ESPECTáCULOS › EL FESTIVAL DE MAR DEL PLATA EMPIEZA A LEVANTAR VUELO
El cine, la vida y todo lo demás
En la competencia, el público y la crítica disfrutaron de P.S., del estadounidense Dylan Kidd. El film habla de amores, de sexo, de ser adulto, de ser joven, de adicciones, de envejecer y de fracasar, sin perder el sentido del humor. La española Inconscientes es una farsa psicoanalítica, con más sexo que vuelo.
Por Martin Perez
Desde Mar del Plata
Cuando en la conferencia de prensa, inmediatamente posterior a la primera proyección de su película P.S., le preguntaron al director independiente norteamericano Dylan Kidd el porqué de ese nombre, respondió primero lo que cualquier fanático de Los Beatles –gracias al tema P.S. I Love You– sabe: que P.S. es P.D., o sea posdata, eso que se escribe al final de una carta. Y después explicó: “Para mí, esta película es como una posdata al final de la vida de su protagonista, con la que cierra una época de su vida”. Lo cierto es que también, de alguna manera, P.S. es una película que puede ser entendida como una posdata al cine de iniciación norteamericano, todo un clásico dentro del cine independiente. Y a partir de ello entrega una película inteligente y divertida, muy bien actuada por un ensamble de actores impecables, y que es claramente lo mejor que se ha visto hasta ahora dentro de la competencia oficial. Es más: es una película tan disfrutable, tan alejada de la épica y de las ganas de hacer algo más-grande-que-la-vida, que es posible que no llame la atención de un jurado marplatense, pero las carcajadas de una sala llena, incluso en los momentos de humor más sutil de su historia, resultan aquí el mejor de los premios.
“Necesitaba hacer una película con una protagonista femenina”, le explicó Dylan Kidd a Página/12 al ser entrevistado en ocasión del demorado estreno local de Cosas de hombres (que toda mujer quiere saber), justo cuando él empezaba a rodar la película con la que ha venido a competir en Mar del Plata. Basada en una novela de Helen Shelman, P.S. cuenta la historia de una mujer separada y a punto de cumplir cuarenta años, que se obsesiona con un joven estudiante en el que cree ver a un trágico amor de su adolescencia, mientras entra en crisis cuando descubre secretos de su ex esposo, con el que aún mantiene una relación amistosa. Con Laura Linney y Topher Grace (de That 70s Show) como protagonistas, muy bien acompañados por Gabriel Byrne y Marcia Gay Harden, entre otros, P.S. habla de amores, de sexo, de ser adulto, de ser joven, de adicciones, de envejecer y de fracasar, todo eso sin perder el sentido del humor ni la sensación de estar con vida.
“Me gustan las películas que uno no puede describir rápidamente”, confesó Kidd recién terminada la proyección, antes de la conferencia de prensa. Pero no lo decía por su película sino por la española Inconscientes, otro de los estrenos del fin de semana en la competencia oficial. Protagonizada por Leonor Walting como Alma, una mujer moderna e independiente en medio de la Barcelona de comienzos del siglo pasado, Inconscientes es una farsa obsesionada por el sexo, que sólo se parece a P.S. en el hecho de que está protagonizada por una mujer y que parece –al igual que el film de Kidd– lo menos festivalera de lo visto hasta ahora. Aunque no por eso menos disfrutable. Sin dejar de ser por (muchos) momentos burda, casi un decálogo de incorrecciones socialmente correctas. Su mejor chiste indudablemente aparece en el epílogo, cuando sus protagonistas deciden ir a recomenzar su vida a un nuevo mundo... ¡Argentina! Como dicen ellos: “Un mundo puro e inocente, sin padres ni madres, reyes o káiseres. Y, sobre todo, sin psicoanálisis”.
Con 28 mil espectadores entre el viernes y el sábado, y eso a pesar del muy buen clima, el festival de Mar del Plata disfruta de su renacimiento en la época Pereira. Claro que, si bien la gacetilla informativa asegura que la cifra supera los 25 mil que concurrieron el año pasado en el mismo lapso, hay que recordar que las películas eran muchas menos, así como las salas. Pero lo cierto es que Mar del Plata otra vez parece respirar cine. Y ya no necesita pedir prestada cierta onda al rock independiente, como sucedió el año pasado. A pesar de que es un festival excesivamente oficial y lleno de pompa y premios, diseñado para dejar a todo el mundo contento, no deja de ser un aliciente que entre esos satisfechos también estén los cinéfilos. Después de todo, en su abundante esquizofrenia hay lugar para toda clase de películas de compromiso, pero también para el último Godard, por ejemplo (hoy a las 19.30, sala América). O para The Taste of Tea (hoy a las 18.30, Cinema 2), de Katsuhito Ishii, responsable de las secuencias de animación de Kill Bill. Y eso que aún no se ha visto lo más prometedor de la competencia oficial, como la argentina Un año sin amor, o los últimos trabajos del sueco Lukas Moodysson o el japonés Sinya Tsukamoto, entre otros. Como dicen por ahí, esto recién empieza.