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Ante una sala llena, dispuesta a aplaudir ante alguna respuesta cargada de contundente ironía de su protagonista excluyente o con la aparición de cualquier imagen del Che Guevara, se estrenó en Mar del Plata el segundo documental que Oliver Stone le dedicó a Fidel Castro. Casi escondida en la sección España en foco, Looking for Fidel (repite hoy y el próximo sábado, siempre a las 13.30 y en la sala Neptuno) fue rodada en La Habana un mes después del encarcelamiento de 75 disidentes y la ejecución de 3 secuestradores por parte del gobierno cubano a comienzos del 2003. Y su existencia responde al pedido de la cadena HBO de agregarle un prólogo o un epílogo a Comandante, el primer documental de Stone sobre Fidel, al que censuraron por considerar demasiado pro-castrista. Con el dinero otorgado para ese agregado, el director norteamericano decidió en cambio hacer otra película de poco más de una hora de duración, en la que aparece haciendo casi de fiscal acusatorio, repasando todos los cuestionamientos contra el gobierno de Castro. “Si Comandante es la película del Fidel bueno, ésta es la película del Fidel malo”, explicó uno de sus productores, presente en Mar del Plata para acompañar la película.
No deja de resultar casi admirable la manera en que Fidel responde todos y cada uno de esos cuestionamientos (la ejecución de los secuestradores, el encarcelamiento de los disidentes), poniéndolos en perspectiva, con rigor casi didáctico la mayoría de las veces, con ironía sofista, pero contundente en otras, devolviéndole siempre la pelota a sus acusadores, los Estados Unidos. Hasta se permite incluso asegurar que no cree en Amnistía Internacional –aun cuando según sus informes Cuba es el menos cuestionado de los países de todo el continente, incluyendo Estados Unidos y Canadá– y preguntar capciosamente qué quiere decir prensa libre, recordando que publicar la verdad en los Estados Unidos siempre es un problema. Incluso deja sin palabras a Oliver Stone cuando ambos están observando La Habana al atardecer, al asegurar que Estados Unidos no acepta otra cosa que la rendición. “Piénselo un poco y verá que es así”, le dice el líder cubano, y Stone se queda pensando hasta el final de un documental urgente, demasiado discursivo y obsesionado con ciertos temas puntuales, pero del que la figura de Fidel Castro emerge inmaculada.