EL PAíS • SUBNOTA › DOCENTES “AUTOCONVOCADOS” EN CONTRA
› Por Javier Lorca
El reclamo de democratización del gobierno académico, esgrimido por la FUBA como sustento de sus protestas, logró el reciente respaldo de más de 200 profesores de la UBA. Página/12 mantuvo el siguiente diálogo con algunos referentes de los denominados “docentes autoconvocados”.
–¿Por qué se oponen al acuerdo consensuado por los decanos?
Christian Castillo (profesor en Sociales, PTS): Porque se trata de un pacto entre grupos que expresan a la oligarquía profesoral, incluyendo al viejo sector del shuberoffismo, un pacto que le va a entregar la caja de la UBA a un macrista. Y porque es un pacto para evitar toda democratización real, hecho a espaldas de la gran mayoría de la universidad, cuyo fin es una repartija de espacios de poder.
–¿No alcanza el compromiso público de reformar el estatuto?
Castillo: Bueno, hace cuatro años Jaim Etcheverry asumió con el compromiso de convocar una asamblea para reformar el estatuto y hoy tenemos el resultado. Además, la plataforma de los decanos no registra los principales reclamos de democratización de los estudiantes y docentes.
Néstor Correa (Sociales, gremio AGD, PO): Este pacto gobierna la universidad desde el final del mandato de Jaim, ¿qué le ha impedido avanzar en la democratización? Estos meses han demostrado que se puede gobernar la UBA sin elegir de inmediato al rector, ¿qué impide entonces reformar el estatuto y elegir después a las nuevas autoridades en base a esa reforma? Nada, sólo la vocación de no hacerlo.
Bruno Cernuschi (ex decano de Ingeniería): La UBA está hace casi un año sin rector, casi sin Consejo Superior, y sigue funcionando, una palmaria demostración de la ineficiencia del gobierno de la universidad, de la desconexión total entre las autoridades y el resto de la universidad. La UBA funciona, los docentes toman exámenes, los alumnos estudian, mientras el rector brilla por su ausencia. De mínima, esto debería hacernos reflexionar sobre lo mal que anda el gobierno de la UBA.
–¿Qué posición tienen ante los reclamos y las acciones de la FUBA?
Armando Pérez (AGD): La crisis de la UBA no se manifiesta entre la lucha de los estudiantes y el funcionamiento de las instituciones. La devastación de la universidad viene de hace décadas. La gente que quiere continuar controlando la gestión de la UBA no sólo tiene antecedentes en la dictadura de las desapariciones, sino que es gente que después constituyó un supuesto espacio progre en conexión con ese proceso. Algo que no se ha dicho: los actores que protagonizaron la desestabilización del ex decano de Ingeniería son los mismos que hoy se van a repartir los cargos en la UBA.
Pablo Rieznik (Filosofía, Sociales, PO): La FUBA ha puesto de manifiesto que la asamblea tiene un carácter reaccionario, cuasi feudal. Fue apoyada inicialmente por decanos que hoy pretenden confiscar esa misma movilización en provecho de intereses de camarilla. Es casi ignominioso y canallesco que, habiendo subido con los votos de la FUBA, y habiendo apoyado en algún momento la movilización, se hayan pasado al campo del macartismo y el ataque contra los estudiantes, en nombre de un acuerdo de cúpulas que, bajo el amparo del gobierno de Kirchner, violenta la autonomía universitaria y se desarrolla en forma irregular.
Cernuschi: Se podrá criticar si la FUBA actúa o no con legalidad, pero también hay que ver con cuánta legalidad se reúne el Consejo Superior, con cuánta legalidad se realizará la asamblea en el Congreso. Acá hay una larga historia de irregularidades.
Castillo: Sería una ingenuidad total pensar que los mismos que han llevado a la mercantilización de la universidad van a encarar un proceso de transformación para poner la UBA al servicio del pueblo trabajador. Sin la movilización, no hay forma de lograr un cambio real.
–¿Qué salida proponen para la crisis?
Cernuschi: La única salida razonable es convocar a una asamblea estatuyente. La actual asamblea debería hacer una modificación provisoria del estatuto y convocar a una asamblea estatuyente, con un mecanismo de elección mucho más representativo, y dejar en manos de esa estatuyente una propuesta de nuevo estatuto y la votación del mismo. Lo mejor sería que esa votación sea universal, con las proporciones adecuadas, de la misma manera que se vota la reforma de una Constitución nacional.
Alicia Roviglione (Ingeniería): Este pacto es faccioso y está sostenido por gente que desvergonzadamente cobra sueldos que son tres veces –en el caso de los decanos– el de un profesor de mayor antigüedad y jerarquía, mientras miles de docentes no tienen ni siquiera un salario mínimo que les garantice obra social y reconocimiento a su tarea. Además, este pacto protege a los barrabravas que golpearon a los estudiantes.
–¿Cuáles son las principales reformas que requiere el estatuto?
Cernuschi: Hay que hacerlo más democrático y participativo. Hoy se supone que gobiernan los docentes y hay más de 30 mil que no pueden participar. Esta clase de incoherencias ha llevado a la UBA a su decadencia. Lo primero es permitir que todos puedan opinar y participar, después hay cuestiones concretas donde hay diferencias, habrá que discutirlas.
Correa: El movimiento docente reivindica, y en muchos lugares del país ya ha conquistado, el claustro único donde todos los docentes pueden votar por igual.
Carlos Mosquera (Ingeniería): Hasta que se regularice la situación, tienen que poder votar todos los profesores interinos. También hay que modificar las relaciones en el gobierno universitario, ningún sector tiene que ser mayoritario, hay que disminuir la representación de graduados, aumentar la estudiantil e incorporar a los mal llamados “no docentes”. Taxativamente, el estatuto de la UBA debería decir cuál es la misión de la universidad: si va a ser una universidad que va a educar e investigar para el pueblo argentino, o va a ser una bolsa de negocios.
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