Sin hacer mucho ruido, el Ministerio de Economía presentó ayer un informe que muestra una recuperación en la distribución del ingreso. La desigualdad cayó 10,9 por ciento en el cuarto trimestre de 2005 respecto de igual lapso de 2001, en el momento previo al estallido de la crisis. Pero la mejora es más profunda que la simple comparación con un momento crítico: la diferencia en el ingreso per cápita familiar fue en aquel período la más baja desde abril de 1996. De todos modos, la situación sigue siendo escandalosa, lo que se advierte al comparar con las décadas del ’70 y ’80.

El documento, que adelantó Página/12 el último viernes, está elaborado en base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec, aunque aclara que hay datos de carácter provisorio. El relevamiento de los especialistas del equipo económico se realizó sobre la base del Coeficiente de Gini, un mecanismo que se utiliza para medir la desigualdad en los ingresos. El sistema fue diseñado por el italiano Corrado Gini. El coeficiente es un número entre 0 y 1, en donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y 1 se corresponde con la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y todos los demás ninguno).

Al cierre del cuarto trimestre, la desigualdad fue del 49 por ciento, contra el 55 de igual período de 2001. Estos seis puntos porcentuales de diferencia representan una caída en la desigualdad del 10,9 por ciento. Además, hubo una baja de 3,9 por ciento en relación con el tercer trimestre del año pasado. El informe oficial refleja, de todos modos, una marcada tendencia de deterioro en las últimas dos décadas. En octubre de 1985, el índice se encontraba en 41 por ciento, contra los 49 actuales.

Pero el documento hace hincapié en la recuperación coyuntural. Al Gobierno le preocupa especialmente este tema, teniendo en cuenta que en su discurso resalta que su principal obsesión es mejorar el reparto de ingresos. Es la variable macroeconómica que más demoró en cambiar de signo, mientras que las demás –crecimiento del PIB, recaudación impositiva, producción industrial, consumo, comercio exterior, entre otras– lucen resultados brillantes hace tiempo.

En ese sentido, otro dato que presenta el documento es que la distribución del ingreso fue entre septiembre y diciembre de 2005 un 2 por ciento más equitativa que en el cuarto trimestre de 2004. Con esto, el ingreso per cápita familiar se ubicó en el valor más bajo desde abril de 1996.

Asimismo, el informe refleja la caída de la pobreza y la indigencia, que bajaron a 33,8 y 12,2 por ciento de la población, respectivamente. En este caso, se destaca que la disminución de la pobreza se sustenta en un 76 por ciento debido a los aumentos salariales y en un 24 por ciento, a la generación de nuevos empleos.