EL PAíS • SUBNOTA
› Por Esteban di Tada *
Las últimas elecciones realizadas en nuestro país han puesto de manifiesto dos necesidades importantes a satisfacer, que se pueden resumir de la siguiente manera:
- La necesidad de acelerar los tiempos para evitar que el recuento definitivo de los votos se extienda por mucho más de lo esperado y evitar una errónea interpretación de esta demora que puede poner en duda la ecuanimidad del acto eleccionario.
- La necesidad de mejorar el servicio que se brinda al votante para evitar que el acto de votar requiera un tiempo excesivo más allá de lo razonable. La tecnología actual puede ofrecer soluciones que coadyuven al logro de ambos objetivos. Las últimas elecciones realizadas en Brasil han puesto en el tapete la idea del voto electrónico. En ese país, alrededor de 120 millones de electores votan por medio de urnas electrónicas en más de 300 mil mesas. Y el resultado de la elección se conoce en pocas horas. Pero recordemos también los problemas suscitados con el escrutinio del estado de la Florida (EE.UU.) en 2000. Durante cinco semanas no se conoció la identidad del gobernador electo debido a lo parejo de los resultados. Este hecho generó la desconfianza del pueblo en la ecuanimidad del escrutinio. Es importante considerar que no sólo es necesario que una elección no sea fraudulenta, sino que es también necesario que los votantes consideren que no lo es.
Como consecuencia de la experiencia de la Florida 2000 se instaló en Estados Unidos la idea de estudiar en profundidad el problema del voto electrónico. El Internet Policy Institute, apoyado por la National Science Foundation, creó un grupo de estudio que confeccionó el informe “Report of the National Workshop on Internet Voting: Issues and Research Agenda”.
Según este informe, el voto electrónico se puede dividir en dos grandes grupos:
- Automatización de las mesas actuales. Se refiere al uso de herramientas informáticas en las mesas de votación. La seguridad física del hardware y del software y el control de identidad de los votantes están garantizados por las autoridades de mesa. Este mecanismo acelera el escrutinio. Se pueden considerar dos alternativas: mesas independientes o mesas interconectadas en red. La primera opción es lo que podríamos llamar con mayor precisión urnas electrónicas, en donde la tradicional caja de cartón se reemplaza por una pequeña computadora especialmente diseñada al efecto.
La segunda se refiere a la instalación de una red en cada lugar de votación, a la cual se conectan todas las urnas electrónicas de dicho centro de votación. Esta solución, que permite una mejor utilización de los recursos, ya que el ciudadano puede votar indistintamente en cualquiera de las mesas, requiere un análisis más profundo en lo que se refiere a condiciones de seguridad. Todas las experiencias realizadas en nuestro país se refieren al uso de urnas independientes.
- Voto remoto por medio de Internet. Se refiere al voto que el elector puede emitir en una computadora conectada a Internet, desde su domicilio, en un cibercafé o en su lugar de trabajo. La ventaja del voto remoto es que un ciudadano puede emitir su voto aun cuando se encuentre distante del lugar de su residencia (ya sea en el mismo país o en cualquier parte del mundo que disponga de servicios de Internet). Estas características podrían aumentar la participación de los ciudadanos en las elecciones que, como es sabido, tiende en la actualidad a disminuir drásticamente en casi todo el mundo. Sin embargo, en el voto por Internet quedan algunos problemas pendientes de resolver en lo que se refiere a la seguridad y, en particular, a la autenticación de los votantes.
Cualquiera de las soluciones que se llegue a tomar requiere de un profundo estudio previo en el cual se analicen los aspectos jurídicos, institucionales, sociológicos, tecnológicos y de seguridad. En ese sentido es necesario que, así como hoy se controlan las urnas para que cumplan con las condiciones de seguridad exigidas, se establezca un mecanismo normativo que garantice que tanto el hardware como el software que se empleen no tengan dispositivos que tergiversen los resultados de la elección. Y eso debe poder ser controlado por los fiscales no solamente antes del acto eleccionario, sino también durante el mismo. Para ello será necesario que:
- Todo el software que se emplee sea software abierto (Open Source) y no programas propietarios. El software deberá ser evaluado, aceptado y firmado electrónicamente por los partidos políticos.
- Los fiscales de mesa puedan en el momento que lo deseen verificar que se emplee el software original que fuera aprobado por su partido.
La tecnología moderna, y en particular la de la firma electrónica, permite crear mecanismos relativamente sencillos que posibilitan el logro de ambos objetivos. Para que todo ello pueda implementarse es necesario que el Estado realice un minucioso y profundo estudio en el cual se definan las necesidades del entorno jurídico- institucional y los mecanismos de seguridad que se aplicarán.
* Decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Palermo.
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