ESPECTáCULOS › ENTREVISTA A LA ACTRIZ ESPAÑOLA MARISA PAREDES
“No me cansa hablar de Almodóvar”
Es la visita ilustre de la muestra. En el Bafici, del que su pareja es jurado, verá “Docteur Chance”, film que rodó hace cinco años. En el reportaje con Página/12 habló de Fito Páez, de la polémica por los Premios Goya y del director de “La flor de mi secreto”.
Por Martín Pérez
Al menos una estrella. Eso es lo que un par de semanas atrás, les pedían ciertos medios de prensa a los responsables del Festival de Cine independiente porteño, que a cambio apenas si tenían las manos llenas de películas y directores. Sin embargo, antes de transcurrida una semana de este arriesgada y exitosa quinta edición del festival, aquel pedido realizado en la conferencia de prensa tuvo una respuesta inesperada con la sorpresiva llegada de la actriz Marisa Paredes, una de las más célebres chicas Almodóvar. “Siempre hay una razón para venir a Buenos Aires”, le explica la actriz a Página/12, que se preocupa de aclarar que ésta es su cuarta visita al país. “La gran excusa para estar presente en el Festival fue para poder ver por primera vez Docteur Chance, una película que rodé hace más de un lustro en Chile, pero que sólo había podido ver en video”. La película se exhibe esta noche (a las 20.45, Hoyts 11) como parte del ciclo de directores “En Foco” dedicado al francés F. J. Ossang, y allí la actriz española comparte cartel nada menos que con Joe Strummer, ex líder de The Clash, pero esa no es la única razón por la cual Marisa Paredes se hizo presente en Buenos Aires. La gran excusa, en realidad, es el hecho de ser la pareja de uno de los integrantes del jurado oficial, José María Prado, el director de la filmoteca española. “En realidad la invitación surgió cuando coincidimos con la delegación argentina en el festival de Locarno”, precisa Paredes, que relata que allí conoció a Pablo Trapero, por ejemplo. Cuenta también que le prometieron invitarla, pero que ella declinó inmediatamente la posibilidad de ser jurado. Una elección que recayó sobre su pareja, y entonces sí celebró viajar apenas como la mujer de uno de los jurados, lo que –asegura– le da libertad para hacer lo que más desee. Cuando abandone el festival porteño, Paredes viajará al de Málaga, donde acompañará la presentación de Una preciosa puesta de sol, la opera prima de Alvaro del Amo, un guionista habitual de Aranda. “Si estoy aquí, en realidad, es porque se postergó una película que debería haber estado rodando con Edgardo Cozarinsky en París”, revela. “Pedí que se retrasase el rodaje porque me sentía cansada, en particular por todo este asunto alrededor de los Goya”, explica la actriz, que estuvo en el centro de la feroz polémica que terminó encendiendo la mecha de las multitudinarias protestas pacifistas españolas.
Todo comenzó a comienzos de febrero, con las declaraciones en contra de la guerra en Irak proferidas por parte de la comunidad artística durante la entrega de los premios Goya, que generaron una desproporcionada respuesta oficial por parte del gobierno de Aznar, a la que incluso hizo referencia Almodóvar en medio de su euforia post-Oscar. “Analizando ahora con tiempo, cuando estamos a punto de cumplir los dos meses de esta famosa historia, estoy muy satisfecha y orgullosa de que eso se haya producido”, explica Paredes. “Es cierto que el gobierno y las autoridades pertinentes tomaron el rábano por las hojas, y realmente le dieron muchísima más importancia de la que tenía. Y esa polémica terminó siendo el detonante que hizo que la sociedad española se lanzara a la calle, y tomara la libertad que tiene sin duda como cualquier democracia para decir que no estaba de acuerdo con lo que estaba tramando el gobierno de Aznar”.
–Como resultado de la polémica usted salió fortalecida como presidenta de la Academia Española de Cine, cuando todo comenzó con el pedido de su cabeza por parte del presidente de la Asociación de Productores de Cine...
–Todo terminó con este señor, Eduardo Campoy, pidiendo disculpas públicas, explicando que sus opiniones eran a título personal y no una expresión de la Asociación. Lo que más me enorgullece es que no sólo yo, sino toda la Academia salió fortalecida como resultado de la polémica...
–Usted llegó a Buenos Aires de alguna manera gracias al agotamiento que le provocó esa polémica, pero hubiese venido para rodar con Fito Páez, de no haberse postergado tanto el rodaje de su opera prima, ¿no es cierto?
–Me había comprometido a filmar con él, pero se postergó tanto el rodaje que con el paso del tiempo ya no estaba para hacer el personaje que terminó haciendo Cecilia Roth. ¡Estaba más para hacer de su madre! (se ríe). Cuando la vi me pareció una película muy arriesgada. Con todos los defectos de una primera película, claro está. Pero Fito dejó bien en claro que hacerla era una necesidad vital para él, y eso es algo que respeto y aplaudo. Lo adoro, y espero verlo antes de dejar Buenos Aires...
–A pesar de ser la hija de una portera usted nunca cejó en su intento de ser actriz, casi una historia almodovariana por derecho propio...
–Mi infancia más que una historia de Almodóvar parece un melodrama clásico. Siempre digo que he luchado contra el destino, y he llegado donde quería llegar: a ser una buena actriz, a vivir de mi trabajo y a tener la libertad y la magia que da este trabajo. Porque yo elegí precisamente este oficio por la libertad que da, porque te permite ser hoy una monja y mañana una puta, y pasado una madre maravillosa.
–¿Ya está cansada de que le pregunten por Almodóvar?
–Nunca me voy a cansar de hablar de él. Pedro nos ha llevado a todos, no sólo a mi sino a todo el cine español, a que nos descubran fronteras afuera. Pero los españoles aún necesitamos demostrarnos que el genio de Almodóvar ha conseguido darle imagen a una España nueva. Su cine habla de cosas muy nuestras y al mismo tiempo que llegan a todo el mundo.