ESPECTáCULOS
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La ficha
La Fura del’s Baus comenzó como un modesto grupo de teatro callejero, a fines de los años ’70. En 1983, con su primer montaje, Accions, irrumpieron en la escena teatral como un grupo que mezclaba diversos recursos escénicos, echaba mano de las nuevas tecnologías y, sobre todo, hacía participar del montaje directamente a los espectadores. Rápidamente se transformaron en un fenómeno de público (en 26 años los fueron a ver más de tres millones de espectadores, en su mayoría jóvenes), casi como la marca registrada de una nueva manera de hacer teatro. Y también de administrarlo. Así, cada uno de los seis directores de La Fura va encarando distintas obras y las va presentando alrededor del globo. “Pero lo nuestro no son franquicias, no es un trabajo diseminado”, se ataja Tantiñá. “Tenemos la gran suerte de ser un grupo sin líder. Somos seis socios, y nuestra forma de trabajo es la siguiente: uno tira una idea en medio de la mesa y todos practicamos el método de fricción, o sea, nos peleamos mucho. Nada pasa si no pasa esta primera etapa. Después, uno, dos o tres de nosotros tomamos a cargo esa idea y la llevamos a la práctica. Esto permite que cada uno tenga su particular forma de realización, y por eso podemos estar haciendo algo como Obit y a la vez una ópera, por ejemplo”, explica. Así, mientras Tantiñá está aquí con Obit, otro director, Carlos Padrissa, lleva Naomon, una instalación montada en un barco, por las costas españolas. Y otro director, Alex Ollé, está trabajando con el argentino Javier Daulte, reclutado especialmente, en la adaptación de La metamorfosis de Kafka, entre otros proyectos. “El resultado es que, en estos cuatro o cinco meses, todos tenemos mucho trabajo”, dice Tantiñá.
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