Mié 13.03.2013

LA VENTANA  › MEDIOS Y COMUNICACIóN

Pensar las redes

Las redes, sus posibilidades, las alternativas que surgen y los límites que aún persisten fueron debatidos en un seminario organizado por el Ente Público Espacio Memoria. Manuel Barrientos y Victoria Linari presentan aquí los principales temas del intercambio.

› Por Manuel Barrientos y Victoria Linari *

Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación redefinieron las concepciones que teníamos, hasta hace poco tiempo atrás, sobre el tiempo y el espacio. De forma instantánea, hoy se puede estar conectado con diferentes partes del mundo. En ese marco, las redes sociales inciden en la construcción de la agenda pública, en interacción con los medios de comunicación tradicionales. ¿Qué modificaciones generan las nuevas tecnologías en el ejercicio actual del periodismo y de la prensa institucional? ¿Qué cambios provocan sobre el concepto de noticia? ¿Cómo se redefine la idea de “primicia”? ¿Qué transformaciones se generan en la rutina periodística y en la forma de hacer prensa institucional. ¿En qué medida se constituyen en un “medio propio” para instituciones y periodistas? ¿Cuáles son sus potencialidades y cuáles son sus límites?

Ese fue el disparador del taller sobre periodismo y redes sociales que organizó el Ente Público Espacio Memoria (ex ESMA) en febrero, en el que participaron equipos de prensa de organismos de derechos humanos, instituciones públicas y organizaciones sociales y sindicales. Gisela Busaniche, periodista de Telefe Noticias y conductora del ciclo de Canal Encuentro En el medio; Sergio Ranieri, ex jefe de redacción de las revistas La Maga y Debate, y Federico Poore, editor de la revista Debate, fueron los panelistas invitados que pusieron en común sus experiencias sobre el uso de las herramientas digitales.

El incremento de la velocidad en el flujo informativo que genera la aparición de las redes fue uno de los ejes centrales del taller. Los panelistas coincidieron en resaltar que las redes actúan como potenciadoras y multiplicadoras del efecto de “estar transmitiendo las noticias en tiempo real” que ya se había instalado con el directo televisivo. En ese sentido, Ranieri destacó que Twitter tiene un gran poder de transmisión instantánea de la información. “Es un acelerador de partículas informativas”, sintetizó. Así las noticias envejecen velozmente y el presente efímero se transforma en pasado, tapado por un nuevo acontecimiento. Los medios corren detrás del vértigo de las redes sociales, que los obligan a transformar su lógica narrativa de los medios. Exigen, también, repensar la prensa institucional, que debe intervenir en esa marea cada vez más amplia y veloz de noticias.

Poore advirtió que un mal manejo de las redes sociales puede generar una crisis de la imagen institucional, lo que obliga a seleccionar y respetar un tono y un registro determinados. El crecimiento constante de la masividad de estas redes hace que los organismos y las grandes empresas entiendan que tienen que “estar ahí”. Pero ante esa avidez, es necesario pensar la especificidad de cada medio antes de pensar en acciones de prensa institucional. Así, ejemplificó que Facebook no tiene las limitaciones espaciales de Twitter, pero allí los comentarios de otros usuarios son más visibles y obligan a dar respuesta a cada uno de ellos.

Otro de los fenómenos sobre el que debatieron los expositores fue la irrupción de audiencias activas y críticas que generan las redes y, de forma paralela, las grietas que representan para la credibilidad del periodismo. Busaniche se refirió a que desde la crisis de 2001 –y luego especialmente desde el conflicto entre el Gobierno y el campo– se produjo un cambio de paradigma con la aparición de lecturas críticas sobre los medios masivos. Por eso, explicó que se asiste a la caída de ese telón de supuesta objetividad que tenían los medios y ahora empiezan a leerse en relación con los intereses que los sustentan, no sólo en la Argentina sino en gran parte de América latina. “Hoy los periodistas estamos siendo visualizados, indagados, por esos lectores críticos que ponen en jaque la credibilidad de los medios”, señaló. En esa línea, Ranieri recomendó el libro Hackear al periodismo, de Pablo Mancini, y explicó que “hoy existen lectores menos ingenuos, porque esas lecturas de los diarios llegan tamizadas por lo que se comenta en las redes”.

Ante este nuevo contexto, las redes abren una posibilidad para comunicar aquellas noticias que suelen quedar marginadas en las agendas de los medios hegemónicos, como sucede con buena parte de la información vinculada con los derechos humanos y los juicios por crímenes de lesa humanidad. Con todo, Ranieri advirtió que la supuesta “igualdad” de la web tiene “componentes ilusorios”, dadas las enormes asimetrías de recursos entre quienes interactúan en ella. Y Busaniche recordó que, pese a la masividad que adquirieron Facebook y Twitter en los últimos años, aún persisten grandes brechas digitales que hacen que sectores muy amplios de la población no estén en las redes sociales y se informen por los medios tradicionales.

* Licenciados en Comunicación, UBA.

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