Mar 19.04.2005

ESPECTáCULOS  › UN NOTABLE MUESTRARIO DE DOCUMENTALES LOCALES

La argentinidad en camiseta

› Por Horacio Bernades

Dos “sin techo” que viven en autos destartalados, la construcción de un gigantesco gasoducto en plena selva peruana, un director de cine que quiere filmar un documental sobre la educación argentina (y no puede) y otros directores de cine que hacen películas con sus vecinos, son los protagonistas de algunos de los más interesantes documentales que presenta la Competencia Argentina del 7º Bafici. Candidateándose para alguno de los premios en metálico ($ 80.000 cada uno) con que el Incaa premia a las dos ganadoras de esta muestra paralela, si se suman las dosis de novedad, frescura e imaginativas soluciones narrativas que aportan Vida en Falcon, Camisea, Opus y Los de Saladillo a las de Cándido López, los campos de batalla (presentada en la muestra Competitiva Internacional) se constatará que el documental sigue gozando de muy buena salud en la Argentina.
“Esto no lo cambio por nada: el canto de los pajaritos, el sol, el aire libre”, se extasía uno de los protagonistas de Vida en Falcon, señalando las ventajas de vivir y dormir en un auto. Dirigida por Jorge Gaggero (cuya película de ficción Cama adentro inauguró el festival), el suyo es uno de esos documentales que pueden describir toda una situación social sin necesidad de ponerse serios, académicos o preocupados por lo que nos pasó a los argentinos. Le basta con mostrar la vida cotidiana de sus dos protagonistas (y varios más que los rodean) para que quede claro en qué clase de país viven. Hermana de sangre de Bonanza (se impone un doble programa urgente), la película de Gaggero es, como la de su compañero de generación Ulises Rosell, un verdadero viaje al corazón de la argentinidad. De la argentinidad en camiseta.
Como Bonanza, Vida en Falcon presenta unos personajes increíbles. No sólo Orlando y Luis, los dos habitantes de los criollísimos Falcon, sino también una suerte de okupa del auto-vivienda ajeno que se les suma en algún momento, y cierto “Zapatero Loco” (aunque prefiere presentarse como “Pepe Zapatero”) que hace una aparición memorable mientras blande una plantilla sucia. En la función de prensa se oyeron risas como en ninguna otra. Sin embargo, si se la piensa un poquito nomás, el alma se viene al piso. Ni risas ni patetismo hay en Camisea, segundo opus de Enrique Bellande (el de Ciudad de María) sino la misma aguda, escrutadora mirada que caracterizaba a la notable opera prima de este nativo de San Nicolás.
Camisea se llama el río amazónico junto a cuyas aguas se levantó, un par de años atrás, una tubería de 700 km de largo, que terminaría abasteciendo de gas natural a Lima. La película surgió como encargo del grupo Techint (constructores de la gigantesca obra), a pesar de lo cual el resultado está lejos del simple documental institucional. Más allá de que ningún operario se queje de la paga o condiciones de trabajo, lo que lo distancia de ello es el interés de Bellande en captar todos los matices de lo humano. Y también las calidades narrativas que pone en juego. Acompañado por un equipo técnico de primera (la fotografía de Bill Nieto, el sonido de Federico Esquerro y, sobre todo, el montaje de Andrés Tambornino son admirables), el realizador de Ciudad de María vuelve a exhibir un sentido del encuadre, del ritmo, de la respiración entre escena y escena, que lo confirman como integrante de la primera fila del documentalismo argentino.
Si en Opus hay un cineasta que quiere filmar y no puede, Los de Saladillo celebra la pequeña épica de unos que pusieron a hacer cine a toda una ciudad, inventando esperanzas en medio de la crisis. Producida por Mariano Llinás (el de Balnearios), la opera prima del sanjuanino Mariano Donoso es un documental “actuado”, en el que hace de sí mismo. Donoso se propone filmar la crisis de la educación en la Argentina y se encuentra con que no puede hacerlo... por culpa de la Argentina. Un paro de maestros se lo impide, por lo cual la película terminará convirtiéndose en una suerte de El estado de las cosas criollas. Casi lo contrario es lo que registra el veterano Alberto Yaccelini (el de la gran Volvoreta) en Los de Saladillo.Como un amigo, Yaccelini filma la increíble historia de Julio Midú y Fabio Junco, los autodidactos que desde hace una punta de años no paran de filmar, haciendo actuar en sus películas a todo Saladillo. Como si quisieran darle la razón a cierto axioma oriental que aconseja salir por arriba, cuando se enfrenta un laberinto sin salida.

Vida en Falcon se verá hoy a las 19.15 y el viernes a las 13.30, en Hoyts 7. Camisea, hoy a las 16 en Hoyts 11 y el viernes a las 19.45, en Hoyts 8. Opus, hoy a las 13.15 en Hoyts 7. Los de Saladillo, el jueves a las 18.30 en Hoyts 7.

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