En el bar de Segurola y Rivadavia, los parroquianos desayunaban el jueves con los canales de noticias. La pantalla mostraba el primer plano de un contenedor de basura: “Este es el viaje del cadáver de Angeles”, decía el periodista. Luego, en la estación Castelar, una señora estaba tirada en el piso, herida, y miraba más allá de la cámara: “Contame, contame”, la obligaba, zamarreándola, la mano que sostenía el micrófono. El mozo no lo soportó. “Esto es un asco. Lo lamento, señores, pero aquí se acabó el morbo”, dijo y apagó la tele.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux