ESPECTáCULOS
• SUBNOTA
Testimonios del horror cotidiano
El documental Juicio a las Juntas: el Nuremberg argentino es un relato coral de aquellos años en que el horror se esparcía por el país. Y las similitudes con Nuremberg, donde fueron juzgados los nazis luego de la Segunda Guerra Mundial, quedan bastante claras, y a su vez la versión criolla del juzgamiento parece por momentos superadora de aquella otra.
Están las imágenes originales, muchas nunca vistas, del juicio en el que Julio César Strassera oficiaba de fiscal de un país ensordecido de espanto. Tan ensordecido estaba que no pudo escuchar en aquel momento lo que se estaba juzgando. Juicio... es un relato cronológico en el que se mezclan testimonios que hablan de espalda a la cámara de ATC al jurado; y han sido nuevamente entrevistados y ahora ofrecen su rostro frente a cámara. Pero también han quedado retratadas bizantinas discusiones de los abogados defensores pidiendo tener “un mejor lugar en la sala” (eran 22 defensores, contra 2 fiscales) y la costumbre de usar papelitos entre los jueces para comunicarse y la poca importancia que les dieron a las constantes amenazas de bombas que sufrió el estrado.
Miriam Lewin relata sus días en “La Pecera” de la ESMA y esas noches insoportables donde la sacaban a pasear por Buenos Aires para cenar en lujosos restaurantes; Mario Villani, un detenido en el “Club Atlético”, que relata con detalle cómo se venció a la idea de “arreglar” una picana, pero le dio una tensión más leve para que no hiciera tanto daño. Y también está, en la otra vereda, el marino Jorge Carlos Rádice, que aseguraba simplemente “ejecutar la orden impartida por mi superioridad” y asegura no recordar si alguna vez le tocó disparar contra un ser humano ante el abucheo generalizado. El tragicómico testimonio del mendocino Angel Bustelo se funde con los relatos memoriosos de Alejandra Naftal y el valioso recuerdo de Carlos Muñoz que dice haber visto en su propio cautiverio microfilms de los “detenidos” donde alcanzó a contar unas 5000 fichas que tenían la letra “L”, de libertad y “T” de traslado. La “T” en verdad significaba la muerte.
Nota madre
Subnotas