ESPECTáCULOS
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Cartas a la perrita Dulce
Tal vez más sorprendente que la rentrée escénica sea la faceta de la Leblanc escritora. Dice que durante veinte años apuntó en un extraño cuaderno de viajes e impresiones que llamó Pensamientos, y que podría editarse en 2004, en el cual no elude la metáfora social. “Le hablo a mi perrita Dulce como si fuera la Argentina. La comparo con el país: su naricita es el petróleo, su pecho es el campo –adelanta–. Le pido que nunca se deje apadrinar, que no busque el proteccionismo de nadie para que no se aprovechen de ella.” La perrita Dulce es su fuente inspiradora y su vínculo físico más constante. Dice que no viaja sin ella, porque cuando la dejó “la internaron en terapia intensiva y le pusieron una agujita con suero”. La perrita le ladra alrededor, y ella se la sube, se la frota por el cuerpo, la pasa de una a otra mano con la destreza que no permitiría a nadie más. Si Pensamientos incluye el retrato minucioso del animal es por una declaración de principios: “No puedo vivir sin ella”.
Nota madre
Subnotas