ESPECTáCULOS
› “MI GRAN CASAMIENTO GRIEGO”, UNA COMEDIA DE JOEL ZWICK
Cuando el clan se junta, hace ruido
› Por Martín Pérez
Casarse con un griego, tener hijitos griegos y alimentar a todos hasta morir. Esas son las tres máximas de la mujer griega, según Toula le escuchó decir hasta el hartazgo a su padre. Y no sólo eso. La hija menos agraciada de las Portokalos llegó a cumplir treinta amargos años soportando a su padre decir frases como “Debes casarte pronto, ya estás empezando a lucir vieja”. Pero ese será el límite y Toula sabrá reinventarse como mujer: comenzará a estudiar en la universidad, cambiará sus anteojos por lentes de contacto, dejará el restaurant familiar– para trabajar en la agencia de viajes de su tía– y conocerá al amor de su vida fuera de aquel universo griego. Pero, lejos de solucionar su vida, sus problemas comenzarán.
Comedia romántica que no aspira a ser más que literalmente eso, Mi gran casamiento griego resultó ser el gran éxito cinematográfico del año en los Estados Unidos. Basada en un monólogo de su protagonista, la griega casada con un no-griego Nia Vardalos, el film es una producción independiente de Tom Hanks, que presumiblemente se entusiasmó con la obra de Vardalos al verla con su mujer Rita Wilson, de ascendencia griega. Dirigida por Joel Zwick (un realizador de experiencia principalmente televisiva), su historia comienza contando en primera persona el infierno griego de la infancia de su protagonista, continúa con sus intentos por reinventarse a los 30 y termina relatando con entusiasmo su gran éxito como mujer independiente que es finalmente conseguir un hombre para llegar al casamiento. Que será griego, por supuesto.
Claro que la clave del éxito del film de Vardalos es la forma en que se ríe de su ascendencia griega, cuyas particularidades bien podrían intercambiarse con las de cualquier numeroso y excluyente clan familiar y religioso, sean polacos, árabes o judíos. Una risa contagiosa y con la que es gratificantemente fácil identificarse, tanto desde dentro como desde afuera. Sabiendo reírse de sí misma y de los suyos, la historia de Vardalos –basada en sus recuerdos de una infancia en Winnipeg– es universal, y es el corazón de una película que terminará riéndose tanto de las familias numerosas y gritonas como de las familias reducidas y silenciosas, como la del adorable Ian, el novio en cuestión.
Film ideal para quienes adoren las fiestas de casamiento, a pesar del canto a la independencia femenina contenido en su prólogo, Mi gran... termina haciendo honor a su nombre. Y no aspira mucho más que eso. Es decir: presentar un gran casamiento griego. El escenario ideal para que el padre de Louna proclame sin cesar las propiedades medicinales universales del limpiavidrios o la ascendencia etimológica griega de cualquier vocablo, o para que su tía cuente todos los secretos de su gestación. Claro que para llegar a semejante escenario es indispensable un novio como Ian, capaz de soportarlo todo con tal de no arruinar el enormefinal feliz que necesita semejante historia de amor.
(My big fat greek wedding) Estados Unidos, 2002
Dirección: Joel Zwick.
Guión: Nia Vardalos.
Fotografía: Jeffrey Jur.
Música: Xandy Janko y Chris Wilson.
Intérpretes: Nia Vardalos, John Corbett, Michael Constantine, Lainie Kazan, Joey Fatone y otros.
Estreno de ayer en los cines Hoyts Abasto, Duplex Caballito, Patio Bullrich, Multiplex Belgrano, Village Recoleta, Galerías Pacífico, Paseo Alcorta, Atlas Lavalle y otros.