ESPECTáCULOS › HOY TERMINA EL FESTIVAL INDEPENDIENTE DE MAR DEL PLATA
Las olas, el viento, el cine
A pesar de los problemas de organización y la escasa atención de la prensa local, el primer Marfici deja varios puntos en el haber, con el género documental como la gran vedette.
Por Martín Pérez
Con la elección de la película ganadora de la competencia de documentales, mañana termina el primer festival internacional de cine independiente de Mar del Plata. Un evento que, al ser flagrantemente ignorado por el diario marplatense de mayor tirada, le costó encontrar su público aquí en Mar del Plata. Y aún más: a pesar de contar con una retrospectiva de la obra de Adolfo Aristarain, un contundente seleccionado de las mejores películas del cine independiente local y extranjero de los últimos años y una impresionante selección de películas musicales –entre las que se cuenta un sorprendente documental del grupo Metallica–, casi se podría decir que la única noticia relacionada con el Marfici publicada por la prensa nacional fue que su relación con este festival le costó el puesto a Quintín dentro del Festival de Cine Independiente porteño. Aquel polémico despido por parte de Gustavo López, secretario de Cultura porteño, alegando problemas de incompatibilidad (que no le impidieron, sin embargo, contratar al programador del Malba), dejó en segundo plano la calidad artística intachable de un Marfici que debutó con grandes problemas de organización, es cierto, pero también cine del mejor.
Casi como un homenaje a los peores momentos organizativos del Festival de Mar del Plata oficial, el Festival sufrió desde el comienzo con la caída de parte de su programación (el primer día, por ejemplo, toda la programación de una sala brilló por su ausencia) y por la demora en la aparición de un programa que permitiese enterarse de qué iban las películas, más allá de los títulos. ¿El resultado? Salas vacías incluso para el estreno del documental de Metallica el sábado por la noche, algo que comenzó a revertirse el domingo, cuando los catálogos se hicieron algo corriente, y aparecieron también las primeras salas llenas. Algo que no sólo reclamaba el estreno del documental de Metallica, tal vez la vedette de un año lleno de documentales musicales en los festivales internacionales, sino también Lighting in a bottle, la película que cerró el ciclo de documentales dedicado al blues producida por Martin Scorsese, así como la programación del documental de los Ramones que dejó gente afuera en el último Bafici, exhibido aquí en formato DVD. Como testimonio al particular interés dedicado por los ex programadores del Bafici al rock, una de las joyas del Marfici es 9 canciones, la última y polémica película de Michael Winterbottom, el director de 24 hour party people, puro sexo, droga y rock’n’roll. Pero rock en serio, con recitales de Franz Ferdinand, Black Rebel Motorcycle Club y Primal Scream, entre otros (hoy a las 21.30, Ambassador 3).
Pero las verdaderas vedettes de este festival independiente marplatense son los documentales en competencia, películas sin nombres rutilantes pero que sorprenden. La única gran estrella en competencia tal vez sea la última película de Agnes Varda, Cinevardafoto, un tríptico con tres documentales sobre fotografías, dos de ellos en blanco y negro, obras maestras que datan de cuatro décadas atrás. El último (que se exhibe en primer turno) es en colores y contemporáneo y es un fascinante documental sobre una muestra de fotos con ositos de peluche reunida por una artista canadiense. Mucho cinismo y aires de documento histórico para la excéntrica Pinochet y sus tres generales, la compaginación del material reunido por un equipo español durante un viaje a Chile en el verano del 76/77. La banalidad del mal se exhibe en toda su plenitud en una serie de entrevistas con la junta de gobierno militar, en la que éstos hablan de literatura, música, filosofía, pintura y definen la felicidad. Pero la favorita para el premio del Festival (cuyo jurado está integrado por Rafael Filipelli, Carmen Guarini y Peter Lynch) es Lo que ocurrió después, un conmovedor retrato de la actualidad de una coreana casada con un soldado estadounidense durante la guerra de Corea, un nada tierno retrato familiar, un relato descarnado de cómo el sueño norteamericano puede devenir en pesadilla.