ESPECTáCULOS
› BARRY ALTSCHUL, LEYENDA DEL FREE JAZZ, ESTA EN BUENOS AIRES
El encuentro menos esperado
Por Diego Fischerman
Una leyenda, abonada entre otros por el dibujante Hermenegildo Sábat y por Julio Cortázar, aseguraba que aquella Mireille que había posado para Toulouse Lautrec, escapando de sus penas en una desesperada travesía por el Atlántico, no era otra que la rubia Mireya. La pregunta más formulada por los amantes del jazz en los últimos veinte años tiene la misma e improbable respuesta. Barry Altschul, el baterista que tocó en el trío A.R.C. con Chick Corea y Dave Holland y, con el agregado de Anthony Braxton, en el cuarteto Circle, el que grabó Conference of the Birds, también con Holland y Braxton y junto a Sam Rivers, el que registró discos extraordinarios en trío con Gary Peacock y Paul Bley –como el recordado Virtuosi–, el percusionista más importante del free jazz de mediados de los setenta, está en Buenos Aires. Y claro, está haciendo jazz.
Su lema fue alguna vez “del ragtime al no time”, es decir de las raíces más antiguas del jazz y la marcación rítmica más ferrea a la más absoluta libertad, al tocar sin tiempo. Esa “ligazón con la tradición”, como la define el pianista Ernesto Jodos, su compañero en esta aventura porteña, “se siente en el momento de tocar con él; es una experiencia única”. Radicado primero en París durante 10 años y en Nueva York los últimos siete, aunque más dedicado a dar clases y a reunirse con sus amigos a hacer música de manera privada, Altschul tocó la semana pasada en Notorious con un quinteto en el que los otros cuatro integrantes eran argentinos (Jodos en piano, Hernán Merlo en contrabajo, Rodrigo Domínguez en saxos y Enrique Norris en corneta) y este jueves, en el mismo lugar, lo hará en trío, nuevamente con Jodos y con el contrabajista estadounidense Hill Greene.
Surgido en el caldo de cultivo del hard bop, Altschul cobró notoriedad en la década de 1970 y, en particular, en el campo del free jazz más atonal y más alejado de la improvisación sobre temas fijos (aunque uno de los puntos altos de Circle fuera, justamente, su versión de Nefertiti, de Wayne Shorter). Con un estilo característico, muchas veces más cercano al de un percusionista que al de un baterista tradicional, por su claridad y detalle tímbrico y su manera de comentar el ritmo más que marcarlo, desarrolló además una importante carrera solista. En 1960 había empezado a estudiar con Charlie Persip y en 1969 comenzó a hacerlo con Sam Ulano. Desde 1964 hasta 1970, Altschul tocó regularmente con Paul Bley, con quien siguió colaborando intermitentemente en los años siguientes. Fue miembro de la Jazz Composer’s Orchestra entre 1964 y 1968. En los ’70 tocó con el pianista Andrew Hill y en la década siguiente, además de grabar varios discos propios para el sello italiano Soul Note, trabajó junto al pianista ruso Simon Nabotov y con Kenny Drew. En 1985, después de su álbum That’s Nice, comenzó el misterio. Para los porteños, la solución está al alcance de la mano.