Cuando habían pasado casi dos días del secuestro de Luis Gerez –el albañil de 51 años, militante peronista, sobreviviente de la dictadura y testigo contra el represor Luis Patti–, su compañera Mirta Praino había recobrado la entereza y encabezaba la marcha por su aparición con vida. Al cierre de esta edición, ella se sumaba a la alegría inconmensurable de la familia una vez que pudieron reencontrarse. Sin embargo, algunos tramos del diálogo que mantuvo con Página/12, en medio de los bombos y los cánticos por las calles céntricas de Escobar, ante la azorada mirada de los lugareños, mantienen su actualidad porque la aparición no borra la gravedad del secuestro del testigo.

–¿Cómo fue llevando estas horas difíciles?

–De nada servirían los años de militancia junto a Luis si no estuviera entera. En la vida se aprende la militancia. En el momento de encontrar a Luis con vida, no voy a flaquear. Estoy segura de que estas bestias que lo tienen no lo van a quebrar.

–¿Qué hay detrás de esto?

–Me voy a tomar un tiempo para no opinar en el aire. Tengo mis propios pensamientos, pero por ahora voy a tomar distancia para ser clara y concreta cuando diga lo que considere que es real. Lo importante es que el Presidente puso todo a disposición, que el gobernador y toda su gente está a nuestro lado, organismos a todo nivel, si seguimos así y todos los días hablamos de Julio López y Luis Gerez los vamos a encontrar con vida. Y marcharemos juntos por el Escobar que él quería (se quiebra).

–Cuando declaró en el Congreso relató las intimidaciones y amenazas que había sufrido y pidió protección a los diputados. ¿Qué pasó con eso?

–Los ámbitos tienen sus tiempos. En octubre hicimos un acto para decir que a los compañeros los estaban amenazando (N. de R: Gerez, Jaime, Ubiedo). Después de lo de López hemos logrado que la provincia y la Nación se pongan en marcha en forma inmediata, y no “si se fue por algún lado”... Agradezco que hayan entendido que lo de López fue una experiencia, que hay un segundo caso que es Luis Gerez, con toda la militancia en la calle.

–¿Por qué rechazó la custodia que le habían ofrecido?

–Entendió que un militante como él, del campo popular, no podía utilizar para sí a la policía o a un custodio porque esa policía tenía que estar actuando contra los que atentan contra los derechos. Entonces, era tan íntegro y tan hombre de bien, que esto es lo que pasa.

–Pero se arriesgó, porque tuvo señales...

–Sí, sí. No lo dudaba. Lo tenía claro.

–¿Cómo se conocieron?

–Nos conocimos militando, en San Fernando, en los noventa. Empezamos a discutir de política, de ideología. Yo era un incipiente cuadro político, él ya lo era. Un día nos animamos y empezamos a discutir algo, que duró muchos años y va a seguir durando porque no pierdo la esperanza de que en la próxima marcha va a estar a la cabeza diciendo “acá estoy, no pudieron conmigo, no me quebraron”. Acá estamos con Paco Fernández de Rosa y la diputada Cristina Alvarez Rodríguez, desde que empezamos a gestar Pensar Escobar, donde militamos. Queremos que estos tres años de transformación sigan avanzando.

–¿Lo dice porque esto puede ser un punto de involución?

–No quiero pensar en que sigan las desapariciones, sino que lo vamos a encontrar a Luis y que se va a castigar a las bestias que se lo llevaron.

–¿Ambos tuvieron militancia previa?

–Mi padre fue parte de la resistencia peronista, fui parte del retorno desde los quince años, con William Cooke. Luis estuvo en un sector que era parte de Montoneros, es un fino diagramador político, muy objetivo, prudente y esclarecido.