El arzobispo de San Juan, Alfonso Delgado, aprovechó la jornada de oración y reflexión convocada a nivel nacional para hacer una dura crítica a lo que llamó la “partidocracia corporativa”, señalando que “gran parte de la dirigencia política ha conseguido, una vez más, el triste logro de volver a fundir y quebrar al país, tanto económicamente como moralmente”. El obispo acusó a los dirigentes políticos de “empobrecer a la mayor parte de los ciudadanos y así llevar nuevamente la angustia y la desazón a millones de hogares de nuestra patria”.
Hablando ante la feligresía reunida en la iglesia catedral de San Juan, el arzobispo Delgado hizo también una referencia muy directa al “Pacto de Olivos”. En ese sentido señaló que “hace unos años, entre un ex presidente que tuvo que salir por la ventana y un presidente que ahora está procesado por delitos graves, hicieron un pacto ‘por debajo de la mesa’ para cambiar la Constitución Nacional. Así –continuó diciendo el obispo– nos cambiaron la democracia en ‘partidocracia’, con toda su secuela de privilegios, prebendas y corrupciones. A la hora de elegir, sólo nos han dejado las opciones de la incapacidad o de la corrupción”, agregó.
Utilizando un tono poco usual en las alocuciones episcopales, Delgado dijo también que “durante años, se han dilapidado locamente el esfuerzo, el trabajo y el ahorro de los ciudadanos”. El arzobispo se refirió de manera concreta “a los fondos públicos, resultado del esfuerzo de todo el pueblo” y dijo que “hemos presenciado ‘festivales’ de incapacidad y de corrupción, de privilegios y prebendas, de coimas y negociados, de ‘amiguismos’, ‘ñoquis’ y ‘punteros políticos’ viviendo a costa del sudor de quienes se matan trabajando”.
Refiriéndose a los hechos políticos recientes, el arzobispo Delgado dijo que “cuando la Iglesia Católica señalaba que nuestro país se hallaba inmerso en una crisis terminal, no faltaron voces mentirosas de políticos mentirosos que –rasgándose las vestiduras– salieron a decir que se trataba de una irresponsable exageración”. Y agregó que “sin embargo, las semanas que vivimos antes y después de Navidad confirmaron el carácter verdaderamente terminal de nuestra crisis que –por encima de todo– tiene una honda raíz moral”.
Delgado sostuvo también que “si alguien pensaba que esta situación era provocada sólo por un grupo partidario, las semanas pasadas se encargaron de hacernos ver que estos males están extendidos en casi toda la dirigencia política”, subrayando que “las treinta dolorosas muertes y las grotescas e insaciables apetencias de poder hicieron ver a todo el país que nos encontramos frente a una expresión muy extendida del corporativismo partidario, que ha usurpado la verdadera democracia republicana”.