ESPECTáCULOS
Dos miradas cumbieras
- Gonzalo Ferrer, líder de Amar Azul. La cumbia siempre fue romántica. Eso que dicen que la cumbia villera es para los villeros es mentira, es un mito comercial. Los pibes de la villa, o los pibes que están presos y tienen más o menos treinta años, toda la vida escucharon cumbia santafesina, cumbia de amor. Ahora está de moda hacerse el tumbero, pero a un pibe que roba le cae muy mal que venga un cantante y le diga “¡aguante los chorros!” En cambio cuando vos le vas con respeto y le hacés escuchar una buena cumbia de amor, le reva. Es mejor cantarle con respeto a esa gente, en vez de hacerte el delincuente. La cumbia no tiene nada que ver con eso. La cumbia es bailar, joder, pasarla bien, no es bardear a un policía o a un gobernante. A mí me gusta la cumbia testimonial santafesina, que muestra los problemas pero no bardea. Y eso es Amar Azul: mezcla de amor y temas sociales. Cada región de la Argentina tiene su cumbia. Y la zona norte, de donde salió la cumbia villera, es la zona más repugnante, la que nunca tuvo identidad propia cumbiera: se escucha lo que se pone de moda, igual que en la Capital.
- Gastón, cantante de Eh! Guacho. Hasta hace un año yo hacía romántico, y ahora me lancé como cantante de cumbia villera. Mi único punto de vista es hacer divertir a la gente. Empecé en esto hace cinco años. Primero tocaba el güiro en el grupo Luz, que hacía norteño; en el 2000 me largué como cantante en Amor Prohibido, que hacía romántico. Después salté a laburar de verdulero y ahora canto cumbia villera, que es un género como cualquier otro. El que lleva la música en el alma tiene que tocar norteño, folklore, tango, lo que sea. Incluso a los pibes más zarpados les cabe que vengas de un grupo romántico, no sé por qué. Yo no digo mucho de dónde vengo, pero se las dejo picando, y de última ellos me conocen. Fijate: Pablo Lescano tocó en Amar Azul, el pibe de La Base estaba en RED. Lo que cambia es el público. Los bailes son los mismos, pero toda la vagancia no va ver a los románticos. El público de la villera es más agitado, a pleno. Entre los músicos está todo bien. Me encanta lo que hace Sebastián, que es un pibe rehumilde, muy buena gente.