EL PAíS • SUBNOTA › URBANO, UNO DE LOS CINCO SOBREVIVIENTES DE LA GUERRILLA
› Por M. P.
desde Vallegrande, Bolivia
Su presencia había sido anunciada sin mucho aspaviento, y muchos asistentes al encuentro no llegaron a saber qué tan importante era el personaje en cuestión. Apenas un afiche escrito a mano y con fibrón anunciaba a “Urbano, ex combatiente que peleó con el Che”. El improvisado cartel había sido colocado en la puerta del teatro parroquial. Era una salita ubicada detrás de la iglesia, que los pobladores, orgullosos, se obstinan en llamar Catedral. Cuando la cara morena y el cuerpo macizo de Leonardo Tamayo, “Urbano”, aparecieron en el escenario algunos todavía se preguntaban cuál sería el panelista que había combatido en Bolivia junto a Ernesto Guevara. Pero la confusión se terminó cuando Tamayo comenzó a recordar los pormenores de aquel 8 de octubre de 1967.
Con frases cortantes que el sentido común atribuiría al estilo de un hombre de acción, Urbano fue desplegando su historia sin dejar que en el aire volara una mosca. Acompañaba su relato con anécdotas graciosas, pero a medida que fue avanzando en la cronología de los hechos se le hizo imposible obviar la sucesión de muertes (“En una revolución se triunfa o se muere”, había dicho el Che). Urbano explicó cómo las caídas de sus compañeros comenzaban a afectar al jefe. Contó el silencio de toda una noche con que el Che sobrellevó la muerte de Carlos Coello, “Tuma”, uno de los guerrilleros más jóvenes.
A Urbano lo acompañaba otro ex compañero de Guevara en la guerrilla, Enrique Acevedo, aunque éste lo había tenido como jefe durante la ofensiva desde la Sierra Maestra hacia el centro de la isla. “A las diez de la mañana del 8 de octubre fue la última vez que vi al Che. A la una de la tarde oigo los primeros tiros. Nos habían cerrado la Quebrada por abajo y los tiros comenzaban por arriba. Era un cerco”, contó Urbano. Los campesinos de la zona del Altiplano y simpatizantes de Evo ocupaban buena parte del teatro. Era la primera vez que veían tan cerca a uno de los participantes de la guerrilla del ELN. El cubano fue uno de los cinco sobrevivientes de esa guerrilla.
Urbano tampoco eludió la polémica. Mientras leía fragmentos del Diario del Che en Bolivia, contó cómo fueron las negociaciones con el secretario general del PC de Bolivia, Mario Monje. El silencio se hizo notar. Algunas interpretaciones más recientes hechas por autores bolivianos habían intentado relativizar aquella lectura de que el PC de Bolivia dejó solos al Che y sus hombres. Esa hipótesis no pareció convencer para nada a los cubanos.
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