ESPECTáCULOS › MATIAS MARTIN, ENTRE LA PANTALLA,
LA GRAFICA Y LOS CELULARES
“Me gusta trabajar con gente
con la que tengo confianza”
De a poco pero con ruido mediático, el periodista deportivo fue dejando paso al conductor y al empresario. Al frente de Fatto in Casa, Matías Martin atiende su programa de radio, un proyecto gráfico –la revista Un caño–, contenidos para teléfonos celulares y un nuevo ciclo, Teikirisi.
Por Emanuel Respighi
Visiblemente cansado por los varios trabajos paralelos en los que se encuentra embarcado actualmente, Matías Martin recibe al cronista de impecable ropa sport. Aunque su vestimenta informal (jeans, zapatillas y buzo deportivos) parecería indicar lo contrario, quien se hizo conocido masivamente en la década del ’90 como periodista deportivo puede decirse que en la actualidad se convirtió en un empresario multimedia. Afianzado al frente de Fatto in Casa, la productora que posee junto a Damián Kirzner, el muchacho de (poco) pelo rubio “gasta” su tiempo produciendo espacios televisivos, gráficos, radiales y hasta telefónicos (ver aparte). Un nuevo status que parecería no cambiarlo demasiado, ni en sus formas ni en su espíritu. “Estoy aprendiendo a convivir con el rol de empresario. Creo que estoy mejor hoy que hace un año, cuando no me sentía cómodo para nada. Yo no tengo alma de jefe. Soy de hacerme amigo muy fácil de la gente”, admite ante Página/12. Según dice, dentro de la productora, Martin se mueve y lo tratan como uno más. “A mí me gusta que sea así. Qué sé yo... ¡ya vendrá el tiempo para volverme garca!”, dispara, entre risas.
Cultor de la amistad y las relaciones horizontales, Martin charla con total naturalidad, de la misma forma con la que intercambia chistes con sus empleados o muestra las fotos de su viaje al festival Live 8 (“justo un día antes de los atentados a Londres estuve 10 minutos en Edgware Road, una de las estaciones atacadas”, relata, incrédulo). Al igual que lo que se percibe en su programa de radio (Basta de todo, de lunes a viernes de 14 a 18 por La Metro, 95.1) o en su extinto ciclo televisivo ardetroya, en la casona que sirve como sede de la productora reina la buena onda entre una troupe de empleados que en ningún caso superan los 35 años. “La onda hippona me puede”, se sincera. Será por ese particular encanto que tiene por la amistad que Martin estrenará en TV Teikirisi (desde el próximo miércoles, al término de Casados con hijos, por Telefé), un ciclo de humor que tendrá el sello relajado de sus incursiones mediáticas.
“Teikirisi es un ciclo que no se parece a nada, con estilo propio”, se anima a explicar Martin. “No se parece ni a CQC, ni a ShowMatch ni a Aunque usted no lo viera, ni a Nico ni a ardetroya. Es un programa distinto, que tiene una estética propia y mucha identidad”, detalla. “Será un ciclo que tiene mucho humor. Creo que lo más interesante del programa es que tiene un equipo completamente nuevo. Eso tiene mucho valor. Entre tanta figurita repetida en la tele, hoy poner un elenco nuevo es un paso de audacia que refresca la pantalla. Así como en ardetroya debutaron Seba Wainraich, Gaby Schultz, Juan Minujín, Diego Ripoll, en este programa debuta un nuevo grupo. Y esta vuelta vamos a asegurarnos de que no nos lo roben como la vez anterior.” Acompañando a esas caras nuevas para la TV, en el ciclo estarán los ya conocidos Diego Ripoll como “locutor en on” y el actor Fabio Alberti, interpretando a una de sus extrañas criaturas humorísticas.
–Hace un tiempo, Sebastián Wainraich decía que ardetroya no había funcionado porque eran como “una banda de amigos” que confundían trabajo con amistad. ¿No tiene temores de que en Teikirisi, donde se vuelve a rodear de amigos, le pase lo mismo?
–El programa duró ocho meses, pero la sensación es que no nos fue bien. Ese es un análisis de Seba, no sé si es la verdad. Aunque entiendo que en aquel momento nos guiaba cierto espíritu amateur. Creo que en Teikirisi se va a percibir la evolución de Fatto in Casa. Cuando hacíamos ardetroya estábamos metidos en un departamento de dos ambientes; ahora estamos en una empresa propiamente dicha, con personal fijo. Hoy, yo siento que soy un empresario, chico pero empresario al fin. No vamos a repetir errores del pasado. En lo que dice Seba hay algo de verdad: soy de trabajar con gente con la que tengo una relación de mucha confianza. Además, el plus de”atendido por sus dueños” es un valor extra que no te lo dan otras productoras.
–En sus ciclos, sean radiales o televisivos, siempre hay como una atmósfera de amistad entre quienes lo hacen y que le llega al espectador.
–Me gusta trabajar con gente en la cual confío, con los que tengo una relación cercana. La amistad es algo que valoro mucho. Busco rodearme de gente en la que puedo confiar más allá de su profesionalidad. Se me haría muy difícil, de lo contrario. Sobre todo si lo que uno quiere es mostrar un producto genuino y auténtico, no se puede hacer desde lo ficticio. Yo busco tener una relación estrecha con la gente con la que trabajo o con la que me interesa trabajar. Me parece que eso suma. No me gusta esa línea de conducción vertical en la que uno es el jefe y los tiene a todos con miedo a ser despedidos. Esa gente que dice “mirá que te echo” a cada rato, en forma de chiste, me parece de cuarta. No es mi manera. Si me como un garrón porque me hice demasiado amigo, aprenderé de eso. Pero la dirección verticalista no me va.
Su incursión al frente de Teikirisi no lo alejará de su rol de conductor de Aunque usted no lo viera (martes a las 23, por Telefé), el programa de bloopers y rarezas televisivas que empezó como una idea de dos especiales y ya va por más de una veintena de emisiones. “Es un programa que seguirá al aire mientras siga midiendo. Creo que tiene un formato interesante: son veinte chistes en una hora. Pero el programa que quiero hacer hoy es Teikirisi. Es un ciclo propio: lo ideé, lo conduzco y lo produzco.”
–¿Qué tipo de programa va a ser Teikirisi?
–Va a ser un programa de humor, que se propone estar al margen de este salvajismo en el que se maneja la tele. Entre tanto tiroteo mediático, la idea es que los espectadores bajen un cambio y se diviertan antes de irse a dormir. Va a haber monólogos, sketches, actuaciones, informes y entrevistas. Va a ser un programa de humor, tan simple como eso, pero también tan inaudito para la TV de estos tiempos.
–¿La idea es trasladar el espíritu de ardetroya y Basta de todo? Sus programas, sin importar el formato, ¿siempre mantienen una línea?
–En este caso no planteamos trasladar el espíritu de Basta..., porque sería muy difícil hacerlo. En la radio es donde yo me siento más cómodo, más auténtico y donde más parecido a mí mismo soy. Fui aprendiendo que en la tele uno va haciendo un personaje. Estoy agradecido de haber aprendido eso, porque antes quería ser yo mismo, y eso es algo imposible. En la TV, como se maneja ahora, no va a haber nunca un programa que te represente en un ciento por ciento.
–Pero, desde su función de productor, se puede acercar más a esa idea..
–En Aunque usted no lo viera, yo soy un muñeco: hago un grotesco, pongo caras y exagero para acentuar lo divertido... En Teikirisi soy mucho más parecido a lo que soy fuera de las cámaras.
–¿El hacerse productor perseguía la idea de poder hacer sus propios programas, sin filtros ni mediaciones?
–A mí no se me ocurrió abrir una productora sino que me ocurrió. No me lo planteé. En su momento me encontré con mi socio, con Damián, para pensar en hacer ardetroya, con quién y cómo, y nos entusiasmamos tanto que armamos la productora. Nosotros tenemos otra manera de querer hacer las cosas, de relacionarnos con nuestro equipo. Tener una productora hoy es una oportunidad interesante, porque las productoras que rompieron el mercado, que fueron transgresoras, hoy son las dueñas de la industria: 4K es más grande que el 13, Pol-ka mucho más que el 7... Hoy son más importantes las productoras que los canales. Los canales, a veces, son sólo una pantalla. Me parece que ese espacio de productora chica, sin compromiso, que se la juega por lo que tiene ganas de hacer, está medio vacante. Parte más de un interés de hacer cosas que de ganar guita a lo pavote. No me veo haciendo programas como Call TV.
–Observando cómo se maneja en la productora, no parecería que Fatto in Casa sea una productora personalista...
–Yo soy más de dejarme llevar que de arrear a todo el mundo. En todos los programas de radio que hice nos juntamos y tiramos ideas, pero más bien somos de ir para donde nos lleven las cosas. En general, nos vamos dejando llevar. Cuando conduzco, yo no estoy evaluando con cabeza de productor todo lo que pasa durante todo el tiempo. Aun cuando propongo cosas, soy de delegar y confiar en el productor, porque ésa es una manera de reconocer su trabajo y de tomar confianza. Aborrezco la conducción vertical: si vos sos el único que decide, el día que te enfermás nadie sabe qué hacer. Cuando era empleado me era más fácil. Ahora tengo una responsabilidad grande, mucha gente depende de Fatto. Pero estoy tan al palo que no estoy pendiente de saber cuántos cheques firmé en el mes.
–¿Se siente un conductor, y ahora productor, “generacional”?
–No sé. Me han ofrecido conducir un programa para chicos, me convocaron para hacer un comercial para una gaseosa “porque recortás muy bien en madres” (como me dijo un productor), he hecho programas populares como Fugitivos, Coincidencias o Aunque... Yo ya no entiendo más nada. Lo que siento es que mis programas generan cierta pertenencia, que hay mucha gente que siente que soy algo más cercano a su onda. Pibes de 30 o veintipico sienten que les hablo directamente a ellos. Y no está mal: yo me identifico más con ellos que con el empresario de saco, corbata y aire de yuppie.