La prohibición suele ser motor de corporaciones que mueven importantes sumas de dinero. Esa barrera que diferencia el vender del traficar es la que en distintos momentos históricos dio pie al tráfico de esclavos, a la trata de blancas, al tráfico de alcohol durante la ley seca, al tráfico de armas y más contemporáneamente al narcotráfico. Aunque desplazada por las drogas, la venta de armas supo ubicarse, hasta no hace mucho, entre las más jugosas ramas del delito. La participación de militares de Argentina, Uruguay, Paraguay y Surinam en el tráfico de armamento militar para bandas criminales que operan en Brasil repite la clásica presencia de uniformados en el negocio ilegal del armamento. Salvo por la probable participación de militares en actividad y en retiro, son más las diferencias que las similitudes con el último escándalo que tanto ruido hizo en la Argentina: la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador.

El diputado brasileño Colber Martins reveló ayer que uno de los cargamentos de armas argentinas introducidas ilegalmente en Brasil iba “en una camioneta que transportaba gran cantidad de lanzaperfumes para ser usados en el Carnaval”. Integrante de la comisión parlamentaria que investiga el delito, el diputado confirmó que en esa camioneta se transportaba una gran cantidad de fusiles y armas de guerra. Similitudes y diferencias podrían resumirse en los siguientes puntos:

- Si bien en la venta ilegal a Croacia y Ecuador se traficaron fusiles, el grueso de la operación involucró armamento pesado. Especialmente cañones y munición pesada.

- Los diputados brasileños adelantaron ayer que esas armas corresponderían al Ejército o las Fuerzas Armadas a las que pertenecerían o habrían pertenecido los involucrados. Más que una diferencia, éste es un punto en común. En el escándalo argentino el grueso de material enviado pertenecía al patrimonio del Estado, ya sea a Fabricaciones Militares o bien al Ejército. Claro que el Ejército Argentino explicó, a través de un dudoso convenio, que había entregado ese material bélico para su reparación o reconversión.

- Por lo poco que trascendió del caso brasileño, se especula que la participación delictiva de los militares no superaría los marcos individuales. En el escándalo que le costó el arresto domiciliario a Carlos Menem, el caso comprometía a varios órganos del Estado. La maniobra incluso apareció revalidada por la firma de decretos presidenciales que en su momento fueron considerados falsos ideológicamente. Es decir que afirmaban que se haría una operación distinta de la que en realidad se concretó.

- En el caso brasileño, del otro lado del mostrador, se ubican bandas más o menos organizadas. En el affaire de la venta ilegal se involucraron Estados. De hecho el Estado ecuatoriano procesó por estafa a los intermediarios que participaron en la venta de fusiles Fal. Aunque del lado croata no había un Estado constituido, había un grupo irregular en armas que pretendía un objetivo separatista y la construcción de un nuevo Estado.