ESPECTáCULOS
“El match nació para llevar a los fanáticos del deporte al teatro”
Ricardo Behrens, director del Festival Internacional de Improvisación, analiza un fenómeno que llega a lo teatral desde el espíritu deportivo.
› Por Silvina Friera
Los cómicos de la Comedia del Arte, que deambulaban de pueblo en pueblo presentando sus espectáculos en las plazas principales o en las calles, son los ancestros más modernos del teatro de improvisación. Sin embargo, el ideólogo contemporáneo de este formato escénico fue el inglés Keith Johnstone. El teatro se había transformado en un ghetto pretencioso que lo único que conseguía era espantar a los espectadores ingleses. Johnstone, que pretendía revertir esta tendencia en tierra shakespeariana, formuló sus teorías sobre la creatividad y espontaneidad con el fin de conquistar a los hombres que frecuentaban encuentros de boxeo o partidos de fútbol. Decidió experimentar con la creación del Teatro Sports, una disciplina que mixtura elementos del teatro y del deporte. Las ideas de Johnstone llegaron a Canadá a fines de la década del ‘70, cuando Robert Gravel e Yvon Leduc, cansados de ver los teatros vacíos y las canchas de hóckey sobre hielo (deporte nacional canadiense) llenas de fanáticos arremetieron con una propuesta original: el match de improvisación teatral, que es lo más parecido (arriba de un escenario) a una cancha de fútbol: el público arenga, vitorea, grita, insulta, nunca está quieto y pasivo, porque lo que ocurre entre los equipos que compiten es puro vértigo y adrenalina. El juego se extendió rápidamente por Europa. Argentina fue el primer país de habla hispana que en 1988, en Paladium, empezó a practicar esta técnica.
En Liberarte (Corrientes 1555) se desarrolla el segundo Festival Internacional de Improvisación Teatral, organizado por la Liga Profesional de Improvisación (LPI), que cuenta con la participación de elencos de Chile y Colombia. El match consiste en el enfrentamiento de dos equipos de actores-jugadores, que interpretan historias en el mismo momento en que las están inventando. Un maestro de ceremonias se encarga de presentar la escena y un árbitro, con dos ayudantes, vigila que el juego se desarrolle de acuerdo al reglamento internacional. Finalmente, el público con su voto decide el resultado del “partido”. Este festival, que se prolongará hasta el 20 de diciembre, es el primero que se realiza en el mundo de habla hispana. Ricardo Behrens, director general del festival y de la LPI, señala algunas de las causas del crecimiento de la improvisación en los últimos años. “Al público le gusta la frescura del juego que descontractura el teatro. Quiere ver a los jugadores en acción, resolviendo en el instante”, dice Behrens en la entrevista con Página/12.
–¿Por qué hablan de jugadores en lugar de actores o intérpretes?
–En realidad son actores-jugadores, pero en el match se utiliza la terminología deportiva. Se habla de entrenamiento, en lugar de ensayo; se habla de partido en vez de función. Desde lo visual, se ve un deporte: dos equipos, un árbitro, una cancha que tiene sus límites. Hay una reglamentación deportiva que es internacional: en todos los lugares se juega de la misma manera.
–¿La base de la improvisación es el juego?
–Sí, el juego es la base de todo, aunque a veces se convierta en una cuestión formal. Un improvisador nunca puede hacerse el solemne porque el público, que se da cuenta enseguida, tiene su elemento para demostrar que le fastidia esa actitud: la galocha. Cada espectador tiene una galocha que puede arrojar a la pista si no le gusta lo que está viendo o si le molesta el fallo del árbitro.
–¿Esa posibilidad de lanzar la galocha transforma el juego en algo más agresivo?
–Es una regla internacional de las ligas profesionales. Para los actores profesionales es un condimento extra, la presencia activa del público es una presión más. De todas maneras, la galocha se la tiran al árbitro. Se genera ese folklore cultural, que sucede habitualmente en una cancha de fútbol, de atacar siempre al árbitro. También se podría preguntar: ¿qué pasa con la competencia entre los equipos? Pero el reglamento protege el juego solidario. Para armar cualquier escena en el teatro hay que escuchar y compartir con el otro.
–¿El match es sólo un fenómeno urbano?
–Sí, pero estamos trabajando para que se multiplique en diferentes ciudades del país. Ahora hay ligas que están jugando en La Plata, Corrientes y Bahía Blanca. Y están en desarrollo en Rosario y Mendoza. Es urbano porque el deporte y el teatro se originan en las ciudades. El match nació para llevar a los fanáticos de los deportes al teatro. Al principio se probó como una cuestión experimental y fue un éxito total. Aunque esté muy emparentado con las ciudades, no quiere decir que no pueda desarrollarse en lugares más pequeños.
–¿Qué tipo de entrenamiento requieren para mantener el training de la improvisación?
–La escucha, la adaptación y lo que llamamos la visión periférica, que es poder tener un registro total de la escena. Esto te permite estar conectado con el espacio y con todo lo que hacen los compañeros. En la improvisación no te podés perder nada de lo que pase porque tal vez es un dato fundamental. En realidad, es un entrenamiento que está relacionado con la improvisación que se hace en el teatro, pero la improvisación teatral se utiliza para buscar un personaje, es un paso previo. Acá la técnica de improvisación debe ser depurada porque es el resultado final, el producto artístico que el público observa y califica.
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