Dom 05.10.2003

ESPECTáCULOS  › EL CHOQUE URBANO, LA MUSICA POPULAR QUE EMPIEZA A HACER RUIDO

Una auténtica fábrica de sonidos

La banda invitada por León Gieco a sus shows del Luna se vale de elementos recogidos de la calle, que resignifican con un valor percusivo y humorístico.

› Por Roque Casciero

Cuando una fábrica se pone en movimiento, el entorno sonoro es lo primero que cambia, ya sea por el estruendo de grandes maquinarias o por esos ruiditos que los obreros ya ni perciben, de tan acostumbrados a escucharlos. Todo eso se potencia en la fábrica que el grupo El Choque Urbano, el grupo invitado por León Gieco para sus shows en el Luna Park, monta de jueves a domingo sobre el escenario del Teatro de la Comedia (Rodríguez Peña 1062): allí el objeto “industrial” son precisamente los sonidos. Y para generarlos, los nueve integrantes del elenco se valen de elementos recogidos de la calle –ollas, caños, tachos, bolsas–, a los que resignifican con un valor percusivo y humorístico. El espectáculo Fabricando sonidos abraza la influencia del grupo inglés Stomp y se multiplica en ritmos que van desde la vidala (tocada con martillos) hasta el reggae (con el rebote de dados sobre una mesa). “Nuestra filosofía es valernos de los recursos que tenemos al alcance de la mano para hacer música”, asegura Manuel Ablin, director general.
El Choque Urbano se formó tras la disolución del grupo de percusión llamado Caturga, que tenía un formato parecido a La Chilinga. La diáspora significó que algunos integrantes se reunieran con la idea de experimentar la percusión con elementos no convencionales. “El Choque Urbano no tiene una dirección definida, sino que va haciendo y enfrentándose a las situaciones de exposición”, asegura Sebastián Ablin, uno de los nueve miembros del elenco.
“Modificamos el rumbo de acuerdo con lo que surge con las puestas en escena. Por ejemplo, cuando notamos que el recurso de la coreografía funcionaba, empezamos a laburarlo. Igual con la parte de comedia y de actuación.” Aunque reconocen a Stomp, dicen no estar tan cerca de Mayumana, la compañía israelí que visitó Buenos Aires hace poco: “Mayumana no es un espectáculo de percusión, sino más de producción. Son bailarines, más que nada. El Choque está plantado por el lado percusivo, somos percusionistas”, asegura María Zoppi, otra de las integrantes del grupo. Y el director completa: “Lo que tiene El Choque es que refleja identidad. Hay mucha transparencia en cuanto a que somos de acá, a pesar de que el espectáculo tiene un idioma que es medio deformado y que tiene ciertos rasgos atemporales, porque no se sabe cuándo ni dónde se desarrolla la fábrica de sonidos. Tiene una identidad desde lo rítmico, desde las actitudes y desde lo que refleja”.
–¿Se proponen que el espectáculo tenga argentinidad?
María Zoppi: –De eso no podemos escaparnos, sucede naturalmente, pero además tenemos un interés especial en generarlo. Vivimos de cierta manera y pertenecemos a una determinada sociedad.
Manuel Albin: –Un grupo como El Choque es algo muy social, muy de igual a igual: utilizamos lo que está al alcance de todos. Tiene que ver con tratar de transmitir participación. Nosotros lo hacemos desde la música, pero es en todos los sentidos: en la política, en lo social. Tenemos que dejar de ser espectadores, y cantar, bailar, tocar...
–Casi como cartoneros...
Sebastián Ablin: –Y, más o menos. En el espectáculo hay un personaje, el Hombre Lata, que parece ser un cartonero, pero que en realidad se apropia de las cosas que son de todos. Para nosotros, todo bien con los cartoneros. Hay un momento en el que todos vamos a pegarle al Hombre Lata, a tocar sobre las cosas que cuelgan de su cuerpo. Eso fue muy cuestionado por nosotros mismos, y nos planteamos tocar una cumbia y que la persecución no fuera violenta. Como artistas, nos influyó la salida del escepticismo: de sentir que nada iba a cambiar, de repente empezamos a pensar que por ahí podemos cambiar algo. Y eso no sólo lo tiene El Choque, sino muchas corrientes que están surgiendo. Grupos que sobrevivieron a un montón de trabas y que generan una corriente muy argentina. Por más que después de diciembre 2001 no se haya consolidado una fuerza política, lo más importante es que ese cambio se haya consolidado en el sujeto, en cadapersona que compone un grupo y que crea que se puede cambiar. Si está instalado en el sujeto, después va a empezar a aparecer por otros lados.

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