ESPECTáCULOS
› ANDRES CALAMARO CUENTA COMO GRABO SUS PRIMEROS TRES DISCOS SOLISTAS
“Fue una época de muchos cambios, en todo”
Página/12 termina mañana su “colección Calamaro” publicando el más mítico de sus discos, “Nadie sale vivo de aquí”, que preludió su radicación en España. En esta entrevista, el músico cuenta la génesis de esas grabaciones. Inspirado por las preguntas, escribió luego un texto sobre aquellos años.
Mientras se encuentra abocado a la ardua tarea de selección de los temas que van a integrar su próximo trabajo –que por el momento nadie sabe a ciencia cierta cómo se va a llamar, cuántos álbumes van a ser o cuándo va a aparecer–, Andrés Calamaro hizo una pausa en su nutrida agenda de trabajo para contestar por correo electrónico un cuestionario centrado en sus tempranos discos como solista. Página/12 publica ese diálogo electrónico hoy, un día antes de la aparición de Nadie sale vivo de aquí, que completa mañana la trilogía que comenzó con Hotel Calamaro y continuó con Vida cruel. Luego de responder a las preguntas que suceden, el prolífico músico se entusiasmó con el pasado y escribió un texto emocionado y memorioso sobre las circunstancias personales que rodearon al registro de sus tres primeros discos como solista, cuando era famoso por su participación en el grupo Los Abuelos de la Nada. Hoy, por pura casualidad, se cumplen quince años de la muerte de Miguel Abuelo –ver nota en la página siguiente–, a quien Calamaro ha dedicado canciones y textos rebosantes de cariño.
–¿Cuáles fueron las circunstancias que lo llevaron a la grabación de Hotel Calamaro?
–Ya tenía algunas máquinas en casa y había grabado música para Tango Salsa (de Robertino Granados) con Mario Breuer en Panda, Floresta, durante 1982/3. Además, con Gringui (Herrera) y Mario ya habíamos grabado canciones nuestras en estudio en 1980. Y se juntaron el hambre con las ganas de comer.
–¿Ese disco tuvo alguna influencia en que decidiera dejar a los Abuelos e iniciar una carrera solista?
–No había pensado en correr solo, ni durante ni tampoco después de la grabación de Hotel... ¡No tenía ganas de cantar un repertorio entero en vivo, no!
–Algunos temas de Hotel Calamaro fueron producidos por Charly García, y cuentan con la participación de Willy Iturri, Alfredo Toth y Pablo Guyot, que eran su banda de entonces, además de un par de solos de David Lebón. ¿Cómo fue eso?
–Son dos producciones diferentes: una es “Amor iraní”, y la otra las demás canciones, “Fabio Zerpa tiene razón”, “Detenida”, “Miro por la ventana”, donde tocan (¡¡y muy bien!!) los GIT. “Amor iraní” es una grabación estilo living, donde tocamos solamente Charly y yo; las otras, no. Con David Lebón grabamos las guitarras otro día.
–Los músicos participantes son como un seleccionado del rock nacional de la época, desde GIT hasta Oveja Negra, pasando por Charly, Gringui, Bazterrica, David Lebón, hasta la participación de Fabio Zerpa. ¿Cómo se fue dando el reunir a toda esa gente?
–A Fabio lo entrevisté para pedirle permiso de usar su nombre (para un título), en su oficina de Belgrano, y quedamos en grabar algo en la canción. Cuando vino al estudio, estaba el Vasco Bazterrica, en Panda. Con los Oveja Negra –Willy Campins, Oski Amante y Aníbal Forcada– éramos amigos ya, y con Gringui somos mejores amigos, siempre vamos a tocar juntos.
–¿Cómo ve hoy ese primer álbum?
–Hace muchos años que no lo escucho.
–Vida cruel tiene una onda más dark, indudablemente influida por todo el clima musical de la época, evidente hasta en el look de su banda. ¿Cómo reclutó a los músicos –que eran los más modernos de Buenos Aires– y cuál era el concepto del disco?
–Estaba grabando en casa cosas bastante experimentales, casi siempre con Dani Melingo, Pipo (Cipollatti), y también con Daniel Melero y Santaolalla. Pero las canciones de Vida cruel las demostramos con Fernando Samalea y Richard Coleman. Casi lo grabamos con Gustavo Santaolalla, pero al final nos metimos en el estudio con Richard, Fernando, Cano, Gringui y Fabián (Von Quintiero). El concepto era fundir los deseos armónicospropios de Richard con los acordes originales de las canciones, básicamente. Luego se agregaron Stuka, Petti, Spinetta, Melingo y los demás que están en aquella grabación. Después tocamos en Chile. Cano, Dani y Richard se vestían bien. Yo compraba ropa en Londres, en cuanto a lo del estilo del vestuario se refiere.
–En Vida cruel ya no aparece el Calamaro hacedor de hits que había cobrado fama en Los Abuelos. ¿Hay una rebeldía contra esa imagen?
–Creo que no había demostrado nada, solamente ser útil a la causa de Los Abuelos. Pero en Vida cruel el deseo era hacer una grabación, buscando grabar cosas que nunca se hubieran grabado antes, eso intentábamos. Está bastante conseguido en algunas canciones.
–En “Vi la raya” logró reunir en un mismo tema a Charly y a Spinetta, aunque no sé si grabaron juntos en el estudio. ¿Cómo vino la idea de juntarlos en ese tema?
–La canción ya existía y ellos estaban en algún proyecto juntos cuando grabábamos el disco. Creo que la grabamos todos juntos en Panda el mismo día.
–¿Cómo ve Calamaro hoy el disco Vida cruel?
–No tengo otra visión que no sea la de entonces.
–Nadie sale vivo de aquí es su “disco maldito”, pero también el que lo convirtió en un “singer-songwriter” prestigioso. ¿Lo considera el puntapié inicial de la carrera y el perfil que continúa hasta hoy?
–Es el primer disco con todas letras escritas por mí. Y es el principio de la clase de sonido que seguimos usando en vivo y en grabaciones mucho tiempo.
–¿Cómo fueron las circunstancias de la grabación de ese disco?
–Estábamos muy bien como grupo en vivo entonces, habíamos tocado y ensayado bastante. Hubiera querido hacer una grabación un poco más tranquila. Se grababa mal, con muchas interrupciones por cortes generales de luz... Muchos cambios de clima político acompañaron nuestras grabaciones. Fue una época de muchos cambios, en todo.
–En Nadie sale vivo de aquí hay una poética más refinada. ¿Cuáles eran las influencias que habían comenzado a pesar en ese cambio? ¿Lou Reed, Tom Waits, Bob Dylan?
–Los rockeros universales me inspiraron con su seriedad, pero no estuve tan atento a los textos como para usarlos de influencia. Seguí a Dylan a partir de Slow Train Coming, que me gusta como grabación, además de las canciones. New Sensation, Mistrial y New York de Lou Reed son grabaciones que tal vez intente imitar en cuanto a sonido de rock en los ‘80. Y Waits, por la sencillez de sus canciones bien escritas y por las grabaciones a partir de Swordfishtrombones.
–Tanto el título del disco como los músicos que lo acompañan prenuncian un poco su próxima movida: mudarse a España. ¿Ya estaba decidido por entonces?
–Muchas veces nos habíamos visto complicados por una realidad que teníamos a nuestro alrededor. Fue en un viaje de Ariel a España que se me ocurrió aconsejarle que no volviese.
–También el sonido de banda rockera con las guitarras de Gringui y Ariel Rot anuncia un poco lo que serían Los Rodríguez. ¿Cómo fue esa transición desde el dark de Vida cruel al sonido rockero y la poesía de Nadie...?
En Vida cruel queríamos el código armónico de Richard, por decirlo así. El carácter oscuro es el tinte de las armonías (los acordes). Después, las armonías las marca Gringui, y más adelante también Ariel, con sus propias inversiones y afinaciones, de la misma manera que antes había interpretado las canciones Richard con sus afinaciones, delays y otras estructuras que no son la construcción rockera de las armonías de canciones. Los letristas importantes como Dylan o Springsteen me sirvieron de ejemplo de la buena práctica de la profesión, de cómo hacerla honorable. –¿Puede contar las circunstancias de la composición, o en qué fueron inspiradas canciones como “Dos Romeos”, “Con la soga al cuello” y “Nadie sale vivo de aquí”?
–“Dos Romeos” está inspirada en un libro de Brian Aldiss (Brothers of the Head) que me prestó el Alemán Schwazenbach. “Con la soga...” tiene la guitarra de Gringui, y “Nadie sale...” la de Ariel afinada en Re, eso influye en las intenciones de escribir la letra e interpretar la melodía también... es la luminosidad de la armonía, es como dibujar el olor de una flor: la armonía.
–“ Nuestro Vietnam” aparece en dos versiones, en una está solo y en otra con Fito Páez y Cerati.
–Son dos versiones diferentes, una más lenta sugerida por Fito. En realidad, los tres cantamos la versión íntegra las dos veces, unos pocos versos. Fue una sesión buenísima, muy agradable y valiosa.
–¿Cómo se origina su relación con Ariel Rot y la formación de la banda de Nadie sale...?
–Con Ariel nos conocimos en Radio Rivadavia, cuando presentó Vértigo. Empezamos a tocar después de grabar demos de Por mirarte a tres guitarras, con Julián Petrina. No fue sencillo acoplar dos guitarristas como Ariel y Gringui, pero tampoco fue complicado, siempre sonamos muy bien.
–¿Cómo ve hoy Nadie sale vivo de aquí?
–Hubiera querido grabar “Ni Hablar” y “Traicionero” con mariachis, ésa fue mi intención cuando viajé a México.
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