Entre los principales dirigentes de la política local, todo era preocupación antes de la aparición de Luis Gerez. Con sus matices, con su lenguaje, con sus propios tonos, todas las agrupaciones enroladas dentro de la oposición al kirchnerismo habían repudiado el hecho. Desde la derecha hasta la izquierda, la mayoría de los pronunciamientos habían coincidido en “ponerse a disposición del gobierno nacional”. Las autoridades legislativas y los referentes de la totalidad de los bloques de ambas cámaras del Congreso nacional, de la Legislatura bonaerense y de la Legislatura porteña, habían compartido distintas declaraciones que fueron interpretadas como un gesto de respaldo institucional. El encolumnamiento aparecía como novedoso. La existencia de un segundo desaparecido en democracia lo explicaba.

“La desaparición de una persona es grave en sí misma, pero la simple duda de que sea por razones políticas, además, amenaza a nuestro sistema institucional y pone en riesgo a toda la sociedad”, señaló el PRO de Mauricio Macri en un comunicado de prensa en el que se manifestó preocupado por el hecho. En una declaración de tres párrafos, los macristas concluyeron poniéndose a disposición de los familiares de Gerez y del Gobierno “para ayudar en todo lo que sea necesario”.

Recrear, la fuerza política de Ricardo López Murphy, el socio electoral del macrismo, se pronunció a través de sus autoridades bonaerenses. El titular provincial de esa fuerza, Rito Basualdo, se puso a “disposición de las autoridades para ayudar y acompañar cualquier iniciativa dispuesta a encontrar sano y salvo a Gerez”. El pronunciamiento de Recrear se concretó luego de una reunión que en principio estaba llamada a ser un brindis de fin de año, pero que luego de la desaparición del albañil de Escobar se convirtió en un encuentro político. Los seguidores del Bulldog subrayaron: “No queremos especular con este hecho doloroso y preocupante”.

Escueto, formal, en tres puntos matemáticamente estudiados, Roberto Lavagna condenó el hecho del que dijo: “Parece ser un mecanismo o sistema de acallamiento de testigos”. Al igual que la gente de Recrear, el ex ministro de Economía llamó a “no hacer un uso político” del tema y se pronunció por que “se haga justicia en democracia”. Desde el mismo espacio, el diputado Jorge Sarghini, uno de los referentes de Lavagna en la Cámara baja, condenó el hecho y destacó que “la verdadera víctima es el señor Gerez y la sociedad toda”.

La cercanía del año electoral fue algo que algunos dirigentes de la oposición parecen no haber olvidado. Así se desprende de otra coincidencia. Tanto la dirigencia del macrismo, como la de Recrear y del lavagnismo, con distinto tono, le reclamaron al Gobierno no hacer un uso del caso.

En otra línea, el titular del radicalismo, el jujeño Gerardo Morales, responsabilizó al presidente Néstor Kirchner por la falta de garantías a quienes testimonian en las causas en las que se investigan las violaciones a los derechos humanos. “No se podrá avanzar en los juicios en la medida en que sigan desaparecidos los dos testigos”, afirmó Morales en referencia a Jorge Julio López y a Gerez.

Luego de analizar que detrás de la desaparición de Gerez estaban aquellos que “operan desde la oscuridad” para mantener su impunidad por lo actuado durante la dictadura militar, el ARI reivindicó priorizar “la tolerancia, la solidaridad y el reconocimiento del y de los otros sobre los principios irrenunciables de Memoria, Verdad y Justicia”.

Desde la izquierda, el secretario general del Partido Comunista, Patricio Echegaray, calificó al secuestro de Gerez como “un acto terrorista en contra de un pueblo que busca una salida con justicia y castigo a los genocidas de la última dictadura militar”. Echegaray también había puesto el acento en pedirles a los gobiernos nacional y provincial garantizar “la seguridad de las personas que cumplieron con el deber cívico de testificar en los juicios contra la impunidad”. El horror había unido a todas las fracciones políticas. Ahora llegará el tiempo de las preguntas y las explicaciones.