ESPECTáCULOS
“Esta banda te devuelve el precio de la entrada”
Midnerely Acevedo y Sergio Rotman elogian así a Mimi Maura, que esta noche dará pruebas de su crecimiento con un show en teatro en que interpretará todos los temas de sus dos discos.
› Por Eduardo Fabregat
Primero fue un pequeño secreto en el ínfimo local de El Dorado. Pero el secreto rodó; las cosas se fueron acomodando y, sin prisa y sin pausa, Mimi Maura se convirtió en uno de los escasos grupos que pudieron crecer en el apocalipsis argentino. Las noches calientes del Club del Vino, La Trastienda, Niceto o Cemento pueden ahora ser también consideradas como estaciones previas a la cita de hoy a las 22 en el Teatro Sky Opera. Allí, Midnerely “Mimi” Acevedo (voz), Sergio Rotman (saxo, coros), Martín Aloé (bajo), Fernando Ricciardi (batería), Dante Clementino (teclados), Maneco Sáez-Germain (guitarra), Gerardo Rotblat (percusión), Hugo Lobo (trompeta) y Sergio Colombo (saxo) mostrarán todas las canciones de Mimi Maura y Raíces de pasión. Una noche que, según detallan Mimi y Rotman a Página/12, “será el comienzo de otra etapa, porque empezamos para tocar en El Dorado y de repente estamos haciendo esta bestialidad.”
–El análisis periodístico dice que Mimi Maura está en un gran momento. ¿Cómo se sienten ustedes más allá de las cifras?
S. R.: –Es un momento soñado. Mimi Maura tuvo dos etapas. Desde el ‘96 hasta fines del ‘99 éramos Mimi, Martín Aloé y yo, y los que podían venir a tocar. Era un esquema muy cambiante, yo estaba con Cienfuegos más que con Mimi Maura. Y en un momento, con la entrada de Colombino, Lobo y Colombo se armó de verdad un grupo que puede evolucionar.
M.: –Hubo toda una etapa hasta el primer demo, y luego hasta llegar a Raíces..., donde teníamos que grabar temas que tocábamos en vivo y la gente ya pedía. Al tener una banda establecida eso sonaba cada vez mejor.
S. R.: –Y llegó un punto muy alto con los shows que hicimos ahora en una gira por México con los Cadillacs, donde la banda fue encontrando su personalidad... pasan cosas internas interesantes, porque Raíces... es muy democrático, componen un montón de personas. Lo de México fue interesante porque medio nos cachetearon y salimos indemnes. Aguantamos y en el noveno round los noqueamos. Pero había que aguantar hasta el noveno...
–¿Qué es lo que hace distinto a MM frente al público argentino? ¿Tiene que ver con una polarización entre el rock de guitarras y otra escena reducida a ciertos ghettos?
S. R.: –No me parece. Yo creo que el rock de guitarras, chabón o como se quiera llamar no fue una gran huella, sino un grupo de gente que no tenía a quién ir a ver y de repente eran un montón, por eso se decía “Uh, La Renga llena cuatro estadios”. Pero era gente que por ahí ya escuchaba a Vox Dei, tenía esa conexión. Pero nosotros somos muestra cabal de... yo estuve en un grupo de rock como Cienfuegos, y encontré en el de MM un público mil veces más receptivo, inteligente, sensible, abierto, porque hacemos cualquier cosa en un show y se lo bancan. Ni con los Cadillacs me pasaba eso. Y yo por ahí fui a México con esa imagen de público más fiestero, y fue un error.
M.: –A mí me pareció que eran muy fans. Pero veníamos de tocar con los Cadillacs en un estadio, que no es aún a lo que apuntamos nosotros.
S. R.: –Parece un público que no va a los shows a decir “a ver, sorprenderme”, va más bien a cumplir un rol. Para mí es muy sorpresivo lo que pasa acá con MM, un público que acepta y aplaude con efusividad al Chango Spasiuk y a Fidel Nadal.
M.: –Es un público variado, pero la mayoría coincide en que les gusta escuchar buena música, y escuchan a MM pero también a muchos otros artistas de cualquier género.
–¿Y en qué radica que ese público crezca notablemente?
M.: –Es el boca a boca, lo que se gestó de tocar en vivo. Empezaron a llegar como en manadas...
S. R.: –Yo creo que es un grupo que devuelve el precio de la entrada. Tenemos una cantante que es la mejor del mundo, y tenemos una banda que sabe hacer lo que tiene que hacer. Fue muy notable, uno que traía a otropara hacerse el canchero, “conozco un grupo que te vuela la cabeza”. Y cuando salía no decía “che, qué poronga me trajiste a ver”.
–¿Por qué, cultivando varios estilos centroamericanos, se los identifica fundamentalmente como una banda de reggae?
M.: –Es que es la primera base musical...
S. R.: –Pasa más por ignorancia, y por una cosa bien de Buenos Aires de encasillar. Cuando no te pueden encasillar les cuesta un montón. Como Babasónicos, que hace años que están y son una buena banda pero ganaron por decantación. Son difíciles de domesticar, y me parece que MM entra en eso. Yo creo que definitivamente no somos una banda de reggae. Cuando alguien lo considera así es porque no escuchó demasiado reggae o no escuchó demasiado las músicas que hacemos.
–¿Qué les produjo ganar un premio Gardel?
M.: –Fue un momento muy divertido, ese instante de que dijeran “Mimi Maura” y pasaran “Yo no lloro más”.
S. R.: –La estatuilla de Gardel es un buen símbolo, mucho mejor que con los Cadillacs que teníamos el ACE, que era un mundo girando dentro de un cosito... esto por lo menos es un Gardel. Fue como un beso de la industria muy cool. Porque los discos los tenemos en casa, no estamos amparados bajo la sombra de nada. Acá solo están nuestras posibilidades económicas.
–¿Qué sigue?
S. R.: –Estamos flotando en el mar, a la deriva como todos en Argentina. No hay planes, y es mejor. A mí lo que más me gusta de este momento es que es sólo por la música, por la espiritualidad de la unión de músicos. Una cosa que fue bien chocante con esta gira con Cadillacs. Lo que pasa con esta banda no me pasó nunca, un grupo humano haciendo música por amor a la música. Eso con otras bandas era una lucha.
–Cuando debería ser el acuerdo inicial.
S. R.: –Sí, pero la gente se vende rápidamente al mejor postor, por una satisfacción de su ego.
M.: –Quizá tiene que ver con nuestra música, más amorosa. Sentimos placer tocándola, aunque algo no sea el estilo preferido de alguno.
S. R.: –Predomina una sensación de respeto, de amor a la música. Suena recontra hippie, pero es así. Ahora queremos pensar en la progresión del grupo. La experiencia nos permite llevar el barco para donde querramos, y tenemos las armas para hacer cualquier cosa. El futuro es muy tentador.
–¿Por qué?
S. R.: –En MM no hay uno sobre otro, más que lo natural que se da en las personalidades. Si el tercer disco fuera de rock super denso para mí no sería raro... ¿no, Mimi?
M.: –No, sólo habría que poner el distortion en la guitarra... (risas)
S. R.: –Ahí está, 20 años de hard rock destruidos en una frase.
–El grupo comparte músicos con los Cadillacs, que tienen una agenda fuerte. ¿Qué pasa si MM crece demasiado?
M.: –Nosotros, ni un paso para atrás.
S. R.: –Somos una banda libre, no podemos ponernos en un funcionamiento lineal. Será lo que cada uno quiera y lo que tenga que pasar. Los shows van a estar: el que pueda estará. Esta banda realmente no tiene techo... ni paredes, ni nada. Yo estoy muy orgulloso.
M.: –Ese orgullo se nota. Incluso los chicos, que son revaroniles, le ponen todo a esta música que es de algún modo muy femenina. Se ve que el rock macho está aflojando. Los pogos son pogos, pero pogos con amor.