ESPECTáCULOS
› ESTA NOCHE SE LANZA EN HBO, CON ACCESO LIBRE, “EPITAFIOS”, SERIE QUE ENCABEZA JULIO CHAVEZ
“En la televisión yo no dejo de sentirme un invitado”
Después de siete años, Julio Chávez vuelve a protagonizar una serie de televisión: Epitafios es la primera producción de Pol-ka para HBO. En ella, el actor encarna a Renzo, un ex policía perturbado por sus propios errores del pasado, que persigue a un asesino serial.
› Por Emanuel Respighi
Una serie de crímenes aberrantes sacude la serenidad de una ciudad ubicada en alguna parte del planeta. Ciertos indicios comunes en los homicidios conducen a los investigadores hacia la hipótesis de que el autor de las muertes es una única persona con sed de venganza. En todos los casos, el modus operandi del asesino se repite: los cuerpos mutilados son acompañados por epitafios que involucran a una serie de personas con un oscuro pasado en común. Un comisario, un ex oficial de policía y una psicóloga que estuvieron involucrados cinco años atrás con un suceso que por un error terminó con la muerte de cuatro estudiantes secuestrados por un profesor ya tienen sus lápidas escritas a sangre. Juntos, también, la llave para resolver un caso donde los fantasmas del pasado regresan de la mano de un asesino que pergeñó cada uno de los detalles de la venganza durante cinco años. Esta será la trama de Epitafios, la nueva serie de suspenso que se estrena hoy, a las 22, por HBO, cuya señal premium se abrirá a todos los abonados de manera gratuita y excepcionalmente.
Realizada por Pol-ka para HBO, Epitafios es la primera serie de ficción realizada íntegramente en América latina para la cadena de televisión más grande del planeta, que se animó a aprovechar la ecuación talento + bajo costo que el mercado argentino ofrece al mundo televisivo luego de la devaluación del peso. Filmada a lo largo de diversas locaciones de la ciudad de Buenos Aires, la serie cuenta con equipo técnico y artístico ciento por ciento argentino, bajo el ala de la productora de Adrián Suar. Construido como una suerte de thriller psicológico sombrío, el ciclo de 13 capítulos estará protagonizado por Julio Chávez, Paola Krum, Antonio Birabent, Cecilia Roth, Luis Luque y David Masajnik, además de contar con las participaciones de Lito Cruz, Luis Machín, Atilio Pozzobón, Esther Goris, Jorge Marrale, Daniel Hendler y Fernando Peña, entre otros actores. Encarnando a Renzo Márquez, el detective que por un involuntario error desató la tragedia en la que murieron cuatro estudiantes, Julio Chávez regresa a la TV tras su protagónico en Archivo negro, la miniserie que Canal 13 emitió hace siete años. Sin embargo, el actor señala que no se siente parte del mundo televisivo. “Yo no soy una figura, y mucho menos una figura televisiva”, aclara el actor en la entrevista con Página/12. “Por eso siento que no vuelvo a la TV: eso me suena más a Mirtha Legrand. Yo soy un actor que de tanto en tanto hace TV. No siento que la TV sea mi casa para decir que vuelvo, ni tampoco es un lugar al que no me gusta ir. Me siento más bien un invitado”, subraya.
–¿No siente, como otros actores, la necesidad de estar en la TV?
–Me siento autónomo de la necesidad de hacer TV. Aunque me gusta el medio porque es una experiencia de mucha exigencia pero acotada: tiene su principio y su final. Y Epitafios fue una propuesta inmejorable, por los libros, el papel y el nivel de producción. Para un actor, hacer 13 capítulos en fílmico es como hacer seis películas en seis meses: una experiencia inolvidable.
–Usted tiene una vasta experiencia teatral como intérprete, autor y director. ¿La TV es un medio adecuado para la expresión del artista?
–Cualquier medio es posible: yo no soy excluyente. Yo soy un bicho de la expresión, pero no tengo ningún espacio al que sienta como propio, a excepción de mi estudio, donde entreno a mis alumnos. El resto son espacios a los que voy, produzco algo y vuelvo a casa. Es la manera en que yo desarrollo mi vida. Me encuentro con el espectador en el interior de una obra. Eso es lo mejor que me puede pasar a mí y a los espectadores: que el punto de encuentro entre mi humanidad y la del que ve sea en la ficción que construyo.
–Con Renzo vuelve a interpretar a un antihéroe como El Oso, en Un oso rojo. ¿Cuáles son las diferencias entre un personaje y otro?
–Creo que Renzo es un antihéroe. En el transcurso de los capítulos quedará claro que su vida es una verdadera catástrofe. Renzo es un ser expresivo, cosa que el Oso no era; es impulsivo, cosa que el Oso tampoco era; Renzo es un ser emocional, temperamental, caótico, torpe y tosco, mientras que el Oso tenía otros tiempos. Además, estoy del otro lado: el Oso era un criminal y Renzo es un policía muy particular.
–Un policía que tiene poco que ver con la realidad...
–Los argentinos tenemos una característica muy negativa respecto de la TV: pretendemos que los programas respondan a las necesidades socio-políticas actuales. ¿Desde cuando ése es el papel que le toca a la ficción? Epitafios no muestra el Buenos Aires actual. Epitafios se hace en la ciudad porque HBO lo decidió así, pero no con la pretensión de mostrar la verdadera cara de Buenos Aires. El lugar en el que transcurre Epitafios puede ser cualquier ciudad. De la misma manera, tampoco se pretenda que Renzo represente a los policías argentinos. Es un policía de ficción.
–¿Cree que a los argentinos nos cuesta comprar la convención de ver un producto de ficción? ¿Qué se le pide a la ficción en la Argentina?
–Estoy seguro que Terminator, que no refleja nuestra realidad, fue vista por muchísimos argentinos, muchos más que La niña santa. Creo que el problema es que los argentinos juzgamos los ciclos argentinos de otra manera: les exigimos a nuestros programas mucho más de lo que evaluamos a lo extranjero. No sé si es porque seguimos pensando que lo extranjero es mejor, o porque de golpe nos ponemos nacionalistas revolucionarios. Muchas veces se buscan elementos de revolución en obras que no pretenden serlo. Vayan al Congreso, a la Legislatura, a la Casa de Gobierno, vayan a hablar con los políticos o en el interior de la política sobre lo que ocurre en el país. Pero no busquen lo real en un programa televisivo de ficción.
–¿Cómo trasladó la construcción teatral de Renzo al medio televisivo?
–Fue muy complejo, porque en cuanto uno cree que ya está más habituado con el personaje, se corre el riesgo de hacer una convención falsa. Después de 12 horas diarias de laburo, a veces surge del interior una parte riesgosa que pide que la escena “salga con fritas”. Entonces, me acerqué a Renzo con una visión integral, construyendo una naturaleza que en su interior posea los rasgos de lo que va a terminar siendo el personaje en el final de la historia. En casa tenía una planilla –como un electrocardiograma– en la que en cada capítulo había señalizaciones que explicaban las acciones futuras de Renzo. Por eso hablo mucho con los autores, para no perder el perfil del personaje. Soy de meterme mucho con los guiones, siempre que haya algo para señalar.
–Renzo es un personaje que tiene una carga psicológica muy fuerte a raíz del error que cometió cinco años atrás, que todavía lo atormenta...
–Renzo tiene una deuda con su propio temperamento. Por ser temperamental, atolondrado y torpe cometió un error grave. Ante ese equívoco profesional, Renzo se asusta tanto de lo que es capaz de hacer que decide alejarse de la policía y refugiarse en un taxi. Pero no soluciona el problema, sino que lo tapa, lo elude. Y el psicópata, justamente, lo que va a hacer es volverlo a enfrentar a ese problema al que Renzo quería escapar: lo vuelve a conectar con el amor y con el error, a todo lo que había dicho no. La idea del psicópata es asfixiar a Renzo hasta que se mate. Por eso, en Epitafios el misterio no es quién es el asesino. La verdadera incógnita por revelar es si finalmente el asesino va a lograr lo que quiere.
–¿Renzo no le teme a la muerte por valentía o porque ya no le interesa vivir?
–Ese es parte del asunto. Lo que el psicópata hace es involucrar a todos los seres que Renzo quiere para atormentarlo. El psicópata no quiere matarlo a él, porque sino lo hubiera ido a buscar directamente. Por eso involucra al personaje de Paola Krum, Laura, para que Renzo haga lo imposible por protegerla. No sé si no le importa tanto morir: ése es el discurso protector de Renzo. En realidad, Renzo es un ser emotivo, torturado, marginal, inexperto e ingenuo en el amor, cero machista.
–De ahí a que el relato exponga a Renzo no sólo a un desafío profesional sino a un desafío personal, interno...
–Es un viaje que Renzo hace hacia él mismo. Es un viaje al interior de una persona, a través de un relato macabro. Es como que el asesino le dijese: “No sólo te voy a hacer volver a vos mismo, sino que te vas a encontrar con un Renzo mucho más espantoso del que creías”. Es como una caries: si hacés como que no está, a los dos años no sólo la ves sino que te tienen que hacer un tratamiento de conducto. Por eso Renzo inicialmente no quiere saber nada con volver al ruedo policial, aunque luego no tendrá más remedio. Renzo es un ser provocado, que no quiere responder a la provocación, pero que finalmente responde. Y no va a parar hasta terminar con todo.
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