrionuevo, Francisco Villa. Público y artistas se mimaron mutuamente durante las casi dos horas que duró el panel. El amor, la injusticia, los derechos de autor y la piratería, la esperanza de un mundo mejor y la condena al presidente de Estados Unidos George W. Bush fueron algunos de los temas que estuvieron presentes en la mesa.
“Veo un pueblo manifestándose, dando un paso hacia delante. La conciencia anda por las calles y la gente está haciendo cosas con esa conciencia”, puntualizó Silvio Rodríguez cuando se le pidieron algunas definiciones del actual momento argentino, lo hizo destacando que opinaba desde fuera. Antes había aclarado: “no soy político, soy artista”. Una moderna cámara fotográfica fue el objeto con el que Rodríguez calmó parte del nerviosismo y hasta el aburrimiento que suele producir la espera de hablar en público. Cada uno de los integrantes de la mesa había intentado dar su punto de vista sobre la “utilidad” de la canción. Cuando parecía que todos los puntos de vista estaban agotados, Rodríguez destacó a la canción “como escuela”. Como una la herramienta que transforma no necesariamente al público sino también al que escribe canciones por el solo hecho de sacarse las ganas. “De pronto te conviertes en una víctima del acto individual de decir lo que tenías ganas de decir”, dijo Silvio para explicar que a veces se encontró, sin quererlo, al frente de una movilización que lo eligió de referente por alguna canción que escribió con la rabia que le daba la lectura de un diario. No le faltó aclarar entonces porque había señalado que quien, como él, canta desde hace 40 años, se transformó por sus canciones.
El cubano Amaurí Pérez le agradeció a Silvio haberle permitido venir con él a la Argentina. También les agradeció a las canciones de amor, que escribía desde hace 35 años, ya que si bien al principio no les encontraba mucha utilidad, fueron la herramienta que le permitió conocer hace tantos años a Vicente Feliú, a Silvio Rodríguez, a Pablo Milanés, al fallecido Noel Nicola, todos integrantes de la denominada nueva trova cubana. Además de destacar que “esos amigos se convirtieron en casi cómplices”, Amaurí Pérez, muy aplaudido por Silvio, concluyó diciendo que “las canciones de amor se convirtieron en justicia”.
El presidente George W. Bush se llevó todos los silbidos y condenas imaginables. En las primeras filas de la carpa, que desbordaba de público, se ubicaron el titular del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón, el ministro de Cultura cubano, Abel Prieto, el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, entre otros. A pesar del fuerte acoso periodístico que intentó obtener alguna declaración de Silvio Rodríguez, el cantautor pudo sortear la nube de grabadores.
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