ESPECTáCULOS › IÑAKI URLEZAGA BAILA EN EL ARGENTINO

“Bailo Piazzolla porque Mozart no tomaba mate”

El bailarín Iñaki Urlezaga se presentará mañana y el viernes en el Teatro Argentino de La Plata, su ciudad natal. El programa incluye dos estrenos: el pas de deux “El Talismán” y “Destino de Buenos Aires”, con música de Piazzolla, algo que Iñaki confiesa que deseaba bailar.

 Por Silvina Friera

El bailarín platense agradece los elogios de la crítica especializada que señalan su virtuosismo técnico y la encantadora presencia escénica que derrama sobre el escenario, con esa vibrante variación de saltos (el jeté en tournant, los tours en l’air, los cabriolés) y la prodigiosa transmisión de los sentimientos descarnados que padecen los personajes que interpreta, pero no se deja marear frente a tantos halagos. Iñaki Urlezaga cultiva ante todo la sencillez: aunque sea nada menos que primera figura del Royal Ballet de Londres, al que ingresó cuando tenía 18 años, su identidad primaria y constitutiva es la de un muchacho platense que siempre que puede se escapa de Londres y regresa al pago. “No me maté entrenando para alcanzar el purismo y la limpieza en los mínimos detalles. Soy un bailarín muy alto, que me aparto de la media ideal, y entonces muchos esperaban que fuera lento, tranquilo, pesado o acaso torpe, cuando el ballet requiere giros rápidos y controlados.” Por primera vez en el año, después de sus exitosas presentaciones en el Word Ballet Festival (Japón), en el teatro Kirov (San Petersburgo) y en el Bolshoi (Moscú), Iñaki se presenta en el Teatro Argentino, en su ciudad natal, el jueves y el viernes, a las 20.30.
En estas dos únicas funciones, junto al ballet Concierto, el atractivo y novedoso programa incluye el estreno del paus de deux El Talismán, de Marius Petipa, y Destino Buenos Aires, una sensual obra de tango, con música de Astor Piazzolla, Matos Rodríguez y Osvaldo Pugliese, cuya línea argumental está inspirada en la ascendente carrera artística de Iñaki, que egresó del Instituto Superior del Teatro Colón con diez de promedio. Además, se repone Pulsaciones, con coreografía de Lidia Segni y, como cierre, se presenta por primera vez en La Plata Bolero de Ravel, coreografiado por Miguel Angel Elías. La dirección artística del espectáculo es de Lilian Gióvine. En la entrevista telefónica con Página/12, Iñaki confiesa que necesita experimentar con nuevos papeles y coreografías. “Más allá de la importancia del repertorio clásico en mi formación, interpreté demasiados príncipes y soy consciente que, para seguir creciendo, tengo que probar otras experiencias artísticas.” El bailarín platense ama su trabajo, disfruta de la adrenalina previa de subirse a un escenario y contagia su entusiasmo mientras habla en un tono cordial y mundano. “Quiero ofrecerle al público platense lo mejor del ballet, devolver a mi gente algo de lo que significó para mí haber empezado a bailar a los seis años en ese lugar. Pero también, me parecía relevante aportar una mirada diferente. Por eso en ‘Destino Buenos Aires’ se puede ver a las milonguitas del barrio de la Boca y el universo de mis sensaciones cuando regreso, el ritmo de lo cotidiano y las historias de barrio con sabor urbano”, define Iñaki el estreno de esta coreografía de Federico Fleitas y Mariela Morassut.
“Mozart no tomaba mate –bromea el bailarín–. La música tenía que estar emparentada con un sonido propio, un color local como el de Piazzolla.” El bailarín señala que hay un crecimiento de la danza en la Argentina. “La gente perdió el temor de no comprender las coreografías. Empezó a ver a la danza como más cercana y tangible y no como un lenguaje inalcanzable y excluyente”, sostiene Iñaki, quien fundó en 1999 el ballet Concierto, cuya directora artística es Lilian Gióvine, su tía, la misma que sorprendió a su sobrino de seis años espiando, fascinado, sus clases en el estudio de La Plata. “Es difícil concientizar a los funcionarios acerca de la importancia que tiene la cultura, y el ballet suele ser muy descuidado, porque para los bailarines es fundamental la estabilidad y continuidad en las presentaciones”, advierte Iñaki, que ha interpretado papeles memorables como el Albrecht, de Giselle; Basilio, el joven barbero enamorado, de Don Quijote; Romeo, de Romeo y Julieta, y el príncipeSigfrido de El lago de los cisnes, entre otros. La apuesta de Iñaki, más allá de sus logros individuales como primer bailarín del Royal, es la consolidación de su compañía Ballet Concierto, que le sirve como trampolín para pegar el gran salto de Londres a Buenos Aires durante los períodos en que se libera de los compromisos internacionales. “Es una fuente de trabajo para 30 bailarines, un proyecto que me apasiona porque me permite devolver algo a la sociedad, porque es un semillero, una oportunidad para muchos de mis colegas”, añade.
Iñaki sabe que las reglas de la danza son atípicas: la maduración es necesaria, pero también resulta un inconveniente. “La exigencia, cuando estás en una posición de reconocimiento prácticamente unánime, aumenta. Primero te piden madurez, pero cuando el bailarín parece alcanzarla, se lo cuestiona con el mismo argumento: ya no es joven y el cuerpo no responde de la misma manera.” Aunque el New York Times lo definió como un príncipe, el muchacho platense todavía no se preocupa por la vida útil del bailarín, ni de su principado, porque su búsqueda incesante es la perfección artística y humana sobre el escenario.

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