EL PAíS • SUBNOTA
› Por Ernesto Tiffenberg, Mario Wainfeld y
Fernando Cibeira
–¿Qué medidas está pensando tomar en el Indec?
–¿Con qué relato abordamos el tema del Indec? ¿Con el relato de que un día cayeron los villanos del Gobierno a un organismo que era maravilloso y medía todo muy bien y que a partir de esa incursión se empezaron a manipular los índices y plantear cosas que no son realidad? Si lo abordamos desde ese relato el problema no tendría solución. Pero puede abordarse desde lo que realmente sucede en el Indec, que fundamentalmente fue ver cómo se estaban midiendo variables, y también admitiendo la existencia de intereses políticos y económicos, porque parece ser que no hubiera en la Argentina intereses económicos y políticos, y curiosamente también parece que algunos que tienen una postura progresista terminan siendo funcionales a determinados intereses económicos. En definitiva, esto ya lo he dicho, los modelos de medición no son el Talmud, ni el Corán, ni la Biblia. Este es el sexto cambio de sistema. El último, de 1996, obedeció al modelo de la convertibilidad, en el que se tomaban índices internacionales porque era lo que convenía por el tema del uno a uno. También sucedía que a veces pasaban una información para Turismo y cuando la pasaban al IPC la pasaban de otra manera. O, por ejemplo, cuando se utilizaba la estructura del Indec para obtener resultados sobre productos de determinada marca que luego se vendían a una consultora. O cuando en vez de tomar un promedio de precios se tomaba siempre el más alto. O cuando se intentaba medir el nivel de vida de Florencio Varela, en el segundo cordón del conurbano, con los precios de Capital Federal. ¿Y por qué? Porque muchas veces hay intereses económicos y políticos. Desde sectores que necesitan que una política económica no tenga resultados porque parece ser que si nos va muy mal a los argentinos algunos creen que les puede ir muy bien a ellos, o por otros intereses. Lo que sé es que todo esto se desató en el año electoral. No creo en las coincidencias, mucho menos con la historia reciente de los argentinos. Esto ya lo he adelantado, ahora se está trabajando en un modelo similar al que tiene Estados Unidos. Va a tener un desarrollo, como lo tiene ahora, absolutamente transparente. Porque cuando uno va al resumen de expectativas de mercado que publica el Banco Central, que es un promedio de todas las consultoras privadas y universidades públicas y privadas, habla de una inflación similar al acumulado que hoy tiene el Indec.
–Esas expectativas son sobre los índices oficiales, no es un índice propio.
–No, las expectativas de mercado tienen que ver con lo que las consultoras elaboran para sus clientes, independientemente de los índices oficiales, los pronósticos que ellos hacen de la economía en todas las actividades, no sólo el IPC.
–Insisto: creo que la predicción de los especialistas es sobre la inflación medida por el Indec...
–(Pasa de largo.) Además, el Fondo Monetario Internacional para el año que viene habla de una inflación del 10 por ciento, cuando la pauta presupuestaria está entre el 7 y el 11 por ciento. Hubo un relato mediático de muchas cosas, no fue solamente el Indec. Fue Santa Cruz, fue la crisis energética, el Consejo de la Magistratura en su momento.
–A medida que se va desarrollando el proceso de cambio técnico no se va explicitando ni se discuten socialmente esos cambios. ¿Es posible transparentarlo ahora?
–Por supuesto que sí. Es un proceso que no se hace ni en quince ni en veinte días. Las funcionarias que están al frente del Indec, Amelia Erwin y Beatriz Pagliari, no vienen del Frente para la Victoria. Una lleva más de treinta años frente al Indec y la otra es una funcionaria de carrera del Ministerio de Economía, que incluso trabajó en la provincia de Buenos Aires en el Ministerio de Producción junto a quien va a ser ministro de Economía. Así que por supuesto que se va a desarrollar técnica y académicamente, públicamente para que pueda ser testeado. Lo habíamos dicho en la campaña y lo vamos a hacer, pero es una tarea que lleva tiempo.
–Más allá de la explicación que se pueda dar en el futuro, hoy el índice de inflación está cuestionado socialmente.
–Se crea un fenómeno raro. En la Argentina los medios de comunicación no cuestionan cuando los resultados son malos. Salió en un diario que, según una estadística del Ministerio de Justicia, los robos a mano armada aumentaron el 17 por ciento, y lo dan por cierto. En algún momento esas mismas encuestas dijeron que había menos delitos y no las creyeron. Si las estadísticas oficiales no arrojan resultados buenos, son creíbles. Si son buenos, no son creíbles. Entonces no hay ni estadística oficial, ni metodología, ni técnica, ni academia que dé resultado.
–En el caso del Indec, muchos ex titulares del organismo, que son figuras de buena reputación, han sido críticos del modo en que se intervino. Son personas a las que uno no atribuiría intenciones de participar en la campaña.
–Va a ser muy interesante –cuando se dé a conocer la nueva metodología, la técnica y demás– que se cuente también todo lo que se encontró en el Indec. Tal vez el error del Gobierno haya sido no explicitar todo lo que estaba sucediendo en el Indec y todo lo que se hacía.
–¿Cuándo se va a hacer pública la explicación de la nueva metodología que se utiliza para la elaboración del índice?
–Eso va a correr por cuenta del Ministerio de Economía, que es de donde depende funcionalmente el Indec. No quiero poner fechas ni plazos. Pero obviamente no va a ser dentro de un año.
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