ESPECTáCULOS › GUSTAVO SANTAOLALLA, DE LA ESCENA ROCKERA LATINA AL 2X4
“Hacemos música sin inhibiciones”
El productor, radicado en Los Angeles, está mostrando aquí “Bajofondo Tango Club”, su proyecto tanguero–electrónico.
Por Javier Aguirre
Después de haber trabajado durante los ‘90 como artífice y operador del estallido del rock latino –produciendo a bandas como Café Tacuba, Divididos o Bersuit Vergarabat, y “descubriendo” jóvenes talentos como Arbol, La Zurda e inclusive Juanes– el vuelco de Gustavo Santaolalla hacia la fusión entre tango y música electrónica fue, en cierto modo, volver a la música en primera persona. Como principal chofer del colectivo Bajofondo Tango Club –que ayer concretó una nueva presentación porteña en El Rosedal de Palermo , con entrada libre–, que también integran músicos de orígenes disímiles como el ex rapper uruguayo Juan Campodónico, el tecladista y productor Diego Vainer y el músico electrónico Luciano Supervielle. Además, claro, de las participaciones de artistas como Jorge Drexler, el bandoneonista Pablo Mainetti, el violinista Javier Casalla, la cantante Adriana Varela y el pianista Adrián IaIaies.
El desafío artístico de llevar al vivo un experimento musical que aplicó al tango la cultura rítmica del trip hop y el método “hazlo tú mismo (en tu PC)” del cut&paste, conlleva riesgo. Santaolalla lo sabe y lo disfruta: “acá hay algo, lo sé, y me encanta; queda mucho por investigar”. Y, después de una semana en la que prácticamente debutaron en vivo con shows en Montevideo, Pinamar y dos discotecas porteñas –su historial anterior sólo registraba algunas apariciones especiales y un único concierto, el que fuera su presentación oficial, en el Abasto–; el paso por el espacio abierto de Palermo tiene final abierto.
–¿Considera a Bajofondo más cerca de la música experimental que de la música popular?
–Lo veo en el medio. Hay temas absolutamente populares, y otros con elementos mucho más experimentales. No quisimos quedarnos en un solo estilo; de hecho en el disco hay house, trip hop, drum ‘n’ bass... No queríamos tener ningún tipo de prejuicios, poder acercarnos a la electrónica y al tango sin inhibiciones.
–¿Se topó con prejuicios provenientes de las escenas del tango, o de la electrónica?
–Los ortodoxos y conservadores están en todos lados, y alguno dirá “esto no es tango”, o “esto no es música electrónica”. Cualquier tipo con esa mentalidad, a mí mucho no me va. Pero hasta ahora, si bien el proyecto no es muy conocido, las opiniones han sido muy buenas. Igual, nosotros no estamos aspirando a hacer “el nuevo tango” sino crear un lenguaje que represente una visión contemporánea de la vida en las urbes del Río de la Plata. Aunque por otra parte, desde Piazzolla, no ha habido renovación en el tango, salvo los que son, digamos, sus hijos. Y la renovación que sí hay en el tango tiene que ver con gente que fue más atrás en el tiempo, a las fuentes, como Adriana Varela o Daniel Melingo. Lo peligroso es, buscando lo moderno, terminar siendo modernoso.
–¿Qué lugar ocupa el baile en un concierto de Bajofondo?
–Vimos una pareja de gente grande bailando tango durante “Perfume”, que es un tema house. Si hay algo que tienen el común el tango y la electrónica es el baile. Cuando diseñamos la música trabajamos mucho en los beats, en la línea de bajo; para que no fuera simplemente un loop de batería electrónica, un acorde menor y un bandoneón. Queremos que sea un lenguaje con elementos profundos de cada música. En realidad, es algo muy nuevo. Y así como el disco lo tenemos muy claro, lo que pasa con la presentación en vivo está en plena evolución. Y como es un proyecto muy abierto y en movimiento constante –puede haber seis músicos en escena, o sólo un DJ o un tipo con una computadora– cada concierto propone cosas distintas.
–¿Siente que “inventaron algo”?
–No sé cómo se verá con el tiempo, o en el mundo; pero para nosotros, sí. Es el principio de algo, tenemos montones de ideas para explorar. Vamos a hacer un disco solista de Supervielle, que será el primer desprendimiento de Bajofondo, y después vendrá otro, de Campodónico. Y queremos investigar en la poesía. Hay mucho por delante en estos códigos y estos parámetros estéticos. Proponemos un nuevo partido, y creo que abrimos una puerta. Al menos para nosotros mismos.