En la trayectoria artística de Lito Cruz, el director y maestro Carlos Gandolfo tuvo gran significado. Cruz cuenta que en 1963, encontrándose en Lima, decidió estudiar teatro en la Universidad Nacional de Santiago de Chile. Recuerda que uno de los profesores que le tomó examen de ingreso fue Víctor Jara. Se casó en Chile, y allí vivió hasta que en 1966 Gandolfo lo convocó para trabajar en Salvados, obra del inglés Edward Bond, tan cruda e implacable que provocó escándalo cuando su autor la estrenó en 1965. De la versión local participaron Dora Baret, Jorge Mayor, Roberto Carnaghi y Arturo Maly. Salvados fue prohibida: “Era la época de Onganía. Tuvimos que hacer una función para los censores en la Sala Planeta. Cuando le dijeron a Gandolfo que debía cortar escenas, él se negó y pasamos a otra etapa.” En realidad, Cruz conoció a Gandolfo antes, en La Máscara, adonde había ingresado como técnico de luces. “Augusto Fernandes daba clases y con Federico Luppi y Martín Adjemian nos anotamos como alumnos”, memora. “En el elenco de La Máscara estaban Flora Steinberg, Agustín Alezzo, Pepe Novoa..., y Hedy Crilla comandaba (Esta actriz, directora, docente y teórica austríaca desembarcó en Buenos Aires en 1940, luego de un periplo que inició en 1933, en Alemania, donde se había instalado). “Atravesamos épocas de cierre de salas. Decían que éramos izquierdistas, pero nos mantuvimos unidos. Con Fernandes dirigiéndonos llevamos Lo alto, lo largo y lo corto en gira por La Plata y Azul. Después la maestra Crilla, el eslabón que nos unía a Stanislavski, me llamó para que la ayudara en las clases y me fue entusiasmando por la docencia. Eso fue en 1973. He aprendido todo de ellos. Gandolfo tenía una fortaleza admirable. Sobrellevó la enfermedad durante treinta años, trabajando siempre cuando ésta le daba un respiro. El es parte de mi vida y de mi profesión. Mis hijas Alejandra y Micaela se criaron con los hijos de él y Dora. Alejandra hizo la traslación de Hughie porque conoce bien el slang de Nueva York, donde vive.”