ESPECTáCULOS › TRES CAMARAS MAGICAS ADELGAZAN HASTA UN 7 %
La cámara para afinar a Su
Tecnología televisiva todavía sofisticada permite que la figura de Susana Giménez se vea más estilizada. Así está divina.
Por Mariano Blejman
La premisa es verse bien, “a como dé lugar”. El cuerpo de la diva era esbelto y debe seguir siéndolo. Un imposible, en ocasiones, frente al glamour de la tele (que encima engorda). La diva está atorada de liposucciones, de regímenes estrictos (que incluyen publicidades y sus consiguientes escándalos) y estétricas cirugías que estiran lo inestirable. En la tele saben que todo mecanismo es real cuando se trata de evitar la presencia de la carne. Pero hay un truco poco contado: Página/12 averiguó mediante fuentes vinculadas a la industria de la televisión que la diva siempre tiene o encuentra recursos para verse joven. Las tres cámaras mágicas Hitachi que Susana Giménez pidió tener instaladas hace algunos años en los estudios de Telefé, zona sur, afinan –o mejor, adelgazan– un 7% la figura (3,5% de cada lado) en una pantalla a tiempo real. Podrían ajustarse más, aseguran, pero el televidente se daría cuenta. Llevado a números concretos sobre el cuerpo humano, la delgadez ronda los 6,6 kg en una persona de 70 kg. Una buena dieta sin ejercicios.
Hay más: Hitachi se ganó el derecho de filmar a Susana por tener una función aladínica llamada “Skin tone detail correction” para evitar las posibles arrugas de quien sea televisado. El lente toma los puntos “distintos” sobre una misma superficie (las arrugas de una cara, digamos) y les produce un efecto blur (hace que la superficie se vea borrosa pero no se note). Elimina las arrugas como en un truco de Photoshop pero en vivo y en directo. Las desaparece mientras salen emitidas al aire. Y entonces todo lo sólido se desvanece en el aire. Así, entre el “efecto delgado” y el “skin tone detail correction” la diva obtiene lo que necesita: unos lisos kilitos de menos.
El “efecto delgado” podría ser técnicamente mayor, pero el ojo no lo toleraría. Eso dice la fuente consultada por este diario, que trabaja en la industria de compra-venta de tecnología para varios canales e incluso para el cine. Y se produce, entonces, por una cuestión de relaciones de pantalla que Hitachi supo utilizar a tiempo: mientras la pantalla de la tele utiliza una relación de 4:3 (cuatro partes en horizontal y tres en vertical), la cámara Hitachi utiliza una proporción 14:9, que da una imagen más ancha (cercana al cine). Lo que hace la Hitachi es llevar la imagen 14:9 a 4:3 apretándola de ambos lados. Esa reducción se llama la “curva de Bezier”. Por supuesto: todo sucede antes de que la imagen se superponga con un videograph. Así, las letras mantienen su proporción normal.
La fuente de esta nota, entendida en eso de esconder lustros, cuenta que estos truquitos son más usados en países como Chile (donde la edad de los presentadores televisivos supera las cinco o seis décadas) o en Francia (donde las heroínas de la Resistencia mantienen estoicamente su lugar en la tele). En Argentina, lugar donde los conductores suelen ser más juveniles, más audaces, más aventureros, la necesidad no justificaba el gasto, hasta que lo pidió Susana. “El ojo es más fácil de ser engañado: la percepción tiende a integrar la imagen, a asociarla con parámetros conocidos de antemano”, cuenta la fuente, que prefiere mantenerse en el anonimato y no perder nuevos clientes.
Está claro que la diva no es la única en distorsionarse. La fuente señala con un dejo de maldad: “¿Sabía que Viviana Canosa tiene una inmensa cadera, y jamás se para de frente a la cámara, sino siempre de costadito? ¿O que los productores de María Julia Oliván en ‘Kaos’ hacen lo imposible para que salga de la cintura para arriba? ¿Vio que las divas se cubren el cuello cuando los fotógrafos las esperan a la salida de su casa?” Detalles, apenas detalles. Pero ojo que si el “skin tone” se pasa de rosca, la diva aparece como una muñeca recién pintada. Telefé cambió su equipamiento en 1998, justo cuando ella había aumentado considerablemente su presencia sobre la tierra. Por entonces, desde los otros canales sehabían encariñado con la idea de morsificarla. Porque nadie perdona la mala estética de quien quiere verse joven. Y un ejército de paparazzis está dedicado a descubrir las arrugas a quien quiera esconderlas. O si no: ¿quién podría criticar a Lita de Lázzari por el estado de su cuerpo?
Por entonces, los productores de Susana cedieron a sus caprichos y compraron tres cámaras Hitachi (no pueden ser menos para un estudio) a 100 mil dólares cada una, cuando los precios del mercado eran de 75 mil para las Ikegami digitales, las Sony o las Panasonic que en ese entonces no tenían el “skin tone”, ni el “efecto delgado”. Ahora, los otros lo agregaron. Un capricho de 45 mil dólares se convierte en un detalle, cuando se mantiene la obsesión por el cuerpo. Porque para atender el alma, la diva lo sabe, están las revista del corazón.