ESPECTáCULOS › ENTREVISTA A ATTAQUE 77, QUE FESTEJA SUS 15 AÑOS CON UN DOBLETE DE SHOWS EN OBRAS, HOY Y MAÑANA
“Alguna vez fuimos los pendejitos desafinados”
El grupo fue primero un exponente claro de la segunda camada del punk argentino. Pero lentamente fue desplazándose hacia el centro de la escena del rock, hasta consolidarse como una banda clásica. siempre adrenalínica y sorprendente.
Por Francisco Prim
Hacia finales de la década del ‘80, Attaque 77 se había convertido en el grupo más interesante de la segunda oleada de punk rock en la Argentina, cuando Los Violadores ya no estaban para esos trotes. Luego se convirtieron en un éxito de masas. Hoy son un grupo de prestigio innegable y, al tiempo, populares. Esta noche y mañana, el grupo festejará tocando en Obras quince años de existencia que, entre otras cosas, sirven para demostrar que ya no tiene sentido alguno aquel apotegma de los ‘70 que indicaba que la fórmula del punk era vivir rápido y morir joven. Los Attaque son hoy una banda establecida y al tiempo siempre cambiante, como si su lectura del legado punk fuese el imperativo de renovarse para tener sentido. Para el festejo, el grupo promete una producción grossa a sus fans. “Habrá torta, invitados, champagne, regalos sorpresa”, asegura Luciano Scaglione. “La gente suele traer regalos, pero yo quiero decir que el regalo es venir a vernos”, puntualiza Ciro Pertusi. “En estos shows -promete– habrá invitados, gente que ha participado de nuestra carrera, chiches y sorpresitas.” Página/12 les propuso, en un alto de uno de los últimos ensayos para el doblete en Obras, un repaso por sus quince años de historia.
–Cuenta la leyenda que una de sus primeras grabaciones fue realizada en un casete. ¿Es cierto que pusieron al revés para escucharla?
Ciro Pertusi: –No, se dio vuelta sola. La grabación era de un grupo anterior, que se llamaba Cabeza de Navaja (un embrión de Attaque, integrado por Ciro (bajo), Mariano Martínez (guitarra), Daño Martínez (guitarra), Claudio Leiva (batería) y Federico Pertusi (voz)). Habíamos dejado de tocar, y nos juntamos en casa algunos ex de Cabeza, Mariano, Daño y yo. Estábamos chupando y pusimos el casete, que estaba reviejo y se dio vuelta. Escuchábamos un tema que se llamaba “Estados alterados” que al revés sonaba parecido a “Somebody put something in my drink” de Los Ramones, una banda que todavía no se escuchaba mucho en la Argentina. Te hablo del año ‘87, antes del primer Obras de ellos. Entonces nos dio ganas de juntarnos nuevamente a tocar, pero con otra onda, otra formación, más influenciados por el punk, el new wave y todo eso. Nos pusimos una fecha para ensayar, que fue el 6 de enero del ‘87, y bueno, así empezamos.
–¿Cuáles eran por entonces sus influencias?
C.P.: –Las influencias más importantes, además de Ramones, eran The Clash, The Sex Pistols, Damned. Aspirábamos a mucho más, sin duda. Eso era lo básico porque era lo más simple de tocar. Tocábamos de oído sobre todo, el que más sabía era Daño, el tío de Mariano.
–¿Cómo llegó el primer disco?
C.P.: –En realidad no fue un disco sino un casete que se llamó La última noche que pasé contigo, que se pirateaba en una disquería que estaba en Flores. Ahora está en Mar del Plata y se llama John Lennon. A los ocho meses se había generado una movida, porque esta gente les grababa a los clientes el casete pirata cuando le sobraba un espacio en otros casetes. Ariel Minimal, de Los Cadillacs, que por entonces tenía una banda que se llamaba Descontrol, escuchó de casualidad la grabación y nos tiró la onda de tocar con ellos en una fecha; y ésa fue la primera presentación oficial de Attaque, en octubre del ‘87. Más adelante grabamos 36 temas, entre los cuales estuvo “Yo te amo”, que le dio el nombre a esa grabación pirata. Así la bautizó José Luis Becerra Díaz, que fue el que trajo por primera vez La Polla Records a la Argentina. Después hubo otra grabación que se llamó Más de un millón, que no entregamos a las disquerías. Eso fue lo único pirata que existió de Attaque.
–En el ‘88 ustedes editaron “Dulce Navidad”, donde se incorporó Leonardo De Cecco. ¿Es verdad que lo encontraron sentado en la calle después de que un policía le pegara en la cabeza? Luciano Scaglione: –Ay, ay, ay, ay, ay...
C.P.: –Fue una noche que tocamos en El Bajo Harlem, un lugar que quedaba en Marcelo T. de Alvear, a principios del ‘88. A Claudio Leiva se le había muerto el abuelo, y esa noche Mariano tocó la batería. Leiva se estaba yendo de la banda y entonces le tiramos la onda a Leo que, es cierto, se estaba secando la cabeza ensangrentada.
Leonardo De Cecco: –El policía me había pegado un culatazo en la cabeza.
C.P.: –Se incorporó Leo y formamos el cuarteto. Empezamos a ensayar y grabamos un tema para el disco Invasión 88, que resultó uno de los más festejados. Recién entonces Radio Trípoli se interesó en grabar un disco de Attaque. En realidad, ellos querían grabar con Defensa y Justicia, que era una formación paralela a Attaque, pero para nosotros Defensa era una banda más en joda que otra cosa, así que le dimos para adelante con Attaque y así salió el primer disco oficial que fue Dulce Navidad.
L.D.C.: –Lo grabamos a las apuradas, en 40 o 60 horas de grabación...
C.P.: –En ese momento yo laburaba en El Molino, era repostero. Estábamos todo el día laburando y ensayando...
L.D.C.: –El disco salió a fines del ‘88, y lo estuvimos presentando durante el ‘89. A mediados de ese año se fue Federico.
–Y entonces Ciro dejó el bajo para dedicarse a cantar, y nació en el ‘90 El cielo puede esperar.
C.P.: –La producción la hicimos con Juanchi Baleirón, fue un laburo muy copado. Grabamos en el estudio Aguilar y a los 6 meses se desató la locura. La gente llamaba a las radios para pedir “Hacelo por mí” y cuando empezó el ‘91, había vendido 60 mil copias, contra las 3 mil de Dulce Navidad.
L.D.C.: –El 5 y 6 octubre del ‘91 hicimos nuestros primeros Obras. Ahí fue donde grabamos Rabioso (la pesadilla recién comienza), en vivo.
–¿Cómo fue el boom de “Hacelo por mí”?
L.D.C.: –Cuando se empezaba a gestar el programa de Mario Pergolini por Canal 9, la producción tenía algunos nombres en danza y se decidieron por “Hacelo por mí”, porque era más actual. El programa empezó a salir a principios del ‘92 y fue masivo. En realidad, nosotros no habíamos planeado usarlo como un corte de difusión. Los seleccionados habían sido “Espadas y serpientes” y “Donde las águilas se atreven”.
–Y estalló la televisión. Si hasta estuvieron en “Jugate conmigo”, el programa de Cris Morena.
C.P.: –Sí, también en “Ritmo de la noche”, “360”, en un programa con Jorge Guinzburg...
L.S.: –Lo más alucinante era tener la posibilidad de que todo el país viera a Attaque tocando en vivo, en ese momento no existían todos los canales de música que hay ahora. Y no solamente se veía en el país sino también en toda América latina. Obviamente hubo una sobreexposición, pero para nosotros igual fue muy positivo. Con tanta tele hasta nosotros nos cansamos del tema (“Hacelo por mí”) y no lo tocamos en vivo durante años. Ahora que le hicimos algunos arreglos, tocarlo nos divierte.
C.P.: –Nosotros ya éramos bichos raros dentro del punk, no estábamos tampoco dentro del rock nacional, porque éramos “los pendejitos”...
L.S.: –Alguna vez fuimos los pendejitos desafinados, eso está claro.
–Enseguida, en el ‘92, grabaron Angeles caídos, el último disco con Andrés Vera (“el Chino”) y el primero con Luciano. ¿Es verdad que aprendiste los temas en un micro?
L.S.: –Exactamente. Una madrugada, el Chino decidió irse y al otro día me llamaron para hacer la última parte del tour ‘92 por el sur. En Río Gallegos hicimos un viaje en micro de cuatro horas; el sonidista conectó la guitarra en una fila de parlantes y en la otra el bajo. Ciro cantaba yLeo usaba los asientos como si fueran una batería. Lástima que no había una cámara en ese momento para filmarlo.
C.P.: –Ese año también editamos el compilado 89-92, que fue una imposición de Radio Trípoli.
–¿Cómo surgió Todo está al revés, el disco que grabaron en el ‘93 y recién apareció en el ‘94?
L.S.: –Fue un disco muy oscuro, sobre todo por el momento en el que estábamos, uno de los materiales más heavies de Attaque. Además fue nuestro primer trabajo fuera de Radio Trípoli, entrábamos en BMG.
C.P.: –BMG, una multinacional, nos dio más permisos creativos. Fue un disco anticomercial.
L.S.: –Cuando estábamos decidiendo el arte de tapa, nos invitaron a tocar ante mil internos en el penal de Olmos y de ahí quedaron las credenciales carcelarias del disco. Tocamos “Espadas y serpientes”, fue loquísimo, porque ahí había de todo, desde chorros comunes a tipos que merecían pudrirse adentro.
C.P.: –Enseguida, en el ‘95, grabamos Amén, que fue un disco más duro todavía, pero con un sonido más logrado. Todos los discos son diferentes, si bien hay un hilo conductor: fuerza, sentimientos... Pero para mí los mejores discos de Attaque son de esa época: Amén, U.D.P., Otras canciones, Radio insomnio, Trapos.
–¿Cómo llegaron a tocar en el recital de las Madres en Ferro?
C.P.: –Fue en el ‘97. Ese día yo estaba re para atrás, casi no toco. Había tomado agua en Perú y había comido algo que me cayó para el orto. Me inyectaron buscapina, antifebriles, me levanté faltando un rato para que termine el recital (yo vivía ahí en frente) y tocamos. Habíamos estado de gira por Latinoamérica y no queríamos faltar, sobre todo porque era por una causa justa. Estuvo re-bueno ese recital. Ahí grabamos “América”, en vivo, que está en Amateur.
–En diciembre de ese año editaron Un día perfecto, que fue recibido como una muestra de madurez del grupo.
L.S.: –Se juntaron varias cosas. Grabamos por primera vez en Santa Mónica y nosotros estábamos dejando de ser tan chicos. Como vos decís, estábamos más maduros como personas. Encima el video de “Crecer”, que a nosotros no nos gustó mucho, anduvo muy bien a nivel comercial.
C.P.: –Y en el ‘98 hicimos Otras canciones, que completó la evolución. Lo grabamos también en Estados Unidos, con el mismo técnico. Nos sentimos muy relajados. Intentamos recomponer las canciones respetando la esencia de cada una. La mayoría de las versiones son muy nuestras. Hay gente que conoce esos temas por nosotros y no por sus autores. Ese disco nos ubicó en un lugar de prestigio. No era ya el Attaque del ‘92, con todo el éxito televisivo, sino un Attaque que ya había pasado por todo eso y podía digerirlo con más altura y madurez.
–Cuando presentaron el disco, grabaron “La colina de la vida” con León Gieco.
C.P.: –León es un tipo magnífico, y es gratificante que se haya copado con el tema y haya venido a tocar con nosotros. Fue muy emocionante. Ese año también grabamos “Dame fuego”, para el disco tributo a Sandro. Y a Sandro le encantó, mandó una carta...
L.S.: –Mandó un champagne...
C.P.: –Nos invitó a un show suyo, nos hizo aplaudir por su público, estuvo alucinante...
–¿Cuándo empezaron a salir de gira al exterior?
L.D.C.: –Empezamos en el ‘94, yendo a Uruguay, Paraguay, Chile. México llegó en el ‘96 y a partir del ‘99, Europa.
L.S.: –En muchos lados hay un porcentaje importante de latinos, que les dan calor y onda a los shows porque conocen temas o se cagan de risa con algo que uno dice. Después, en Alemania o Suiza, la gente es muy respetuosa, van a escuchar y a involucrarse con muy buena onda. Jugás de visitante. En España es diferente, porque hay muchísimos grupos y ayuda el hecho de que haya tantos argentinos. Este año estuvimos tres meses en Europa, después de 15 días en Brasil y ahora estamos saliendo todos los fines de semana al interior . Estuvimos en Chivilcoy, Santa Fe, Paraná, ahora nos vamos a Córdoba, Formosa, Comodoro.
–¿Qué diferencias notaron entre los movimientos culturales locales y los europeos?
L.D.C.: –Allá la gente tiene más cultura del ocio, más plata para salir, para divertirse, para ir a ver un espectáculo ya sea artístico o deportivo. Acá pasan dos cosas. Algunos necesitan ir a ver un espectáculo para pensar en otra cosa y olvidarse de los problemas diarios. La gente necesita cultura. Después de tantos años de locura y frivolidad total está muy bien que pasen estas cosas.
–¿Cómo se inscribe Amateur (el disco que grabaron este año) en esas sensaciones?
C.P.: –Dijimos: vamos a hacer un disco en una época que necesita mucho de nuestro empuje, de nuestra onda. Creo que es lo que se necesita de todos en general. Es una retrospectiva, una historia, un regalo.
L.S.: –Es un pirata oficial.
–¿Y el próximo disco?
C.P.: –Estamos con muchas ganas de encontrarnos y meternos en la sala a traer lo nuevo. Tenemos muy buen material. Luego de la gira de los 15 años y un pequeño descanso, nos metemos con eso.