“No me cabe duda de que no hay una sola Rusia, sino que en realidad hay muchas. Como tampoco tengo dudas de que hay muchas historias distintas escritas sobre Rusia”, afirma la historiadora inglesa Cynthia Whittaker. Simón Franklin, profesor de la Universidad de Cambridge, no está de acuerdo. Para él, existe sólo una Rusia, sólo que como cualquier realidad está compuesta de “miles de elementos y rasgos diferentes”. Dominic Lieven, de la Escuela de Economía de Londres, señala: “Lo que hace a Rusia distinto es, ante todo, su enorme tamaño: es el país más grande del planeta. Y en segundo lugar, que pertenece a Europa, pero no del todo”. Estas son algunas de las ideas que enmarcan la producción televisiva “Rusia: la tierra de los zares”, que la señal de cable The History Channel pondrá al aire desde esta noche, a las 22. La idea central del documental de cuatro capítulos es que hay que conocer su historia, previa a la revolución bolchevique de 1917, para entender su actualidad, la crisis que lo envuelve a comienzos del siglo XXI.
El documental está dividido en cuatro episodios que rastrean más de cuatrocientos años de historia. El capítulo de hoy, “Ríos de sangre”, repasa la evolución de las cosas en Rusia desde la época de los vikingos hacia fines del siglo X hasta el sangriento reinado de Iván El Terrible. El segundo, que se verá mañana, se llama “Pedro El Grande” y está centrado en la era del zar que convirtió a Rusia en una potencia mundial hacia fines del siglo XVII. El jueves se verá “Dinastía”, que se centra en el reinado de Catalina La Grande. El viernes será la hora de “Revolución”, que describe el ascenso, apogeo y caída de la última dinastía imperial en manos de Nicolás II y los miembros de la casa Romanov.
Realizado por la televisión inglesa, el especial de cuatro horas de duración fue rodado en formato de 35 milímetros, plasmando en pantalla una imagen de alta calidad, a la que no le faltan paisajes naturales e increíbles dramatizaciones de época. En la búsqueda de develar los secretos de una era en la que la opulencia y la majestuosidad de obras arquitectónicas se combinaron con la violencia y el terror impuesto desde el poder, “Rusia...” contrasta opiniones de varios historiadores que en general sólo coinciden en la pasión sobre el tema. No es menor para nadie que el país de los reyes más temibles –los zares cruzaban en sus modos de conducción elementos atávicos de la cultura oriental y la occidental– haya sido cuna de la revolución más famosa del siglo XX.
En el capítulo que se verá esta noche, dedicado a retratar el reinado de Iván El Terrible, el documental va repasando las infinitas revueltas y guerras por las que debió pasar la potencia mundial para encontrar una identidad conjunta a esa mezcla de turcos, mongoles, eslavos y fineses que habitaban su territorio. Una extraña mixtura de razas, costumbres, religiones y formas de entender el mundo desparramadas a lo largo de los 2,5 millones y medio de kilómetros cuadrados que posee el territorio ruso. Una extensión de magnitud que duplica las de Gran Bretaña, Francia y España juntas.
La historia de Rusia, señala el ciclo, está plagada de sangrientas luchas políticas que no acabaron ni por asomo con el comienzo de la época zarista. Más bien se profundizaron. El nacimiento del período zarista le corresponde a Iván III, el príncipe moscovita que al acabar con los últimos vestigios del poder mongol se autoproclamó “zar” (“César” en ruso), al mismo tiempo que Rusia lograba su total independencia. Hasta ese entonces, Rusia no era más que un conglomerado de Estados-ciudades cuyos príncipes debían pagar una serie de tributos a los guerreros mongoles (tártaros), verdaderos dominadores del territorio desde el siglo XIII, tras haber invadido Rusia dejando un tendal de muertos.
Sin embargo, el documental sostiene que en realidad fue Iván IV –más conocido como el Terrible, por la crueldad con la que trataba a todos los que criticaban su reinado–, quien institucionalizó en 1547 el término de zar, como “gobernador imperial absoluto de todas las Rusias”. En esesentido, Franklin subraya que “la adopción formal de una ceremonia de coronación para Iván IV como zar fue parte del proceso de transición del principado moscovita al Imperio Ruso”. Incluso, el historiador ruso Daill Alj, miembro de la Academia de Cultura y Artes de San Petersburgo, indica que la influencia de Iván IV es tan grande para la sociedad rusa que muchas de sus ideas políticas (no militares) marcaron la historia de Rusia. “Si incluso hoy nuestro pueblo tiene alguna afinidad por la monarquía, las bases de esa concepción se deben a que fueron sentadas por Iván el Terrible. Los hechos demuestran que él fue el máximo predicador de la ideología de la autocracia en la compleja historia rusa”, concluye.