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El cine de habla hispana y portuguesa está decidido a ayudarse a sí mismo, para dar batalla contra la hegemonía de Hollywood. El programa Ibermedia, que desde 1997 reúne a los organismos de cine de América latina, España y Portugal, apunta a “desarrollar una serie de acciones tendientes a fortalecer los mecanismos de involucramiento de la cinematografía iberoamericana”, según afirman sus fundamentos. En la práctica, eso se tradujo ayer –en la jornada final de la VI reunión anual de Ibermedia, la primera realizada en Buenos Aires– en el otorgamiento de U$S 4.126.944 para 16 fondos de financiamiento para promoción y distribución, cinco fondos de formación, 25 fondos de desarrollo y 30 premios de coproducción, la sección más importante de Ibermedia.
“El talento y la creatividad de Iberoamérica no se corresponde con su mercado”, afirmaron los representantes de los distintos organismos cinematográficos y de cultura que integran Ibermedia, entre quienes estaban José María Otero (España), Jorge Alvarez (Argentina), Orlando Senna (Brasil), Ignacio Aliaga (Chile) y Claudia Aguilera (Colombia), entre otros. “Hay buenas ideas, buenos autores y buenos guiones con mercados débiles, de producciones que terminan funcionando mejor en países centrales que en los propios lugares de origen; los canales de comercialización carecen de estructuras sólidas de distribución.”
Entre los treinta premios de coproducción resultaron seleccionados Familia rodante, de Pablo Trapero, que será coproducida por Argentina, Brasil y España; Chon, de Lucho Bender (Argentina, España y Uruguay); La revolución es un sueño eterno, de Nemesio Juárez; Un buen día papá, de Fernando Vargas (Bolivia); Hachados y perdidos, de José Jofili; Viva el pueblo brasilero, de Andrés Oliveira; Un cuarto de legua en cuadro, de Pablo Os Nascimento; Casi dos hermanos, de Lucía Murat; Minerva es nombre de mujer, de Margarita Hernández; O veneno de madrugada, de Luis Guerra, todos estos por Brasil; Promedio rojo, de Nicolás López Fernández; Los actores del conflicto, de Lisandro Duque; Deni More, el bárbaro del ritmo, de Jorge Luis Sánchez, de Cuba, Conejo en luna, de Jorge Ramírez, y realizadores españoles, entre otros.
En cuanto al denominado “intercambio”, el programa contempla la ayuda para la promoción y distribución de las películas de la región en sus territorios hermanos. La argentina El bonaerense, de Pablo Trapero, por ejemplo, se distribuirá en Colombia y en Puerto Rico, mientras Todas las azafatas van al cielo y El alquimista impaciente irán a Cuba. Por su parte, La luna de Avellaneda, de Juan José Campanella, y La puta y la ballena, de Luis Puenzo –ambas aún en etapa de posproducción–, recibirán apoyo para su estreno en España. En Uruguay se distribuirá Punto y raja, una coproducción de Venezuela, España y Chile.
Desde 1997, los países miembros de Ibermedia han aumentado su producción considerablemente: Argentina pasó de producir 24 películas a 48 en cinco años, Chile pasó de 2 a 8, Cuba de 1 a 4, España de 66 a 97 y Uruguay de producción nula a cinco en el 2000. Como se sabe, Estados Unidos concentra casi el 80 por ciento de la recaudación de la región. Y prácticamente no existen empresas distribuidoras especializadas de cine independiente.