LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACIóN
Desde Córdoba, Andrés Dunayevich y Nora Gómez presentan una serie de cortos documentales que relatan diez historias de transformación social llevadas a cabo por personas reunidas en equipos por una misma pasión.
› Por Andrés Dunayevich y Nora Gómez*
Desde Córdoba
“En tiempos de incertidumbre y desesperanza, es imprescindible gestar proyectos colectivos desde donde planificar la esperanza junto a otros.”
Enrique Pichon-Riviére
Al principio el concepto de héroes no nos satisfacía por su remisión a la acción individual –una persona que viene a salvar al resto– pero al agregarle la palabra colectivo surgió el binomio fantástico Héroes-Colectivos. El término se complementaba, creando una especie de oxímoron: dos términos opuestos que juntos formaban un concepto nuevo.
Cuando nos referimos a héroes, no estamos hablando de superhéroes, gente sobrenatural, sino de personas que emprenden un proceso de transformación social de manera colectiva. Una transformación social que está mucho más cerca de lo que creemos. Son historias que están en todos lados, en la música, en el arte, en el deporte, entre un grupo de mujeres organizadas, profesionales agrupados pensando más allá de sus propios intereses. Grupos que ponen en marcha sus sueños y que, al intentar cumplirlos, crean una mística de equipo que los lleva a hacer grandes o pequeñas proezas más allá de los resultados finales. En realidad, lo verdaderamente heroico es animarse a soñar y comenzar la difícil misión de construir un auténtico equipo, superando los intereses individuales, unidos por una pasión que los trasciende. El hecho de despojarse del narcisismo y sentirse parte de un todo para buscar el bien común, aunque parezca contradictorio, es lo que finalmente los transforma individual y colectivamente. En una sociedad de direccionalidad neoliberal, donde cada vez más somos empujados a realizar prácticas individualistas, lo colectivo por más mínimo que sea se vuelve revolucionario y transformador.
Desde El Ágora creemos que los grupos organizados a través de sus prácticas sociales pueden transformar la realidad. Todos sabemos que esto es muy difícil de lograr, requiere paciencia, perseverancia, continuidad, resistencia, superar conflictos hacia adentro y hacia afuera. Por eso, cuando finalmente se logra ese sentimiento de unicidad la sensación es muy poderosa y, por momentos, nos sentimos imbatibles.
El antropólogo Joseph Campell y el psicólogo Carl Jung han propuesto interpretaciones esclarecedoras sobre el camino del héroe, asociado a un viaje que realiza el alma conectada con los arquetipos que la humanidad ha modelado a lo largo del tiempo. El viaje acarrea siempre una transformación y un aprendizaje para el ser humano que lo realiza y que se convierte en “héroe” al descubrir potenciales interiores que no sabía que tenía. Durante su camino, la persona se encuentra con numerosas dificultades y adversarios hasta que en el momento justo antes de rendirse logra hacerse con la fórmula mágica, esa fuerza extra, la última que le queda para enfrentar y vencer a su oponente. En los documentales de El Ágora, el oponente es la realidad social a la que hay que modificar y el personaje son organizaciones o grupos en permanente movimiento, lucha y búsqueda constante de solucionar problemas.
Aunque la materia prima del documental sea la realidad, al abordar cada historia realizamos un recorte, una exageración o una simplificación. Nos permitimos esa licencia no porque no nos importe la verdad de los hechos, sino porque nos importa la verdad de los sentimientos que se viven en cada historia. Y porque la verdad, como dice Jacques Lacan, tiene estructura de ficción.
Esta serie nos permitió aprender sobre lo grupal, descubrir y encontrar en cada historia el punto donde entra en juego la magia de lo colectivo. Lo que nadie ve pero todos sienten. Nos referimos al realismo mágico del documental como el componente que nos sorprende, como relatos cotidianos de ficción tras lo cual encontramos personas (héroes) que son verdaderos artistas del hacer y que nos maravillaron con su pasión.
Dice Paulo Freire que “la práctica es lo opuesto al ‘relato del mundo’, a la versión del mundo que se nos impone”. Las personas que desarrollan estas prácticas imaginan otra versión del mundo y ponen esfuerzo, ganas y sueños para construirla. Pero lo más importante es que, en algún lugar de su hacer, han advertido que no hay héroes sino colectivos. Por lo mismo, nosotros desde El Ágora hacemos películas donde muchos son un personaje. Pueden verse en <https://www.youtube.com/user/elagoravideos>
* Asociación Civil El Agora.
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