ESPECTáCULOS
› UN DOCUMENTAL SOBRE UN PUEBLO ARRASADO POR LA PRIVATIZACION
Lo que el menemismo se llevó
El realizador Alejandro Fernández Mouján estrena este jueves “Las Palmas, Chaco”, un film que da cuenta de los efectos que tuvo sobre miles de chaqueños el fin de la producción azucarera.
Por M. B.
El realizador Alejandro Fernández Mouján conoció el lugar cuando empezaba a arreciar la ola privatizadora del gobierno de Carlos Menem y filmó, a fines de 1989, Banderas de humo, un documental que exponía la que sería la última zafra de la Compañía Azucarera Las Palmas, en la provincia del Chaco. Doce años después, Fernández Mouján –que actualmente se desempeña como camarógrafo de la nueva película de Fernando “Pino” Solanas, en la huella de La hora de los hornos– volvió al Ingenio Las Palmas y filmó Las Palmas, Chaco, un documental sobre la devastación de un pueblo que nació y creció a la sombra de la caña y la zafra y que ahora es tierra arrasada. “Esto es una metáfora de la Argentina menemista en su conjunto, pero también es una historia bien real y concreta de un pueblo que parece haber sido olvidado por su propio país”, dice Fernández Mouján a Página/12.
Las Palmas, Chaco tuvo su primera presentación en abril, en el marco del Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, acaba de ser seleccionado para participar en noviembre del International Documentary Film Festival de Amsterdam (una de las muestras más exigentes en su género) y llega a su estreno local este jueves, en el cine Cosmos (Corrientes 2046). Las primeras imágenes comienzan recordando aquello que intentó ser una pueblada contra el hambre y que finalizó en quiebra pública para todos. Las Palmas... cuenta la historia de los habitantes de un pueblo de 3000 almas que fue silenciado ante cada uno de sus reclamos.
El documental de Fernández Mouján rompe con la discusión de si intervenir o no en la historia que está contándose. “Quise mostrar una historia como si fuera un cuento de Juan Rulfo, pero terminé participando”, cuenta. El Ingenio Las Palmas fue fundado en 1882 por una empresa de Irlanda y, más tarde, adquirido por una familia tucumana. Durante la dictadura militar de Juan Carlos Onganía el Estado compró la empresa –un gran negocio para la familia, según Mouján– que se mantuvo bajo la órbita del Ministerio de Acción Social de la Nación. Fue la ola menemista lo que terminó de borrar la fábrica del mapa. “Lo irónico es que hace poco aparecieron allegados de Menem por ahí, para decir que, si lo votaban, él iba a volver a abrir la fábrica que cerró”, dice Fernández Mouján.
El documental fue financiado por la Fundación Ian Vrijman de Holanda. “Para ser aceptado entre la gente como uno más tuve que ganarme la confianza de la gente. Ya conocía a algunos de antes, pero al quedarme allí pude conocer mejor y meterme profundamente en las cabezas de cada uno”, dice Fernández Mouján, quien se asesoró con historiadores de la zona. Lo que se cuenta en el trabajo es la permanencia de los habitantes de Las Palmas, luego de varios años de estar sin un trabajo más o menos formal. La mirada parece desprendida de los vertiginosos tiempos de la tele: planos largos, silencios ensordecedores, actividades cotidianas de pobladores acostumbrados al Ingenio, pero que no pudieron resistir la insoportable falta de algo que hacer.
Durante el rodaje, el año pasado, uno de los protagonistas llamado Américo se acercó a Resistencia para hacer una denuncia sobre un ex gendarme que se había quedado con tierras aledañas al Ingenio e intentaba echar a los pobladores, a fuerza de aprietes y matones. “Américo hizo la denuncia que se muestra en el trabajo y actualmente sigue en marcha el trámite judicial. Es un pobre campesino, que sin la presencia de la cámara no hubiera sido atendido. Sin embargo, le tomaron la declaración y el gendarme ablandó su posición, aunque terminó amenazándome a mí”, recuerda Fernández Mouján. Durante 1999 y 2000, además, los habitantes tomaron varias tierras abandonadas en la zona y “mi presencia les sirvió para pelear contra el gobierno”.
El Ingenio Las Palmas fue vaciado de tal modo que parece que cerró hace medio siglo. “Hay partes que parecen bombardeadas”, narra. La soledad es el tema central, en cualquiera de sus sentidos, de un trabajo que intentareflexionar sobre un período que coincide con el menemismo y que no es más que la concreción final del plan de Martínez de Hoz.
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