ESPECTáCULOS
Las mejores voces para cantarle a la Argentina
Por Karina Micheletto
Un show conjunto de Mercedes Sosa, León Gieco y Víctor Heredia, cada uno con sus respectivas bandas y sus temas de ahora y de siempre, es algo que trasciende lo estrictamente musical. Mercedes, León y Víctor, como la gente los llama cuando les grita “te quiero” o “aguante”, o cuando les pide que “no aflojen”, representan una parte importante de la historia cultural argentina. Durante tres horas y media, el viernes y el sábado pasado hicieron vibrar a un Luna Park repleto. Y allí estuvo buena parte de la emoción de estos conciertos, en las 8 mil personas que los siguieron casi con devoción, en una suerte de ritual compartido: cada tema era una ofrenda y, por momentos, una plegaria.
La idea del espectáculo que por primera vez reunió a los tres artistas (no como invitados, sino como propuesta integral) surgió a fines del año pasado, y juntos comenzaron una serie de shows en el Gran Rex, que debía continuar con una gira por el país, Latinoamérica y Europa. Pero en el medio Mercedes sufrió un pico de presión, y sólo pudieron hacer dos funciones. Estos dos conciertos en el Luna Park retomaron aquella idea original, que seguirá por algunos puntos del interior del país e irá definiéndose a medida que la salud de la cantante se fortalezca.
En el enorme escenario del Luna Park, Mercedes apareció como una madre buena en medio de sus dos hijos, cuidándolos y siendo cuidada por ellos. El tono intimista del comienzo se potenció con “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, que dejó escuchar las tres voces sólo acompañadas por los teclados. Mercedes lloró casi toda la noche. “Por eso después me enfermo”, se lamentó la tucumana, y dedicó el tema “Me haces bien”, de Jorge Drexler, a sus médicos, presentes en la sala. Su repertorio fue de los clásicos “Serenata para la tierra de uno” y “Gracias a la vida”, que se llevó la primera ovación de la noche, hasta “Río en espiral”, de Antonio Birabent, que estrenó en estos conciertos, y “Oh, pobre patria”, una furiosa crítica social del italiano Franco Batiatto que despertó silbidos y aplausos intermitentes a medida que avanzaba la letra. El final de su set solista fue para el folklore, con la oda a las tucumanas “El jardín de la República” y la piquetera “Chacarera del olvidao”, del santiagueño Duende Garnica, que pide en sus últimos versos: “Levantate cagón, que aquí canta un argentino”.
Gieco hizo hincapié en los temas de Bandidos rurales, su último cd, y terminó vestido de Robin Hood criollo, con funyi, bufanda y escopeta en mano, tal como aparece en el arte del disco. Así desfilaron “Viejos amores”, “De igual a igual” y “Madres del amor”, dedicado “a las madres de Plaza de Mayo, a las Madres del Dolor de Santiago del Estero, y a las miles de madres que perdieron hijos en democracia por el gatillo fácil, nuestra gran vergüenza nacional”. Sobre el final alcanzó momentos rockers y eléctricos con “Idolo de los quemados” y “Bandidos rurales”. Heredia también repasó parte de su última producción, Entonces, con temas como “Novicia”, sobre la prostitución infantil, grabado junto a Chico Buarqueen Brasil. Entre los clásicos incluyó “Mara”, “Ojos de cielo” e “Informe de situación”, cuya letra conserva una cruda vigencia. El final llegó de madrugada, con “Himno de mi corazón” y “Sólo le pido a Dios”. Allí estaban los tres grandes del canto popular, celebrando que Argentina quiere cantar, junto a un público incondicional.