ESPECIALES › THEOTONIO DOS SANTOS, TEORICO DE LA DEPENDENCIA
“Lula debería hacer una política progresista”
De visita en Buenos Aires, el autor del seminal libro “Teoría de la dependencia” analizó los 100 días del gobierno de Lula, que se cumplieron el viernes. Un recorrido por lo que se hizo y lo que se puede hacer en Brasil, con los peligros que asoman en el horizonte.
Por Eduardo Tagliaferro
Aunque a lo largo de su carrera académica publicó 38 libros, es inevitable asociarlo a Teoría de la dependencia, obra de lectura imprescindible para los ámbitos políticos y universitarios en los ‘60 y ‘70. De paso por Buenos Aires, donde participó del Encuentro Regional por la Soberanía y la Integración de los Pueblos, contra el ALCA, la Deuda y la Guerra, el economista brasileño Theotonio Dos Santos, en esta entrevista con Página/12 refuta los argumentos liberales que auguran una apertura de los mercados estadounidenses para los productos latinoamericanos tras la firma del acuerdo de libre comercio del ALCA. También repasa los primeros 100 días de gobierno de Luiz Inácio Lula Da Silva y sostiene: “Lula tendría que usar su fuerte capital político para renegociar la deuda externa y encarar una política progresista”.
–La derecha argentina suele decir que a la apertura de nuestra economía EE.UU. responderá con la apertura de la suya y eso será una oportunidad.
–Las barreras norteamericanas son mucho más altas para nosotros que las nuestras para sus productos. Una integración entre Norteamérica y América latina sería positiva si la apertura fuera significativa. Hasta ahora no hay ninguna demostración de que Estados Unidos tenga predisposición de bajar los aranceles aduaneros. No hay ninguna perspectiva de que el ALCA represente un aumento significativo del comercio entre los Estados Unidos y América latina. Entre otras cosas, porque en estos momentos Norteamérica tiene un déficit comercial cercano a los 600 mil millones de dólares y no tiene margen para agrandarlo. Por el contrario buscan reducirlo. Estos señores liberales tienen un problema y es que no entienden nada de economía. Están formados en ingeniería y después hacen un posgrado en economía matemática, pero no logran conocer lo que es una ciencia social, la complejidad del fenómeno social, no tienen categorías de análisis. Son ignorantes. Dicen estas tonterías con facilidad.
–¿Qué deberían aprender los liberales de la historia económica?
–Que Estados Unidos es un país que se formó en la lucha contra Inglaterra por su independencia y que en ella Hamilton defendió una política proteccionista para la industria norteamericana. El sur de los Estados Unidos sí tenía una perspectiva liberal, ya que eran exportadores de productos agrícolas. Se rebelaron, en una rebelión liberal en contra del proteccionismo. En esa guerra civil murieron 2 millones de americanos, para imponer el proteccionismo. El Estado americano moderno, que le permitió convertirse en una potencia mundial, está fundado en el proteccionismo. Junto con eso, para derrotar al sur liberaron a los esclavos. Toda la historia americana de la segunda mitad del siglo XIX es la del triunfo del proteccionismo. Cómo pensar que es posible tener un tratado de libre comercio con un país que tiene su historia fundada en el proteccionismo. Eso es ir en contra de la historia. Nosotros en América latina siempre fuimos librecambistas. Aquí ganó el sur norteamericano, exportador agrícola y libreimportador.
–Teniendo en cuenta lo endeble que se muestra la dominación financiera ¿sería descabellado pensar que el sistema capitalista necesita nuevas bases de sustentación económica?
–En realidad el auge de la burbuja financiera se produjo en los ‘80 con Ronald Reagan. Su gobierno generó un déficit comercial y fiscal gigantesco. Saltó de 50 mil millones de dólares a 270 mil. A pesar de ser Reagan un neoliberal y hablar en nombre del equilibrio fiscal, generó el mayor desequilibrio fiscal de la historia contemporánea. Algo parecido ha hecho George W. Bush, que tomó un gobierno con un superávit fiscal de 200 mil millones durante el gobierno de Bill Clinton y hasta este momento produjo un déficit de más de 200 mil millones. Y ahora con los 70 mil millones para la guerra, llegará a 250 o 270 mil. Esta gente habla muchode equilibrio fiscal, pero son productores colosales de desequilibrio en la economía mundial. Estamos atrapados por este sector financiero superdimensionado, que no le presta a nadie en el sector privado, que no está vinculado a ninguna producción, que lo único que hace es prestarle al Estado a una tasa de interés altísima.
–Fernando de la Rúa había anunciado que su gestión terminaría con el déficit fiscal. Lo que se terminó fue su gobierno.
–La tasa de interés es el origen del déficit fiscal. Los latinoamericanos tenemos superávit primario. El déficit comienza a existir con el pago de los intereses de la deuda. Es una situación absolutamente absurda. Sólo quien no entiende nada de economía puede recomendar estas políticas. Ellos suelen decir “piensa al Estado como si fuera una familia”. Bueno pensémoslo así. Nos sobra dinero, tenemos superávit primario, entonces qué hacen los gobiernos: piden dinero prestado. Si les sobra dinero, cómo piden dinero prestado. Al pedirlo luego no se tiene para pagar los intereses que son muy altos y allí comienza un colosal enredo que lleva a gastar cada vez menos para pagar los intereses. Es una irracionalidad total, absolutamente irracional. Lo más grave es que estos resultados son planteados como si fueran una realidad natural. Tiene que ser así. El Estado existe para pagar intereses. Brasil es considerado un caso testigo. Hace 3 años con Fernando Henrique Cardoso se implementó una ley de responsabilidad fiscal que dice que cuando se tiene una deuda ésta es superior a cualquier iniciativa de gasto público. Y si no cumples con el pago de esa deuda, incluso un alcalde o un gobernador puede ir preso. Ahora está en el auge de su aplicación.
–¿El gobierno de Lula no modificó esta realidad?
–No. Se ha comprometido a cumplirla y está muy enredado por ello.
–¿Cómo analiza el compromiso de Lula de tener un superávit fiscal mayor al que el propio FMI le reclamaba?
–Está en esta lógica que venimos hablando. El presidente del Banco Central, el encargado del Ministerio de Economía y todo el staff económico del Gobierno creen que para detener la inflación que aumentó mucho en los últimos meses y años, hay que mantener las recetas del Fondo. Mantienen tasas de interés altas, caída de la demanda y recesión, y consideran que así detendrán la inflación. Esta gente dice que es el único camino. En este momento y luego de años de oposición a estas políticas, el gobierno de Lula está aceptando ese camino. Claro que afirman que es una cuestión transitoria hasta detener la inflación.
–¿No corre el riesgo de dilapidar su capital político?
–Yo creo que sí. Si Lula persiste en esta política no va a detener a la inflación. El mes pasado hubo un descenso y todos festejaban. En este mes ya comenzó a aumentar otra vez. Los contratos de los servicios públicos tienen un impacto inflacionario muy alto. El superávit primario no logra aumentar en la misma proporción que las tasas de interés.
–¿Lula es la continuidad del modelo de Cardoso o tiene elementos de ruptura?
–Desde el punto de vista de la gobernabilidad, Lula siente que esta política ha sido positiva. En primer lugar logró modificar el riesgo Brasil. Hoy Lula es un ídolo del mercado. El Fondo Monetario Internacional está encantado con Lula. El gobierno norteamericano está encantado y hasta le perdona que tome posiciones políticas en contra de la guerra. Esto ayudó a bajar el riesgo país, también con estas políticas tan recesivas cayó un poco la inflación. Claro, esta caída tiene un límite. No podrán bajar la inflación a menos de un 20 por ciento. Para la población el costo es muy alto. Una encuesta reciente mostró que el 64 por ciento de la población prefiere aumentar las tasas de empleo que el descenso de la inflación. El pueblo entiende mucho más de economía que estos tipos. Tengo un amigo que me dice “estos economistas son gente muy extraña, porquedicen que hay que bajar la inflación, porque sólo así se conseguirá mayor empleo. Ahora para bajar la inflación terminan haciendo caer el empleo. Yo pregunto. ¿Qué es peor: Tener una inflación alta o no tener empleo?” El pueblo entiende esta cuestión loca.
–¿Cuáles son las prioridades de Lula?
–Los cuadros del gobierno de Lula repiten que están llevando adelante una política transitoria por la grave situación heredada de Cardoso. El problema es que esta transición no tendrá los resultados que esperan porque los formuladores de estas políticas no son competentes. Y van a tener que diferir su momento de cambio y la transición continuará en el tiempo, desgastando gravemente al gobierno y generando una situación política muy complicada.
–Parece inevitable que Lula deba confrontar o con su base política o con su equipo económico.
–Hasta el momento, Lula ha conseguido evitar el conflicto. Está poniendo en juego su capital político, su historia de compromiso en las luchas sociales. Un enorme capital político por el que pide a su base: esperen, tenemos que sobrellevar este momento de transición. No quiero pensar que esta transición se prolongue indefinidamente porque si no, tendremos una situación política muy complicada. Las fuerzas a la izquierda de Lula no tendrían condiciones de agrupar y capitalizar toda la decepción que una situación como ésta provocaría entre la población. Tal vez la derecha tenga más facilidades para capitalizarlo.
–¿Qué reivindicaría de estos 100 días de Lula?
–El aumento salarial ha sido muy bajo. El gobierno tuvo logros en su política externa. Brasil siempre estuvo muy dominado por una burocracia que marcaba la posición externa. Aún Cardoso, que pretendió tener un liderazgo internacional, no dejó de hacerlo burocráticamente y hasta en cierto punto de manera abstracta. La política de Lula frente al tema de Venezuela ha sido muy activa, frente a la guerra tuvo definiciones muy claras que incluso puso nerviosa a la gente de Itamaraty, por las fuertes condenas contra el gobierno norteamericano. Pero a la población le gustó mucho la posición de Lula por la paz. En ese punto Lula fue el líder de todos los brasileños y lo hizo de una manera activa. Instalar en la agenda la cuestión del hambre es muy importante también. Pero las encuestas muestran que la propia gente dice, yo no quiero comida, quiero un empleo. Lula dice que esto es transitorio. Lo cierto es que subalimentado, nadie puede sobrellevar un empleo. Hay un gran programa de alfabetización e importantes políticas sociales, pero no se podrá avanzar en este tema si hay que recurrir a los permanentes recortes. No se podrá avanzar si no se resuelve el problema económico. Con el prestigio que hoy tiene Lula, está en condiciones de suspender el pago de la deuda, comenzar una auditoría y hasta lograr importantes quitas. Una posición así sería apoyada hasta por la misma burguesía brasileña. No estoy hablando de un desconocimiento total de la deuda. ¿Acaso van a invadir Brasil? No pueden estar invadiendo en todas partes del mundo al mismo tiempo.