El español Joan Manuel Serrat fue, junto a Paul Auster, el artista de mayor convocatoria durante la edición 2002 de la Feria del Libro. El catalán convocó más de cinco mil personas en sus dos presentaciones en la Feria, una en compañía de Roberto Fontanarrosa y otra con el periodista Carlos Ulanovsky. Hoy desde las 14, el programa “El disfrute de la semana”, que conduce Ulanovsky por Radio Del Plata (AM 1030) homenajeará a Serrat con un especial que reproduce los mejores momentos de ese paso por Buenso Aires, el primero de su historia artística en que no vino a cantar. La idea del programa es utilizar la entrevista del 25 de mayo como disparador de temas, personajes y canciones. La magia de la edición logra que compartan el programa con Ben Molar (la persona que lo invitó por primera vez al país), Juanito Belmonte (lo llevó a comer su primer asado criollo), Roberto Fontanarrosa (amigo personal desde el Mundial de Fútbol de España, en 1982) y Horacio Salas (cuyo poema “Los hijos” sirvió de inspiración a una de sus canciones más conocidas, Estos los bajitos). Durante la cálida entrevista, Serrat cuenta que pisó por primera vez suelo argentino en 1969, en un viaje que marcó a fuego para siempre el destino de su relación con el público. “La verdad es que fue un viaje en el que se produjo un feeling muy importante con la gente.”
Al abordar el tema de las nefastas consecuencias en los países latinoamericanos de las políticas neoliberales, el artista plantea la necesidad de que emerjan nuevas formas de pensar el mundo. “Sería interesante un mundo global. Pero esto exigiría una economía global, no una economía de explotadores y explotados. Sería una sociedad en la que no hubiera comedores en las calles, ollas populares, muchachos que no van a la escuela, ni villas miseria donde los niños tienen más facilidad de hacerse con un fierro que con un sanguchito de miga... Ya sería interesante que un pensamiento no condujera a esto. El pensamiento único solamente puede ser algo castrante”, afirma Serrat, mientras los primeros acordes de Golpe a golpe comienzan a sonar. Más tarde, el cantante español comenta cómo el paso de los años modificó antiguas costumbres. “Ahora estoy escribiendo mucho. Antes utilizaba el tiempo libre para todo tipo de actividades lúdicas, que son más divertidas. Tenía otras cosas que hacer, que llevan su tiempo... (risas). Pero ahora, con eso de soy más mayor, tengo más tiempo para escribir. Con mi ordenador portátil aprovecho los tiempos, los tiempos muertos...”, bromea.
Pese a que confiesa que le va tomando el gusto a la escritura de su historia familiar, el Nano (que significa “pibe” en catalán) aclara que no tiene ninguna intención de publicar un libro. Y reivindica la fuerza comunicacional de la música. “Un hombre no decide escribir un libro. El libro es el resultado, el objeto en el que van las ideas. Yo encontré en la canción un medio estupendo de transmisión de las ideas. No tengo la necesidad de publicar un libro de poemas. Los poemas me los guardo para las canciones. Mi eje artístico, siempre está en la canción”, dice. Sobre el final del programa, Serrat define la relación padre e hijo de una manera bastante particular: “los hijos son muy raros, porque los de los perros se parecen todos ¿no? En cambio, en los humanos es más jodido. Uno piensa de qué curiosa especie somos. Una persona tiene tres hijos que comen lo mismo, que han dormido en el mismo pesebre, que han visitado los mismos templos y sentido el mismo calor y hasta el mismo afecto, pero ¡joder! no tienen nada que ver. Son tan distintos... Mis hijos me cuestionan, claro. Pero el problema no es que mis hijos me cuestionen, sino que algún día no me quieran más”.